LUNES Ť 21 Ť MAYO Ť 2001
Ť Manifiesto, álbum de reciente aparición del compositor
Electrónica y presencia humana, inquietudes de Rodrigo Sigal
Ť El fin de la producción, generar una relación entre quien escucha la pieza con situaciones particulares de la música
ANGEL VARGAS
Buscar las fronteras entre la electrónica y la presencia humana es una de las principales inquietudes, como compositor, de Rodrigo Sigal; "fronteras que pueden existir en el ámbito del timbre, del ritmo o de otras variables puramente musicales, pero que también existen en los espacios físicos".
Sin embargo, pocas son las obras que ha escrito para medios electroacústicos y, por diversas circunstancias, se ha centrado más bien en realizar piezas para diferentes combinaciones de instrumentos.
"Por ejemplo -comenta-, el Ensamble de las Rosas, de Morelia, acaba de grabar un disco compacto con una obra que se llama Lynx; tengo algunos cuartetos para cuerdas y piezas para instrumentos solo. Todo esto sin contar que he realizado varias creaciones para danza contemporánea y video independiente, además tuve mi época de vivir de componer jingles y música para radio y televisión".
De allí que la reciente aparición de su álbum Manifiesto, editado por el Centro de Investigación y Estudios Musicales Tlamatinime (CIEM) de México con el número CIEM006, le haya significado una valiosa oportunidad para abordar de manera total ese ámbito artístico que tanto le interesa.
El joven compositor, nacido hace casi tres décadas en la ciudad de México, requirió de poco más de un año para concretar este material e intervino en todo el proceso de su realización, que incluyó desde idear las obras, componerlas, encontrar intérpretes, apoyos económicos y en especie, hasta el diseño, la distribución y la promoción.
El proyecto se consolidó en 1997, comenta, con "el interés de componer música que utilizara el sonido que nos rodea, organizar el sonido que está dando vueltas todo el tiempo y ponerlo junto instrumentos 'de concierto'. Explorar la posibilidad de trabajar con colecciones de sonidos que tienen mucha información simultánea en lo que se refiere a su contexto, procedencia, etcétera, y convertirlo en material para pieza de cámara".
Así, al final, logró integrar un total de cinco obras en las que no sólo proporciona una lectura personal de los sonidos recabados, sino que explora el significado de los mismos en su relación con los instrumentos acústicos.
"Cada una de las piezas tiene una intención definida y un tema central. Con ello no es mi intención decir que en Lagarto, por ejemplo, se escuchan lagartos o que en Babel trato de contar la historia de ese mítico lugar", aclara Rodrigo Sigal.
"La intención es generar algún tipo de reacción o interés en quien escucha la pieza, en relación con cosas particulares que están presentes en la música. Por ejemplo en Fe me importa relacionar de manera directa la cantidad infinita de eventos relacionados con la fe en los que estamos auditivamente inmersos. En Dolor en mí la idea es coleccionar todos los sonidos posibles que tienen algún vínculo con el dolor en cualquiera de sus formas".
Egresado del CIEM, el joven autor formó parte del taller de composición de Mario Lavista durante varios años, también fue alumno de Juan Trigos y realizó algunos cursos con Franco Donatoni; en la actualidad realiza un doctorado en Londres.
Su incursión en la música con medios electrónicos, comenta, fue una elección poco consciente, en un principio. "Es decir, yo quería dedicarme a componer pero el hecho de comenzar a usar computadoras y grabar sonidos de todos lados y todo el tiempo, se fue incorporando lentamente".
El gusto por ella se lo debe a Paul Lansky, Francis Dhomont, Denis Smalley, Barry Truax y Kaija Saariaho. No obstante asume también como influencias desde a Rush, Los Beatles, Mike Oldfield y Jean Michel Jarré hasta a Shostakovich, Stravinsky, Sibelius y Glass, así como a Nono, Berio, Ligeti, Cage, Kurtag y Rautavaara.
Sigal concluyó recientemente una pieza para cello y cinta, Tolerance, que aparecerá pronto en un cd en Rusia, y está por finalizar una pieza para fagot y cinta, Twilight, comisionada por el Ministerio de Cultura en España. También trabaja en una obra de flauta y cinta para el mexicano Alejandro Escuer, y otra de marimba y electrónica para un músico estadunidense.