DOMINGO Ť 20 Ť MAYO Ť 2001

Ť En 10 años tiraron más de 8 toneladas de residuos tóxicos en la franja fronteriza

Maquiladoras, un riesgo para el medio ambiente

Ť Al menos 90% de las fábricas no cuenta con depósitos para desechos contaminantes

JOSE GALAN

En los últimos diez años las maquiladoras han tirado en la franja fronteriza México-EU más de 8 mil toneladas de desechos tóxicos. A pesar de que esa industria se ha convertido en una fuerte herramienta económica para el país, representa graves riesgos para el medio ambiente y el equilibrio ecológico, particularmente en la zona norte: 95 por ciento de la fábricas no tienen depósitos para su basura contaminante, como lo requieren las leyes mexicanas.

A nivel fronterizo, 30 por ciento de las maquiladoras dice regresar los residuos peligrosos a Estados Unidos, pero del restante 70 por ciento se desconoce el destino final de los desechos tóxicos, afirma la investigadora Miriam Alfie, del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, en el estudio La industria maquiladora de exportación.

México, añade, ha permitido la entrada de maquiladoras sin ningún tipo de control. Advierte que "no todas esas fábricas contaminan de la misma manera", pero subraya que se han convertido en un sector de la industria que utiliza más sustancias químicas tóxicas, como acetona, acetón, tolueno, metiletil, epoxy, tricloretileno, dicloro, etano, fluoruro de hidrógeno, hidríxico de amoniaco, ferrón o fluorita. Estos desechos han provocado enfermedades congénitas en niños fronterizos, como hidrocefalia, mielomeningitis y anencefalia.

Además, "se puede afirmar que, en términos reales, México no ha crecido con el programa de maquilas", señala el documento. "Hoy, frente a los acuerdos comerciales, la mayoría de los insumos y materias primas empleados en la producción maquiladora son de origen estadunidense, y sólo 15 por ciento son producidos en México", añade.

"Bajo el supuesto de que su instalación propiciaría un desarrollo de la industria nacional, en un primer momento esas empresas se concibieron como ensambladoras", explica. "Hoy resulta evidente el hecho de que así como crecen las exportaciones, de igual manera se elevan las importaciones, cancelándose de esta manera el posible beneficio que este tipo de industria le podría reportar a la planta productiva nacional".

Apoyo ilimitado

Al optar por este camino, descuidando además el tema ambiental, los gobiernos locales, sobre todo en la frontera norte -hay que recordar que yan existen maquiladoras en estados como Jalisco, Yucatán o México-, le han dado un apoyo ilimitado a la maquila: abundante fuerza de trabajo barata, calificada y semicalificada; recursos energéticos a un bajo costo; exención de impuestos hasta de 100 por ciento a la importación de materias primas y en la exportación de productos terminados; 100 por ciento de control sobre la propiedad; facilidades legales y aduanales; parques industriales e infraestructura física; comunicaciones, transportación eficiente y rápida por carreteras, ferrocarril, avión o barco; cercanía geográfica de centros industriales y de consumo en Estados Unidos; edificios para fábricas en venta o en renta, y renta de terrenos a bajo costo.

Sin embargo, luego de repasar la historia de la industria maquiladora de exportación, sobre todo en la frontera norte, la investigadora argumenta que "no resulta aventurado afirmar que en el presente económico nacional, señalado por una exigente globalización de las relaciones económicas, más que los grandes consorcios industriales, productivos y competitivos en el mercado mundial, pareciera ser que la rápida expansión de la industria maquiladora de exportación del país constituye una alternativa importante para impulsar la industrialización y para combatir los graves problemas de desempleo que sufren cientos de miles de mexicanos".

Advierte también "serios" riesgos: la maquiladora no es ajena al Tratado de Libre Comercio, que "se ha convertido en los hechos en un proyecto estratégico y geopolítico en la difícil competencia internacional entre capitales", y la apertura comercial no ha hecho lo suficiente para enfrentar los problemas de un desarrollo sustentable.

"Hasta donde sabemos, ni sus tecnologías ni sus particulares procesos de trabajo contemplan como prioritario los aspectos de contaminación ambiental producto de las materias primas utilizadas en su producción, ni mucho menos un manejo adecuado de los desechos tóxicos", señala.

Añade en su investigación que, lejos de proponer un desarrollo sustentable a largo plazo, el modelo maquilador ha aprovechado hasta las últimas consecuencias el medio ambiente y el espacio físico, "como si éstos pudieran ser considerados recursos infinitos", a una tasa de crecimiento anual de la industria de 1.5 por ciento.

Los problemas de contaminación se hacen presentes desde los años 80 en la zona fronteriza compartida con Estados Unidos: descargas de aguas residuales, domésticas e industriales, a los ríos Colorado y Bravo, en las principales áreas conurbadas de Tijuana, Ciudad Juárez y Matamoros.

Además, la emanación de gases tóxicos y metales pesados en el área del "triángulo gris" formado por las fundidoras de Sonora y Arizona, que han afectado a las ciudades fronterizas y que fueron objeto de controversias internacionales. Los proyectos de construcción de cementerios nucleares y de desechos tóxicos en lugares cercanos al río Bravo en las fronteras de Chihuahua y Coahuila, como Sierra Blanca, Kinney, Fort Hancock y Hudspeth, la mayoría en condados fronterizos de Texas. Además, el movimiento transfronterizo de desechos tóxicos generados por la industria maquiladora, muchos de ellos enterrados clandestinamente en territorio mexicano.

Para la investigadora, los programas como el Frontera XXI "han logrado muy poco frente a la acumulación de residuos tóxicos y su pésimo confinamiento en la región fronteriza. Continúan como una amenaza sin precedentes para el país".