DOMINGO Ť 20 Ť MAYO Ť 2001

Ť Los grupos se fortalecieron con el reciente arribo del EZLN al DF: funcionarios locales

Surge en la ciudad un movimiento indígena de carácter social y político

Ť Más allá de dotación de servicios, sus demandas están relacionadas con la afirmación de su identidad, el respeto a su territorio y un mejor funcionamiento de los órganos de justicia

RAUL LLANOS SAMANIEG

En el Distrito Federal está en surgimiento un movimiento indígena urbano, cuyas demandas ante la autoridad van más allá de la dotación de servicios o permisos para vender en la vía pública, y se orientan cada vez más al respeto y afirmación de su identidad y a la exigencia de un mejor funcionamiento de los órganos de administración y procuración de justicia, consideraron Luz Rosales, directora de Equidad y Desarrollo del gobierno local, y Pablo Yanes, titular de Atención de Asuntos Indígenas de esta dependencia.

Entrevistados por La Jornada, los funcionarios mencionaron que este resurgimiento de carácter político y social se hace patente a partir del movimiento indígena de 1994, en Chiapas, y se fortalece en la medida en que los pueblos originarios del DF se reorganizan para influir cada vez más en la definición de las políticas públicas locales. Señalaron que frente a esa situación hay una carencia de leyes que atiendan la problemática específica de esos grupos.

Frente a este proceso, dijo Pablo Yanes, "necesitamos una imagen social distinta de lo indígena, porque la imagen predominante es que esa población está en el comercio en vía pública o inclusive algunos los sitúan en un estado de indigencia, y no es así. Si algo es diverso en la ciudad de México es lo indígena, y encontramos un espectro extraordinariamente amplio".

La cuestión, añadió, es que la formación cultural predominante de los capitalinos nos lleva a situar a los indígenas en una condición de permanente estado de inferioridad social, pero por el contrario, hay un proceso de movilización muy grande, es decir, hay presencia indígena en el magisterio, en los medios de comunicación, en la industria de la construcción, en los cuerpos de seguridad; "entonces, debemos entenderlos no como grupos sociales que nada más requieren atención, sino también como sociedad en movimiento creciente".

Luz Rosales, a su vez, expresó que a partir del movimiento zapatista en 1994, se dio un resurgimiento en la vida política de los grupos indígenas, que se fortaleció con el reciente arribo de los integrantes del EZLN a la ciudad de México. Entonces los pueblos originarios se unieron, se reorganizaron y convocaron a la población, "y yo creo que ahí hay un surgimiento importante de un planteamiento político de su propia existencia, de su propia razón de estar, de influir en la política pública".

A raíz de eso, se dio un proceso organizativo muy importante, de transformación del horizonte de la demanda indígena en el DF. Hasta hace tres años, dijo Pablo Yanes, las exigencias tenían que ver simplemente con la dotación de servicios y la problemática del comercio ambulante. Hoy, añadió, no han abandonado esas peticiones, pero "también encontramos cada vez más demandas de respeto y afirmación de la identidad; del funcionamiento de los órganos de administración, procuración e impartición de justicia.

"Encontramos una creciente vinculación con demandas nacionales del movimiento indígena y en relación con el asunto del territorio y las formas de representación política, y respecto del control de sus propios recursos naturales; estamos en presencia del surgimiento de un movimiento social y político indígena de carácter urbano, que cada vez apunta más hacia asuntos de orden estratégico", destacó.

Interrogada respecto a la forma en que deberá actuar el gobierno local ante dicho surgimiento, Luz Rosales dijo que las respuestas de la autoridad tienen que enfocarse a un reconocimiento de fondo de lo que significan las poblaciones indígenas, entender la esencia de sus motivaciones políticas.

Habría también que trabajar con ellos muy estrechamente para ver cuáles políticas resolverían de manera más efectiva sus exigencias en materia de tierra, de reconocimiento de sus derechos y de su cultura, expuso.

Por lo pronto, concluyeron, se tendrá que presionar para contar con un marco jurídico que atienda la problemática específica de los grupos indígenas de esta ciudad, pues hay un fuerte rezago en la materia, lo que ha hecho que muchos de ellos sean "invisibles" para la legislación local.