DOMINGO Ť 20 Ť MAYO Ť 2001

SEMANA POLITICA EN ESTADOS UNIDOS

Ť Campaña de Bush para "vender" su programa energético

Ť Disfrazado como un regalo, sólo beneficia a unos cuantos

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington, 19 de mayo. El presidente George W. Bush lanzó esta semana una campaña para promover su nueva política energética, una iniciativa que directamente beneficiará a las grandes empresas del ramo, pero que según insiste la Casa Blanca es para bien de todos, hasta del medio ambiente; de veras.

Su primer paso fue convencer a una am-plia agrupación de sindicatos nacionales (sus hasta ahora enemigos políticos) de que la construcción de nuevas plantas energéticas y proyectos de exploración y transporte de petróleo, carbón y hasta energía nu-clear resultará finalmente en miles de nuevos empleos para los trabajadores agremiados, e insistió en que a cada paso se cuidará el medio ambiente.

El nuevo plan nacional de energía presentado por Bush el jueves pasado promueve un incremento en la oferta de energía sobre cualquier intento de promover la conservación de combustible y reducir demanda. La propuesta incrementa dramáticamente la exploración y producción de pe-tróleo, gas natural y electricidad, junto con nuevas iniciativas para reactivar la construcción de plantas de energía nuclear.

Pero enterrado entre los detalles del plan de 105 puntos hay otras recomendaciones, como la de que la Agencia de Protección Ambiental afloje sus normas, y la implementación de leyes federales ambientales para asegurar que éstas no obstaculicen la construcción de nuevas plantas energéticas y refinerías de petróleo.

El argumento detrás de esta propuesta de aflojar las regulaciones ambientales es que una de las principales causas del incremento de precios de gasolina es la falta de refinerías, lo que se debe a que las empresas no han querido construir más, porque se ven obligadas a cumplir con normas ambientales costosas y complejas. El vicepresidente Dick Cheney, quien coordinó el desarrollo del nuevo plan energético, ha ordenado una revisión de 90 días de las leyes ambientales que regulan las refinerías.

Esta revisión será importante no sólo para nuevas plantas, sino para muchas de las ya existentes y que son altamente contaminantes. El periódico The New York Times reportó este sábado que al menos la mitad de las 152 refinerías existentes en el país no cumplen las leyes federales de control de contaminación y que ahora las empresas petroleras esperan poder evitar hacer los ajustes costosos necesarios en esas plantas, si el gobierno del presidente Bush ordena aflojar estas normas.

El plan también habla de hacer más eficientes las leyes que norman las plantas de energía nuclear (o sea, aflojar estas regulaciones) y hacer lo mismo para las plantas eléctricas que usan carbón. Pero los críticos señalan que esta relajación de las leyes am-bientales tendrá consecuencias serias a lar-go plazo para el medio ambiente. Para enfocar la atención sobre esta preocupación, la organización ambientalista Greenpeace tiró bush_energy cinco toneladas de carbón y varios barriles marcados con etiquetas que decían "desechos nucleares" frente la casa en Washington del vicepresidente Dick Cheney.

La organización nacional ambientalista Sierra Club también ha comenzado una campaña publicitaria en varios estados con imágenes de la famosa planta nuclear de Three Mile Island, donde se sufrió el accidente nuclear más serio en Estados Unidos en 1979, y cuya consecuencia fue efectivamente detener toda construcción de nuevas plantas nucleares en este país.

Además, líderes del Partido Demócrata también han atacado a Bush por propuestas que consideran harán gran daño ecológico, que no ayudan a los consumidores que en-frentan la supuesta "crisis" energética, mientras que benefician más que a nadie a las empresas energéticas.

El gobernador de California, Gray Davis, acusó hoy a Bush de proponer un plan que incrementará las ganancias de las empresas energéticas pero que no hace nada por apoyar a los ciudadanos con las alzas en los precios que pagan por energía. Davis señaló que California pagó 7 mil millones de dólares por energía eléctrica en 1999, pero que este año acabará pagando entre 50 mil millones y 60 mil millones.

La contraofensiva política de la Casa Blanca comenzó esta semana al ofrecer a algunos sectores tradicionalmente antipáticos a los republicanos incentivos para apoyar el plan. Bush convocó a líderes sindicales, incluyendo al de los Teamsters con un millon 400 mil agremiados, y los de la construcción, para indicarles que su plan energético prevé la construcción de más de mil nuevas plantas de energía a lo largo de los próximos 10 años, y que esta construcción resultará en miles de empleos para trabajadores en sus gremios.

Los sindicatos, muchos de los cuales han estado perdiendo empleos, y miembros rá-pidamente durante más de una década, ofrecieron su respaldo a las nuevas propuestas.

Bush, en su mensaje semanal por radio, argumentó que será posible incrementar la exploración y producción de energía y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente. Pero no enfrentó las críticas mas difíciles, como el mensaje desde California, en el sentido de que mientras los ciudadanos promedio están sufriendo severas alzas en sus cuentas de gasto para electricidad y gasolina, y aguantan apagones, las empresas energéticas están reportando incrementos en sus ganancias.

"Lo que está ocurriendo aquí pura y simplemente es un incremento de precios sin conciencia por parte de los grandes productores de energía, la mayoría de los cuales, por casualidad, tienen su sede en Texas (el estado de Bush) --afirmó hoy el gobernador de California--. Señor presidente, con todo respeto, lo insto a que se enfrente a sus amigos en el negocio energético y ejerza la responsabilidad exclusiva del gobierno fe-deral de asegurar que los precios de energía sean razonables".

La guerra de los energéticos en este país ha comenzado.