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Ť Lourdes Galaz
Toda una calca
El Plan Cheney sugiere la urgencia de un pacto con
México
El gabinete de Fox advierte crisis de energía
como en EU En puerta, el plan energético de Fox con capital privado
Como efecto reflejo del anuncio del plan energético en Estados Unidos, los comunicadores del foxismo organizaron una rueda de prensa allá en Reynosa, Tamaulipas. Ni tardo ni perezoso, el secretario de Energía, Ernesto Martens, se aprestó a advertir en el horizonte nacional el riesgo de una crisis energética. Hasta fue preciso en el pronóstico: ya en este momento hay una brecha de 15 por ciento entre la oferta y la demanda de combustible (gas natural) y para el 2006 la demanda será superior en 26 por ciento a la oferta. Martens fue más allá y reveló que están en construcción 26 plantas de generación eléctrica que para operar requieren gas natural. "Hoy lo importamos de Estados Unidos y en Norteamérica no lo hay", recuerda Martens. Luego pone el remache: la desinversión en producción de gas natural y en infraestructura eléctrica tiene en riesgo el crecimiento de la economía nacional... Ah, pero también avista una solución: "sería ilógico no aprovechar la oportunidad, si se presenta, claro, de exportar energía a Estados Unidos", sin afectar los requerimientos energéticos del país. Y aunque aclara que "no tenemos un pacto, no hemos firmado nada con el gobierno de Bush... sería de interés para los mexicanos venderles energía y darles un cariñito allá en el norte".
Con
interés, más aún con ansias, esperaba la administración
de Vicente Fox el anuncio de la política energética del nuevo
gobierno de la Casa Blanca. Por supuesto que los foxistas tenían
avances del plan de Bush, tan comentado por los mandatarios no sólo
en la Cumbre de Quebec de abril pasado, también en la última
visita de Fox a Washington la primera semana de mayo. Allá en la
capital estadunidense, el señor Fox declaró a los medios
que "nos será de mucha utilidad para planificar hacia delante" el
proyecto del vicepresidente Dick Cheney sobre la producción, fuentes
de abasto y mercados de la energía en América del Norte.
Y es que el Presidente mexicano ha ratificado en diversas ocasiones su
voluntad de participar en un amplio pacto energético con sus vecinos
del norte. También, por supuesto, el presidente Bush ya manifestó
abiertamente (rueda de prensa del 16 de abril en la Cumbre de Quebec) su
anhelo de que México aumente su capacidad de exploración
de energía, "abriendo la búsqueda de gas natural a empresas
norteamericanas (de Estados Unidos y Canadá), para que produzca
y exporte más gas y electricidad a sus vecinos". Sin duda el señor
Bush quiere también más petróleo, aunque no lo ha
dicho públicamente. Por lo pronto, Washington con su Plan Cheney
ofrece incentivos, empezando por un gigantesco mercado, inversiones, tecnología,
para que México maximice su producción de energía.
El presidente Fox y su secretario de Energía no están dispuestos a desaprovechar la oportunidad. Si la reforma fiscal no le cuajó al foxismo, esperan sacar adelante la enmienda para abrir el sector energético y la petroquímica al capital privado. Muy pronto se verá que los hombres del Presidente anuncian su plan energético siguiendo los lineamientos del Plan Cheney que, entre otras cosas, plantea una serie de 105 acciones para garantizar la oferta de energía en las próximas dos décadas a la economía estadunidense. Por supuesto que es previsible que las ideas plasmadas en la política de Bush ganen espacio en el gabinete foxista y que muy pronto estemos viviendo un nuevo impulso a la exploración y explotación de petróleo y gas y a la construcción de refinerías y plantas generadoras de electricidad (sobre todo en el norte del país), como en aquellos años del boom petrolero de fines de los setenta.
El plan energético que el presidente Bush anunció el jueves pasado señala "un desequilibrio fundamental entre la oferta y la demanda", y traza un cuadro sombrío que incluye altos precios de la gasolina y la electricidad, precios descontrolados para el gas natural con efectos caóticos en la agricultura, y la posibilidad de grandes y frecuentes apagones en el oeste y el noreste de Estados Unidos. "Norteamérica necesita un plan energético que enfrente nuestros retos en materia de energía", resumió Bush tras describir la escasez de energía en su país como la peor desde los embargos petroleros de la década de los setenta. Como se adelantó, el plan de Bush recibió de inmediato la oposición de los demócratas y de amplios sectores. En principio, el ex presidente Jimmy Carter, que vivió el impacto de la crisis petrolera de los setenta, acusó de alarmista a Bush y de pretender "inventar" una crisis energética para "hacer buenos negocios usando el poder de la Casa Blanca". El líder de los demócratas en el Congreso, Richard Gephardt, manoteando el documento de 163 páginas preparado por el vicepresidente Cheney lo compararía con "el informe anual de la ExxonMobil... y tal vez eso es lo que es". Sus comentarios tienen que ver con el pasado inmediato de Bush y de Cheney. Los dos han estado ligados a la industria del petróleo. Y las compañías petroleras fueron importantes contribuyentes a la campaña del Partido Republicano que los llevó a la Casa Blanca.
El tan influyente vicepresidente de Estados Unidos llegó a Washington con 27 años y una beca para trabajar con un congresista. No se movió del DC (Distrito de Columbia) hasta 1992, cuando Bush padre perdió la reelección contra Bill Clinton. Pasó 25 años metido en la política de la Casa Blanca con Nixon, y con Gerald Ford, el jefe de gabinete más joven de la historia con tan sólo 34 años. Como congresista y como secretario de Defensa con Bush padre. Y con todo, dice el hoy vicepresidente Cheney, "no me hice rico". Su fortuna la amasó en los últimos cinco años, que estuvo al frente de Halliburton, la mayor compañía de petróleo del mundo, con sede en Dallas, mientras Bush hijo hacía negocios con las petroleras y luego gobernaba el estado de Texas. Cuando regresó a la política en la campaña de Bush hijo por la Casa Blanca, Cheney recibía un sueldo de 4.5 millones de dólares al año, un retiro anticipado de 22.2 millones de dólares y una opción accionaria (stock options) en Halliburton de 14.5 millones de dólares. Tras una avalancha de críticas, Cheney habría renunciado a la opción accionaria cuando fue elegido vicepresidente, por aquello del conflicto de intereses. Aunque al presentar el plan de energía para la administración Bush esta semana, los opositores advierten que mucho del pasado empresarial y del presente político se mezclan en el Plan Cheney.
Y allá en Reynosa, tres gobernadores y el secretario Martens ayer mismo adelantaron algunos detalles de lo que muy pronto será el plan de energía de la administración Fox. Tomás Yarrington, de Tamaulipas; Fernando Canales, de Nuevo León, y Enrique Martínez, de Coahuila, informaron del desarrollo de la Cuenca de Burgos, que ampliará la oferta de gas natural. Con una inversión de 400 millones de dólares, la cuenca producirá mil 400 millones de pies cúbicos diarios de gas en el año 2004. El gobernador panista de Nuevo León lanzó la alarma. "Corremos el riesgo de quedarnos sin suficiente energía eléctrica y de frenar el crecimiento de la economía por la escasez de energéticos", diría Canales Clariond, y coincidió con Ernesto Martens en que el sector eléctrico está urgido de 5 mil millones de dólares de inversión anual, "que no tenemos", para garantizar la oferta de electricidad a 109 millones de mexicanos en seis años más. Los gobernadores y el secretario de Energía dieron los avances del proyecto foxista que, vale traer a cuento, comenzó a delinearse la primera quincena de marzo, cuando en la capital mexicana se realizó la quinta conferencia continental de ministros de energía. Entonces el ministro de Recursos Energéticos de la administración Bush, Spencer Abraham, reveló que Washington se propone la cooperación de los gobiernos vecinos para alcanzar la seguridad energética de Norteamérica... y de toda la región, obviamente.
EN 3 TIEMPOS
En los pinos redactan una ley indigena
Madrazo no quita el dedo del renglon
El ejercito de estados unidos inventa balas ecologicas
CREALO
O NO, ahora resulta que el presidente Fox estaría dispuesto
a "corregir" las deficiencias de las reformas constitucionales en materia
de derechos y cultura indígenas, recién aprobadas por el
Congreso. Y cuentan en Los Pinos que ya se prepara una ley reglamentaria
en la que "se recuperará la esencia de los acuerdos de San Andrés
Larráinzar", que pasaron por alto senadores y diputados. Y es que
los empeñosos comisionados foxistas para la paz en Chiapas y la
atención de los indígenas estudian los cómo y los
por dónde salvar los aspectos de la reforma constitucional que crearon
la inconformidad de la comandancia del EZLN. Asegura el comisionado Rodolfo
Elizondo que el gobierno de Fox "está decidido a emprender acciones
que posibiliten la distensión en el proceso para el diálogo
con los zapatistas"... Si ya no fue en 15 minutos, que la paz en Chiapas
sea... algún día.
ROBERTO
MADRAZO reapareció en los actos políticos de su partido.
Resulta que inventó "jornadas para fortalecer al PRI" y asistió
esta semana a varios actos partidistas en los estados, luego de entrarle
a los jaloneos del Consejo Político Nacional, que --siguiendo la
línea- aceptó a Rodolfo Echeverría como secretario
general del partido. El tabasqueño viajó a Coahuila y se
reunió con algunos, los suficientes, irredentos priístas
norteños. Según información de Notimex, también
asistió como invitado especial a la 15 asamblea del consejo estatal
priísta en Guanajuato, el viernes 18 de mayo. Allá Madrazo
insistió en que sigue firme tras el liderazgo nacional del tricolor,
y en la tierra de Fox descartó que los priístas voten a favor
de la reforma fiscal que trae en el insomnio a los foxistas. Para cerrar
la semana, arengó a la militancia tricolor regiomontana...
Y por Tabasco ni se aparece, dicen.
AUNQUE
el presidente Bush haya mostrado escaso interés en el cuidado
del ambiente, el ejército de su país quiere ser paladín
en la protección de la ecología. Tanto es así que
los soldados ya usan un nuevo tipo de municiones menos dañinas para
el ambiente, aunque tan mortíferas como las balas normales fabricadas
con plomo. El proyecto "anticontaminante" ha costado al Pentágono
unos 12 millones de dólares, de 1994 a la fecha. Las "balas verdes"
calibre 5.56 se fabrican para el fusil automático M-16, dotación
estándar de los soldados de Estados Unidos, que al año disparan
unos 200 millones de proyectiles, tan sólo en sus entrenamientos.
Según el Pentágono, las "balas verdes" reducen la contaminación
del suelo en los polígonos de tiro, pues están fabricadas
con tungsteno, un metal pesado menos contaminante que el plomo... Se dan
casos.
Venta de primavera. Sobre un dibujo de Nip Rogers, tomado del libro Notebook
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