¿LA FIESTA EN PAZ?
Museo taurino en Saltillo
Ť Leonardo Paez
PAIS DESMADRADO EN muchos sentidos --raíces vagas, orígenes rechazados, principios débiles, familias escindidas y violencia tan multiplicada como fomentada--, México difícilmente podría exhibir una fiesta de toros con otras características.
MARGINADA HASTA DONDE se pueda del mundito mitotero y seudo masculino de la tauromaquia, la figura materna resulta sin embargo, junto con el toro y el torero, el tercer protagonista del espectáculo, ya que son innumerables las ocasiones en que el público, hoy reducido a convidado de piedra que todavía paga por lo que a los empresarios se les antoje darle, recurre a ella.
ASI, MADRES VAN y madres vienen en la inmensa mayoría de los festejos taurinos que actualmente se celebran en México, y no porque el respetable sea malhablado o se solace en insultar, sino porque los metidos a taurinos no tienen límite en esto de abusar de la paciencia y buena fe de los espectadores.
MAMITAS DE EMPRESARIOS, ganaderos, matadores, subalternos, autoridades e inoportunos vendedores saltan pues a un primerísimo plano durante las "grandes faenas" a "arrogantes toros", ya que ni los diestros contratados tienen la convicción de superar a nadie, ni las pobres vacas puestas a parir han sido rigurosamente probadas en la tienta para ver si merecen ser madres de reses bravas, ni los jueces de plaza acusan el mínimo carácter para remontar imposiciones, ni los comerciantes deciden salir del templo, dada la deplorable liturgia que allí se ofrece.
QUIZA POR ELLO aficionados pensantes y actuantes decidieron crear en Saltillo, Coahuila, cuna del insuperable Maestro de maestros, el Museo Taurino Fermín Espinosa Armillita, con el apoyo decidido del gobernador del estado Enrique Martínez y Martínez y la eficaz coordinación del proyecto a cargo de Ariel Gutiérrez, director de Educación Ambiental.
NI CORTOS NI perezosos, como suelen ser los taurinos del país, atenidos siempre a las decisiones de otros o del centro, estos aficionados saltillenses por lo pronto ya adquirieron en el centro histórico de la ciudad una antigua casona de 800 metros cuadrados de superficie, la cual será habilitada como sede del citado museo.
"DE NINGUNA MANERA queremos que sea un acervo taurino colgadero, como la mayoría de los que hay en el mundo", ha dicho Ariel Gutiérrez, "sino un concepto moderno, activo, didáctico y abierto, capaz de interesar a los no iniciados, al público en general, en torno a esta rica tradición popular de unos cuantos pueblos y, por ende, urgida de ser apuntalada como el valor cultural que es".
DE INICIO SE cuenta con donaciones de coleccionistas renombrados como Emilio Chapa, quien gracias a su celo logró rescatar la mayor parte del museo taurino de San Luis Potosí, o como Rafael Flores, Leoncio Saucedo, Gerardo Almaraz y Carlos Vázquez, uno de los principales accionistas de la Plaza México, quienes generosamente han ofrecido parte o la totalidad de sus colecciones al Museo Fermín Espinosa Armillita, de Saltillo, cuyo fondo se ha visto igualmente enriquecido con insólitos y valiosos artículos y fotografías de espontáneos donadores pequeños, en un magno proyecto cultural que mucho honra la memoria del maestro y preserva el patrimonio histórico-taurino de México.