SABADO Ť 19 Ť MAYO Ť 2001

Ť Criticó el divisionismo y advirtió los riesgos del oportunismo, dice su hija Andrea

La izquierda santifica a Revueltas, pero no asimila su pensamiento

Ť Ediciones Era publica nueva versión de un libro de conversaciones con el escritor

Ť Apostaba por la libertad como un absoluto del hombre: Evodio Escalante

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

No obstante la veneración que se le profesa y de todo lo dicho y escrito acerca de él, aún no se ha estudiado suficientemente a José Revueltas. Hace falta bajarlo del altar en que se le ha colocado, desmitificarlo, sacarlo del nicho de santo y mártir de las buenas causas. Hace falta leerlo con atención, analizarlo, comprenderlo; recordar su honestidad intelectual y el rigor de su pensamiento político, de enorme vigencia en tiempos como los que se viven.

JOSE REVUELTASContribuir a lo anterior es lo que animó a Andrea Revueltas y Philippe Cheron a hacer una reedición del libro Conversaciones con José Revueltas, publicado originalmente en 1977 por la Universidad Veracruzana y agotado desde hace mucho. Respecto de la primera edición, la nueva que ahora publica Era ya no incluye entrevistas que en el curso de estos años fueron recogidas en otros libros. En cambio, ofrece diez nuevas, prácticamente desconocidas. La más antigua fue realizada en 1949 y la más reciente es de 1975.

El conjunto de las entrevistas --reeditadas para conmemorar el 25 aniversario luctuoso del escritor duranguense-- permite seguir con claridad el itinerario intelectual del autor de Los muros de agua. El libro fue presentado la noche del miércoles con la participación de los compiladores y del escritor Evodio Escalante.

José Agustín, por su parte, envió un texto en el cual afirma que Conversaciones... revela a un autor ''de quien supuestamente ya teníamos una idea bien hecha. O quizá el paso del tiempo ayuda, porque es evidente que en muchos aspectos Revueltas se adelantó a su época y ahora lo podemos entender mejor".

Un marxista sin partido

En las entrevistas efectuadas a partir de los años setenta, José Agustín encuentra que el autor de El apando ''modifica muchos de sus criterios". Para entonces ''ya es leyenda por su estancia en la cárcel, sus novelas oscuras y pesimistas y por su crítica al marxismo desde dentro". El movimiento del 68, del cual fue líder moral e intelectual, ''lo hace abandonar la idea de que el proletariado debe hacer la revolución, guiado por un partido obrero. Se declara entonces un 'marxista sin partido', reconoce la religiosidad de los militantes comunistas, ve a la izquierda sin ninguna contemplación, advierte la necesidad de que toda revolución social a la vez tiene que ser cultural y pide que en los partidos de izquierda haya 'pensamiento libre, sin autoritarismo, con democracia interna'".

Para Andrea Revueltas y Philippe Cheron, se comete un error al considerar al autor duranguense un ''dogmático" o ''un ultraizquierdista". Enfatizó Cheron: ''Es una visión equivocada. En estas entrevistas y en otros textos dice con claridad que está contra la guerrilla. Actuar en la espalda de las masas --decía-- es un error garrafal y es gravísimo. Su pensamiento es equilibrado y esa es una lección de Conversaciones..."

Andrea Revueltas destaca cómo estando preso en Lecumberri, después del aparente fracaso del movimiento del 68, su padre ya tenía la certeza de que ''el sistema político mexicano estaba completamente enfermo, corroído por el cáncer. Era un tanto paradójico decirlo en ese momento, cuando el movimiento del 68 había sido derrotado y él se encontraba preso. Pero para él, la violencia y la represión eran síntomas de la decadencia del sistema".

La hija del escritor subraya el espíritu radicalmente crítico de su padre, ''no sólo del poder existente, sino también de los defectos de la izquierda, del sectarismo, del oportunismo, el divisionismo". Cheron y Andrea Revueltas sostienen también que el autor de Ensayo sobre un proletariado sin cabeza se ha vuelto un mito para la izquierda, lo ha santificado, pero ''no ha sido suficientemente estudiado. No sólo como ejemplo de honestidad e integridad, sino en su tentativa de no caer en el ultraizquierdismo y tampoco en el oportunismo". Esta es una polaridad --asienta la hija del escritor-- que prevalece en la izquierda actual: ''Por desgracia la izquierda se encuentra ahogada en sus debates sectario-populistas y no elabora un proyecto de sociedad, cuando es el momento adecuado, después del dominio del PRI. Me parece que tener un proyecto de sociedad es lo que la gente espera".

Para ilustrar cómo convivían en Revueltas el espíritu crítico y la apertura y tolerancia, Cheron recuerda que en su momento el escritor declaró su gusto por la obra de autores que eran considerados ''reaccionarios", como el mismo Marcel Proust. Revueltas ''defiende que la literatura de derecha no existe".

Testigo incómodo de su tiempo

Evodio Escalante --profundo conocedor de la vida y obra del autor de Los días terrenales-- explica que la nueva edición de Conversaciones con José Revueltas tiene un criterio distinto de la primera: ''Agrega materiales nuevos, invierte el orden cronológico y va dando otra imagen de Revueltas, desde el que no se desprendía aún de las ideas estalinistas y despreciaba a los intelectuales por burgueses".

Escalante considera que uno de los aspectos por recuperar de Revueltas es su ''actitud filosófica y su actitud crítica. No se asumía nada más como un escritor, y creo que era un gran escritor, sino también como un pensador. Trataba de estar muy cerca de la filosofía y por eso se recuerda que citaba a Hegel, y citaba un texto juvenil de Marx, los Manuscritos económicos filosóficos del 44. Revueltas sostenía cosas que en esos momentos sonaban muy fuertes. Decía que la enajenación sigue existiendo en el socialismo, el problema de la alienación no ha sido superado. Hay nuevas formas de alienación, a lo mejor más terribles, pero ahora es el Estado llamado proletario el que está alienando a la clase obrera. En fin, el Revueltas que debemos rescatar es el que apostaba por la libertad como un absoluto del hombre, vamos por la libertad ante todo... El escritor como un abanderado de la libertad y, por eso, un testigo incómodo de su tiempo". Para él, la libertad es un absoluto frente a todo poder.