JUEVES Ť 17 Ť MAYO Ť 2001

Ť Aún no se garantiza la estabilidad de la institución, dicen

La reforma universitaria debe tocar la Ley Orgánica: maestros

Ť Sería ideal que los cambios surjan de la UNAM, coinciden

Ť Los legisladores tendrán que respetar las decisiones internas

KARINA AVILES

Una verdadera reforma en la UNAM necesariamente debe pasar por la Ley Orgánica, al ser ésta el marco jurídico de la institución. De lo contrario, sólo se haría un "cambio" que no implicaría una transformación estructural de fondo, coincidieron los académicos Ana Bertha Villaseñor y Alfonso Gómez Navarro. Sin embargo, el investigador Hugo Casanova expresó: "resulta preocupante que se haga un anuncio para modificar la normatividad universitaria cuando aún no se tiene garantizada la estabilidad institucional".

Ana Bertha Villaseñor, investigadora del Instituto de Geología, expresó que si en el futuro congreso de la universidad se piensa abordar puntos fundamentales que norman la institución, como las estructuras de gobierno, "se tendrá que tocar la Ley Orgánica y, en consecuencia, muchas cosas tendrían que modificarse".

Destacó que es a los universitarios a quienes corresponde analizar y después realizar una propuesta sobre los aspectos a modificar de la Ley Orgánica. "Lo ideal es que efectivamente saliera de nosotros, porque si no, a como están las cosas en la Cámara de Diputados, en donde las posiciones no son nada progresistas, habría un retroceso o tendríamos a la Real y Pontificia".

En entrevistas por separado, Villaseñor manifestó que si en el futuro congreso de la UNAM sólo se hacen "enmiendas", esto se reduciría a un cambio, pero no a una reforma. Es similar a lo que pasa en el país, en donde hubo un "cambio de partido" en el poder, pero no una reforma. Antes es necesario que se defina el tipo de universidad que se quiere, porque en este punto no hay claridad, añadió.

El investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad (Cesu), Hugo Casanova, manifestó que el periodo poshuelga "ha dado lugar a una precaria calma en la que se va conformando un proyecto de gestión universitaria, pero no se tiene aún un plan de unam-consejo-universitario- desarrollo institucional, y si se sigue alguno es el del ex rector Francisco Barnés. El de Juan Ramón De la Fuente no está explícito, no lo conocemos".

Consideró que lo que ha ocupado al equipo del rector De la Fuente "es la contención política del conflicto universitario, a través de diferentes mecanismos: uno que sobresale es la conformación de grupos políticos que da lugar a una nueva elite universitaria de frente al proyecto de Fox".

En este sentido, dijo, las declaraciones -realizadas el martes por el rector- sobre la posibilidad de "modificar estructuras normativas parecen estar más articuladas a la reconfiguración del discurso político de la UNAM surgido de las nuevas alianzas políticas de la elite universitaria que a la búsqueda de una verdadera reforma".

Enfatizó que la "reforma requiere ciertamente de voluntad y decisión, pero tiene que ser prudente y responsable. La rectoría actual, para ser verdaderamente de transición, ha de buscar la consolidación de la estabilidad y dejar sentadas las bases para que la UNAM construya la reforma". Esta "no puede ser patrimonio del equipo actual".

Por su parte, Alfonso Gómez Navarro, académico de la Facultad de Economía, apuntó: "una reforma integral es lo que beneficiaría a la universidad, y no un reformismo que sólo implica cambios parciales".

En ese sentido, consideró que el "problema" del congreso universitario que se realizó en 1990 fue que las transformaciones no llegaron a su fin, y otras ni siquiera se ejecutaron, y sólo hubo "aspectos innovadores", como "los Consejos Académicos de Área y algunas cuestiones del Estatuto del Personal Académico".

Tienen que modificarse las formas de gobierno

Es por ello que ahora "queremos que las transformaciones se ejecuten" y lo que está bien que se mejore. Expresó que uno de los temas que deben modificarse es el referente a las formas de gobierno, que "son verticales y hacen que persista el centralismo de la autoridad. Hay una estructura en la cual el rector y los directores tienen el control, y las bases son relegadas a un tercer o cuarto nivel".

La reforma de la UNAM debe pugnar por una universidad más democrática, que eleve su calidad académica y de enseñanza y sea más eficiente. En este proceso habrá una serie de propuestas que si son convincentes y se ajustan "a la vida democrática no creo que haya obstáculo, porque el Poder Legislativo es más autónomo" y eso permite una apertura que antes no existía. Aclaró que no se trata de una democracia "en la que todos voten y alcancen la mayoría, porque si fuera así, los académicos", quienes tienen un papel y conocimiento fundamental de lo que implica la formación educativa, "nunca van a llegar, y sería la dictadura de los estudiantes".

Manifestó que al Congreso le corresponde legislar sobre la Ley Orgánica y al Consejo Universitario de la UNAM señalar cómo quiere que se modifique. "En este caso, creo que los legisladores respetarían (lo que decidan los miembros de la UNAM), porque si no habría un enfrentamiento entre lo que quieren los universitarios y los diputados".