JUEVES Ť 17 Ť MAYO Ť 2001

Ť Mañana abre exposición escultórica en Monterrey

No tengo proyectos; siempre dejo la puerta abierta: Soriano

Ť Ahora pinta un retrato de Olga y Rufino Tamayo

MERRY MAC MASTERS

Recién llegado de Europa, después de una estancia de varios meses, el pintor y escultor Juan Soriano afirma: ''No tengo proyectos. Siempre dejo la puerta abierta. Cuando alguien me pregunta, 'Ƒpor qué pintas tantos cuadros con ventanas o puertas?', digo porque hay que abrir las puertas para que pasen las cosas. Si tú empiezas a tener planes, dejas de ser tú. Estás siguiendo los planes de otra persona''.

Bueno, el maestro tampoco está sentado y con los brazos cruzados. Mañana, a las 19:30 horas, la exhibición Juan Soriano, escultura monumental será inaugurada en la macro plaza de Monterrey.

''Vieron las esculturas en el Zócalo (el año pasado) y las han pedido en muchas ciudades'', explica el artista. En el caso particular de Monterrey, apunta, el conjunto colindará con su ''paloma'' enfrente del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), ''la primera escultura grande que hice y la segunda instalada en un lugar público, porque hasta los 70 años no me colocaban ninguna en ningún lado aunque les pagaran''.

Soriano acudió anteanoche al Museo de Arte Moderno donde hubo un acto con motivo de la reapertura de las salas Carlos Pellicer y Xavier Villaurrutia de la colección permanente. Allí se supo que un retrato hecho por Soriano de Lupe Marín, salido del país, ha regresado al ser adquirido por un coleccionista particular que ahora lo presta al MAM por dos años, como informó su director, Luis-Martín Lozano.

Ratos de felicidad y de desdicha

Abordado por los periodistas, Soriano admitió estar pintando un retrato ''de los Tamayo'' (Olga y Rufino), porque ''eran muy amigos y tenía yo muchos apuntes que había hecho de ellos''. Aseguró que desde el día siguiente de la muerte de Tamayo, ''tenía ya ese cuadro en la cabeza''. ƑEs un proyecto personal? ''Sí, bueno, generalmente siempre son proyectos personales. A veces las personas los adopta o adapta a su gusto. Pero, no puedo hacer algo que la gente me pide''.

Muy festejado a lo largo de 2000 por sus 80 agostos, Soriano dijo ser en ratos muy feliz y en otros muy desdichado: ''Puedo ser desdichado por cosas completamente absurdas, ni sé como explicarlas, pero algunas cosas se me hacen muy desdichadas. A veces tengo una conversación en la que todos se ríen mucho, están contentísimos, yo también, y al día siguiente tengo una cruda como si les hubiera insultado u ofendido. Me siento muy mal y digo, por qué dije eso, por qué digo esas mentiras nada más para divertir a las personas. Soy un payaso. Cosas así me hacen sufrir''.