SABADO Ť 12 Ť MAYO Ť 2001

Ť Gustavo Leal F.

Pichando y cachando en familia

El doctor Guillermo Soberón Acevedo fue secretario de Salud con Miguel de la Madrid, entre 1982 y 1988. Sus "políticas" de "cambio estructural en la salud" coinciden con la llegada del desfinanciamiento crónico al IMSS, el ISSSTE y la Ssa: constituyen el principio del fin de los últimos 18 años de la era priísta; la bancarrota del Estado "fuerte", pero obeso, y la emergencia del gobierno "mínimo", pero ágil; las políticas de la "no política".

A partir de 1989, Soberón descubre las bondades del free market. Apoyado por un grupo de empresarios establece la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), misma que se autoconcibe como una "institución privada al servicio de la comunidad". Desde entonces, Funsalud ha intentando articular parte de la voz empresarial en la arena de la política pública, empleando para ello una palabra clave: reformar, reformar y reformar.

Para 1993 Funsalud difunde el estudio Economía y salud. Propuestas para el avance del sistema de salud en México, dirigido por Julio Frenk, quien después de pasar por el Instituto Nacional de Salud Pública, también se había acabado de convencer de las enormes potencialidades de la "mezcla público-privada" para el desarrollo "sistémico" de las políticas de salud. Sin embargo, en el tiovivo de los siempre enigmáticos destapes priístas, Funsalud no es favorecida: la gran diosa de la fortuna no se detiene en su delfín, Julio Frenk, sino en Juan Ramón de la Fuente, secretario de Salud de Ernesto Zedillo, el priísta del memento mori.

Pero Soberón insiste: en 1997 Funsalud publica Observatorio de la salud, nuevamente editado por Julio Frenk. De suerte tal que jugando a varias manos, Soberón logra alinear el currículo de Julio Frenk entre aquellos que habrán de desvelar a los head hunters. Y el presidente electo, Vicente Fox, no les falla: entrega la Ssa a un militante del PRI desde 1985. Pero el sacrificio del panista Carlos Tena, su secretario de Salud en Guanajuato, no pudo leerse como integración de un gabinete plural.

Como diálogo de sordos, la política del sector se va "construyendo" bajo el foxismo a una sola voz. Al participar en el simposio La Reforma de la Salud en México, Soberón sostuvo que "74 por ciento de los mexicanos quieren elegir a su doctor y 60 por ciento están dispuestos a pagar por un servicio médico privado. En cuanto a la participación del sector privado en el sistema de salud, la propuesta de Funsalud señala que es inevitable su crecimiento en esta área" (La Jornada, 20/4, nota de Angeles Cruz).

Apenas unos días después, acompañado del consejo directivo de Funsalud, Guillermo Soberón acudió al salón Manuel Avila Camacho de Los Pinos para proponer a la Presidencia de la República la adopción de un "servicio alterno de salud con participación del capital privado". Ahí explicó que aunque el sector privado siempre ha tenido una importante presencia "es hasta hoy que enfrenta la oportunidad de combinar una mayor eficiencia con una mayor conciencia social. La sociedad está preparada para acoger innovaciones al Sistema Nacional de Salud".

Por su parte y sin dudarlo, Vicente Fox manifestó que "mi gobierno ve con muy buenos ojos y con mucho interés" esta propuesta y no descartó incluirla en el Programa Nacional de Salud. A lo cual Julio Frenk, secretario de Salud del foxismo, agregó: "Se trata de una valiosísima aportación". šSorpresas que da la vida! Ahora, como secretario del primer gobierno del "cambio", Julio Frenk cacha la pelota que se autopichó desde su otra casa: Funsalud.

Y es que en la opinión de Frenk, "muchos de los consejos ciudadanos" que aluden al Programa Nacional de Salud (PNS) "solicitan al gobierno que la ciudadanía pueda escoger el tipo de atención médica: estarían dispuestos a que se masificara la subrogación de servicios. Por ello, en el PNS muy probablemente se hará eco a esta petición".

Curiosa "consulta" para la edificación del primer programa sectorial de la "alternancia", que ni picha ni cacha ni deja batear, no sólo a quienes no votaron por ella, sino hasta a sus ingenuos defensores. Como en los tiempos de la absoluta hegemonía priísta: todo se mantiene en una pequeña familia. Ciertamente Fox "sacó al PRI de Los Pinos". Pero después de tan "memorable cruzada", franqueo la puerta solo y echó candado sin haber aseado antes la casa.