VIERNES Ť 11 Ť MAYO Ť 2001
Dos de duelo compartido
Leonardo Garcia Tsao ENVIADO
C annes. Después del vulgar exhibicionismo de Baz Luhrmann y su Moulin Rouge, el siguiente par de películas en concurso parecieron un modelo de sobriedad.
Tal vez demasiada en el caso de la película japonesa Distancia, de Hirokazu Kore-eda, que examina el callado drama vivido por un cuarteto de personajes cuyos familiares pertenecieron a la secta suicida que, tres años antes, fue responsable de un homicidio masivo a través de un virus.
Los cuatro se reúnen en un viaje de campo para conmemorar el aniversario luctuoso y se quedan varados a medio bosque cuando su camioneta desaparece misteriosamente.
No es esta la versión nipona de El proyecto de la bruja de Blair, ni mucho menos, pues no ocurre nada fuera del recuerdo personal de los motivos perturbados de cada familiar -hermano, hermana o ex esposa- por unirse a la secta.
Conocido en México por Una vida maravillosa (sólo exhibida por canal 22), Kore-eda se pasa de contemplativo y no establece ninguna diferencia apreciable entre los enajenados personajes fuera de su común hastío existencial.
Tal vez sea una cuestión cultural, pero al abordar un tema similar, resultó más convincente la cinta española -catalana, para ser exactos- Pau i el seu germà (Pau y su hermano), segundo largometraje de Marc Recha, centrada en el encuentro de varios personajes tras el suicidio de Alex, un joven que deja dolidos a su hermano, madre, compañeros de trabajo y una novia.
Al igual que el cineasta japonés, Marc Recha, invierte bastante de la primera parte en hacer paisajismo (los Pirineos son muy fotogénicos, eso sí) pero logra establecer un curioso juego de relaciones entre los dolientes.
Según ha declarado el realizador, su interés fue evitar al máximo el artificio, por lo que se recurrió mucho a la improvisación y una puesta en escena lo más funcional posible. En eso, la cinta denota cierta influencia de John Cassavetes y Mike Leigh, sin la intensidad neurótica de ambos.
La Quincena de Realizadores tuvo una apertura afortunada con Martha...Martha, de la joven directora francesa Sandrine Veysset, cuyo primer largometraje ƑNevará en Navidad? reveló una sensibilidad sobresaliente.
Nuevamente el tema de la maternidad es su preocupación central, al describir los efectos que provoca en su pequeña hija la puerilidad patológica de una mujer en extremo irresponsable. Veysset conduce su drama con una naturalidad ajena a las trampas emotivas.
En cambio, la sección Una cierta mirada no ofreció ninguna maravilla en su primer día. R-Xmas, de Abel Ferrara, confirma que el abuso de las drogas puede ser nocivo para la inspiración de cualquier cineasta; mientras la argentina La libertad, de Lisandro Alonso, es la crónica minuciosa de las actividades de un leñador, sin más.
De seguir el festival en este tenor tedioso, uno de los artículos de primera necesidad será un termo lleno de café exprés.