JUEVES Ť 10 Ť MAYO Ť 2001

Ť Se requiere capacitación, modificar paraderos y certeza jurídica, señalan

Dudan líderes que la sustitución de micros resuelva crisis

LAURA GOMEZ Y GABRIELA ROMERO

El programa de sustitución de microbuses por autobuses no acabará con el problema del transporte en la ciudad pues carece de un sistema real de capacitación, de modificación de paraderos y certeza jurídica para los concesionarios, señalaron dirigentes de algunas rutas al advertir que el cambio de unidades a un factor de 2 por 1 y hasta 24 por 1, en algunos de los mil 200 derroteros, significará la pérdida de 28 mil empleos.

Además de que se corre el riesgo de municipalizar nuevamente el transporte, como ocurrió hace veinte años, cuando nació la Ruta 100 al obligar a los prestadores del servicio a conformar empresas mercantiles para cubrir el costo de un autobús con un valor promedio de 700 mil pesos, en lugar de aceptar la sustitución por vagonetas o la repotencialización de vehículos en buen estado.

Felipe Núñez, de la ruta 3, aclaró que "los cerca de diez mil agremiados a Rutas Unidas, entre taxis y microbuses, no están en contra de la sustitución, pero sí de que las autoridades los obliguen a aceptar un programa de financiamiento fuera de sus posibilidades cuando no tienen certeza jurídica sobre sus rutas e inversiones, corren el riesgo de caer en cartera vencida y no aceptan sus propuestas para allegarse recursos antes de firmar con un banco".

Hasta el momento, han sido pocos los concesionarios que han cambiado sus unidades por temor a perder su patrimonio ante la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones, pues desde hace 2 años cinco meses el gobierno capitalino mantiene congeladas las tarifas.

"No estamos pidiendo al gobierno que nos regale nada, pero sí facilidades para adquirir las nuevas unidades, pues el programa crediticio gubernamental representa mensualidades muy caras y la posibilidad de caer en cartera vencida, aun cuando se pretende subsidiar 20 por ciento el enganche", explicó el dirigente de la ruta 18, José Luis Tenorio, al expresar la necesidad de que se considere la capacitación obligatoria del operador.

Como organización, explicó, se llevan reuniones con algunas instituciones educativas para mejorar la prestación y calidad del servicio, y cambiar la imagen que la sociedad tiene de los microbuseros, a quienes, cuando ocurre un accidente, se les "sataniza" y acusa de todas las irregularidades en el sector, sin tomar en cuenta que las autoridades del Transporte también tiene la culpa de esta situación.

Sin embargo, el programa no considera la capacitación del operador, quien por lo regular "se sale del huacal, pese a que se dialoga, castiga y suspende por diversas faltas, pues les resulta fácil pagar mordida para renovar el tarjetón o cubrir los requisitos fijados por las autoridades del Transporte, quienes han aceptado estas corruptelas", concluyó Crisóforo de Gante, de la ruta 4.