Carlos Montemayor
Abascalianas bíblicas
No parece muy claro por qué el cardenal Norberto Rivera cree que los ateos no quieren leer la Biblia. Particularmente es confuso que el cardenal Rivera sugiera que las razones que los ateos pudieran aducir para no leer la Biblia puedan ser equivalentes a las razones que los creyentes abascalianos esgrimen para no leer a autores profanos como Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez. No se aclara tampoco si en esta censura abascaliana predominan las razones espirituales o sólo el miedo al realismo de las historias profanas. No estoy seguro, por supuesto, pero es muy probable que los abascalianos pudieran también censurar la Biblia si algún día tuvieran en sus manos un ejemplar de ella.
En el capítulo XVI del Génesis, la Biblia relata que Saray (anes de llamarse sólo Sara), la esposa de Abram (antes de que él se llamara Abraham) era estéril y de edad avanzada. Por ello le sugirió al marido que se acostara con una esclava suya, egipcia, de nombre Agar, para que la preñara y pudieran tener los hijos de ella como propios. El relato exacto dice así, conforme la edición llamada de la Biblia de Jerusalén:
"Saray, mujer de Abram, no le daba hijos. Pero tenía una esclava egipcia, que se llamaba Agar, y dijo Saray a Abram: 'Mira, Yahveh me ha hecho estéril. Llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizá podré tener hijos de ella'. Y escuchó Abram la voz de Saray.
"Así, al cabo de diez años de habitar Abram en Canaán, tomó Saray, la mujer de Abram, a su esclava Agar la egipcia, y diósela por mujer a su marido Abram. Llegose, pues, él a Agar, la cual concibió. Pero luego, al verse ella encinta, miraba a su señora con desprecio".
Una vez encinta, Agar se envaneció y Saray, después de consultarlo con su marido y poniendo como testigo a Dios de que si la esclava estaba encinta se debía a que ella misma la había entregado a Abram, comenzó a maltratarle de modo tal que la esclava huyó. Pero el ángel de Dios detuvo a Agar en el camino y la convenció de que regresara, prometiéndole que multiplicaría su descendencia de tal manera que no podría contarse. Literalmente dijo así:
"Y díjole el Angel de Yahveh:
'Mira que has concebido, y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque Yahveh ha oído tu aflicción' ".
No estoy seguro que este relato pueda ser edificante desde la perspectiva abascaliana. Tampoco, que desde la perspectiva abascaliana sea fácil explicar que un caso tan flagrante de infidelidad conyugal y de abuso sexual de la servidumbre (que no es ajeno a nuestro tiempo) pueda ser bendecida por el ángel de Dios. ¿Sólo por tratarse de la Biblia se salvaría este pasaje de la censura abascaliana?
En el mismo libro del Génesis, pero en el capítulo XIX, leemos lo siguiente:
"Los dos ángeles llegaron a Sodoma por la tarde. Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó a su encuentro y postrándose rostro en tierra, dijo: 'Ea, señores, por favor, desviaos hacia la casa de este servidor vuestro. Hacéis noche, os laváis los pies, y de madrugada seguiréis vuestro camino'. Ellos dijeron: 'No; haremos noche en la plaza'. Pero tanto porfió con ellos, que al fin se hospedaron en su casa. El les preparó una comida cociendo unos panes cenceños y comieron. No bien se había acostado, cuando los hombres de la ciudad, los sodomitas, rodearon la casa desde el mozo hasta el viejo, todo el pueblo sin excepción. Llamaron a voces a Lot y le dijeron: '¿Dónde están los hombres que han venido donde ti esta noche? Sácalos, para que abusemos de ellos'. Lot salió donde ellos a la entrada, cerró la puerta detrás de sí, y dijo: 'Por favor, hermanos, no hagáis esta maldad. Mirad, aquí tengo dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré y haced con ellas como bien os parezca; pero a estos hombres no les hagáis nada, que para eso han venido al amparo de mi techo' ".
Veamos. Los habitantes de Sodoma, desde los más jóvenes a los más viejos, querían violar a los dos ángeles. Lot los defiende y para negociar con ellos les propone que mejor violen a sus dos hijas, que son vírgenes. Claro, los ángeles logran salvar a Lot y ciegan a los atacantes. Esa noche, Lot se apresta a huir con su familia porque los ángeles le informan que Dios destruirá la ciudad. El relato, por supuesto, es ejemplar por el castigo que presuntamente merecían los habitantes de Sodoma y Gomorra. Pero quizás (tampoco aquí estoy muy seguro), quizás, repito, una lectura abascaliana tendería a corregir, censurar o cuestionar el valor moral y espiritual de un padre como Lot que ofrece a la turba sus dos hijas vírgenes para ser violadas. Esa posible corrección o censura tendría que ampliarse o repetirse más adelante, en el mismo capítulo, a partir del versículo 30. La Biblia explica que sólo accedieron a salir con Lot su esposa y sus dos hijas. Pero su esposa quedó convertida en un poste de sal por contravenir las órdenes de los ángeles, que consistían en no volverse a mirar atrás. Lot llega a ponerse a salvo, pues, sólo con sus dos hijas. Dice así el relato:
"Subió Lot desde Soar y se quedó a vivir en el monte con sus dos hijas, temeroso de vivir en Soar. El y sus dos hijas se instalaron en una cueva.
"La mayor dijo a la pequeña: 'Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se una a nosotras, como se hace en todo el mundo. Ven, vamos a propinarle vino a nuestro padre, nos acostaremos con él y así engendraremos descendencia'. En efecto, propinaron vino a su padre aquella misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó. Al día siguiente dijo la mayor a la pequeña: 'Mira, yo me he acostado anoche con mi padre. Vamos a propinarle vino también esta noche, y entras tú a acostarte con él, y así engendraremos de nuestro padre descendencia'. Propinaron, pues, también aquella noche vino a su padre, y levantándose la pequeña se acostó con él, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó. Las dos hijas de Lot quedaron encinta de su padre. La mayor dio a luz a un hijo, y le llamó Moab: es el padre de los actuales moabitas. La pequeña también dio a luz un hijo, y le llamó Ben Ammí: es el padre de los actuales ammonitas".
Que dos vírgenes embriaguen hasta la inconsciencia a su padre para quedar preñadas de él, no es un hecho que con toda naturalidad pudiéramos considerar edificante. El alcoholismo, la violencia intrafamiliar y la promiscuidad no son hechos muy ajenos a nuestros días. Claro que tendríamos que entender este relato en un contexto más amplio. Incluso podríamos llegar a considerar que esas muchachas en realidad hicieron un sacrificio y no un sacrilegio. Todo es posible, claro. Pero también cabe en lo posible que desde una perspectiva abascaliana este relato fuera suprimido o censurado por no parecer lo suficientemente espiritual o por prestarse a "fáciles y falsas" interpretaciones.
Pasando a otro aspecto, la descripción sensual del cuerpo femenino, del pubis, de los pechos, de la fragancia de la piel y del aliento, tiene un célebre himno en un pasaje bíblico de El Cantar de los Cantares, capítulo VII, versículos del 2 al 10:
¡Qué lindos son tus pies en las
[sandalias,
hija de príncipe!
Las curvas de tus caderas son como
[collares,
Obra de manos de artista.
Tu ombligo es un ánfora redonda,
Donde no falta el vino.
Tu vientre, un montón de trigo,
De lirios rodeado.
Tus dos pechos, cual dos crías
Mellizas de gacela.
Tu cuello, como torre de marfil.
Tus ojos, las piscinas de Jesbón,
Junto a la puerta de Bat Rabbim.
Tu nariz, como la torre de Líbano
Centinela que mira hacia Damasco.
Tu cabeza sobre ti, como el Carmelo,
Y tu melena, como la púrpura;
¡un rey en esas trenzas está preso!
¡Que bella eres, qué encantadora.
Oh amor, oh delicias!
Tu talle se parece a la palmera,
Tus pechos, a los racimos.
Me dije: Subiré a la palmera,
Recogeré sus frutos.
¡Sean tus pechos como racimos de
[uvas,
el perfume de tu aliento como el de
[las manzanas,
tu paladar como vino generoso!
Desde la perspectiva abascaliana, o quizás desde el punto de vista del cardenal Rivera, ¿pasajes así podrían ser la razón de que los ateos rehúsen (presuntamente) leer la Biblia? ¿O acaso desde la perspectiva de los ateos estos pasajes deberían ser censurados? O peor aún, ¿por estos pasajes de cierta crudeza moral, social, familiar o sensual, debería prohibirse la lectura de la Biblia? Quizás porque los lectores abascalianos nunca se han acercado a la Biblia ignoran aún que la Biblia podría aumentar la lista de los libros que no deben ser leídos o que deben ser impugnados.
Pero aunque la perspectiva abascaliana no lo entienda, y el cardenal Rivera quisiera restarle importancia, debemos insistir en este hecho: la Biblia es un libro sagrado para muchos pueblos del pasado y del presente; lo seguirá siendo para muchos pueblos del futuro. De acuerdo. Pero es un libro que en ningún momento oculta o da la espalda a la realidad humana, a sus debilidades, envidias, flaquezas, pasiones sexuales, de poder o de dinero. No fragmenta la realidad humana ni la parcela. La espiritualidad sólo puede entenderse a partir de la realidad humana, no a partir de cerrar los ojos ante la realidad humana. Desde una perspectiva abascaliana, la Biblia jamás hubiese existido o, al menos, jamás hubiera sido una obra abierta con tanta franqueza y fuerza a toda la realidad del ser humano.