DOMINGO Ť 6 Ť MAYO Ť 2001

Inviable, el programa económico si no hay cambio fiscal

Pese a que inició su gestión apenas hace cinco meses, el futuro del programa económico de seis años del presidente mexicano Vicente Fox bien podría yacer en su capacidad para convencer a un dividido Congreso de que apruebe dolorosos impuestos nuevos.

Fox asumió la presidencia el primero de diciembre con la promesa de cimentar las bases de un crecimiento a largo plazo, crear muy necesitados empleos, combatir la inflación y dejar para la historia las recurrentes crisis económicas mexicanas motivadas por amplios déficit fiscales.

Una pieza clave en el programa del conservador Fox es una iniciativa de ley para aumentar los ingresos por impuestos y así financiar obras públicas y apuntalar las finanzas del gobierno.

México, la segunda mayor economía de América Latina tras Brasil, tiene una de las tasas más bajas de recolección de impuestos en la región.

"Si no hay una reforma fiscal, el programa de gobierno de Fox no tiene viabilidad", dijo Pablo Alvarez-Icaza, jefe de estudios económicos de la consultoría Bursamétrica Management.

La propuesta de Fox incluye como medida de recaudación más importante ampliar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), de 15 por ciento, a alimentos, medicinas y otros artículos ahora exentos, que como en cualquier otro país no ha generado la simpatía de sus votantes.

Fox, cuyo mandato termina en 2006, enfrentó protestas de sindicatos de todas las tendencias por la ampliación del IVA en un acto conmemorativo por el Día de Trabajo el 1 de mayo.

Legisladores tanto de su organización, el derechista Partido Acción Nacional (PAN), como de las fuerzas opositoras han expresado fuertes reservas respecto al plan, pese a que el gobierno asegura que los pobres del país saldrán beneficiados.

Según Fox, la reforma generará un aumento en los gastos sociales, tasas de interés más bajas y baja inflación.

Sin embargo, el Congreso, donde ningún partido tiene mayoría absoluta, entró el lunes pasado en receso sin abordar las iniciativas de reforma tributaria, que también incluye reducir la tasa máxima del impuesto sobre la renta de 40 a 32 por ciento.

La nueva sesión ordinaria del Congreso comienza el 1 de septiembre, pero funcionarios del gobierno y economistas del sector privado esperan que se realice una sesión extraordinaria en junio para abordar el tema de la reforma.

Hay mucho en juego

Fox dejó en claro el mes pasado lo que está en juego con la reforma.

"Sin esta alternativa nuestro país seguirá en la mediocridad, seguirá creciendo el número de pobres, seguirá el desempleo, los bajos niveles educativos y la poca atención a la salud. Seguirán los problemas ecológicos y de los recursos naturales", dijo.

Debido a su baja tasa de recolección tributaria -10,5 por ciento del producto interno bruto (PIB) en comparación con cerca de 20 por ciento en Brasil- el gobierno de México depende en gran medida de sus exportaciones petroleras.

El petróleo representa una tercera parte del ingreso total del gobierno, pero con la desventaja de estar sujeto a las variaciones de los mercados internacionales del crudo.

Entre tanto, el déficit gubernamental permanece elevado, impulsando las tasas de interés y afectando la disponibilidad de financiamiento para el sector privado.

"La reforma a los impuestos, que redundará en una mayor estabilidad de las finanzas públicas a largo plazo, es indispensable", dijo el autónomo Banco de México en un reporte.

Su más reciente encuesta mensual difundida esta semana mostró que un 80 por ciento de los economistas del sector privado esperan que el Congreso apruebe la reforma fiscal este año.

Una vez que las nuevas medidas tributarias entren en acción, se espera que la calificadora internacional Standard & Poor's eleve el grado de inversión sobre México, que abriría el país a más inversionistas. (Reuters)