MIERCOLES Ť 2 Ť MAYO Ť 2001

Ť Ediciones Era publica Retrato de una pintora rusa

Goncharova y Tsvietáieva, dos mujeres unidas por Pushkin

Ť La esposa del escritor fue la primera cubista de Rusia

Ť Fascinación de la autora del volumen por el poeta

nataliaUn ahorcamiento, un duelo a muerte, una delación mediante cierta misiva anónima, una poeta, una pintora, un militar francés al servicio de Rusia, un escritor que se volvió clásico y un libro que de algún modo reúne todos estos elementos para explicarlos.

Natalia Goncharova, retrato de una pintora rusa es el volumen dedicado a la artista plástica realizado por la ensayista y poeta moscovita Marina Tsvietáieva, que ahora pone en circulación Era a fin de recuperar uno de los trabajos más especializados de la prosista.

Si empezamos por el principio, diremos que las dos mujeres resultan fascinantes cada una a su manera. Goncharova, la primera cubista rusa, nació en junio de 1881 y se dedicó a la escultura antes que a la pintura, que sería su destino plástico. Tsvietáieva, nacida en 1892, es una autora precoz que se da a conocer con el poemario Album de la tarde, en 1910, al que le seguirían, sin interrupción casi, La lámpara maravillosa, Poemas de juventud, Historia de una dedicatoria, Poemas de Moscú, El campo de los cisnes, Oficio, Signos terrenales, La doncella del zar, El fin de Casanova y Mi Pushkin, más otra docena de poemarios y obras teatrales.

Justamente la fascinación por Pushkin la hace caer en las redes estéticas de Goncharova, a la cual dedica el presente libro que, por cierto, es traducido por Selma Ancira a partir de un apoyo del Fonca. Mientras la joven poeta hace su debut, Goncharova en ese mismo 1910 funda el grupo denominado Gato del diamante y en seguida se inscribe en el de Rastro del burro. En 1912 el grupo realiza su primera muestra en donde tan sólo la obra de Goncharova es del orden de 50 pinturas. Un año más tarde continúa sorprendiendo a propios y extraños al realizar una exposición con su solo trabajo que abarca 700 cuadros.

Marina, por su lado, ha realizado estudios en el extranjero, residido en París y finalmente regresa a la entonces URSS en 1939. Tiene varios problemas serios por delante: su hermana, Anastasia, se encuentra recluida en un campo de trabajos forzados, su esposo y su hijo son vigilados en Moscú y habrán de ser detenidos. Al esposo lo fusilan, al hijo lo envían a una mina a cumplir con trabajo forzado y Tsvietáieva resulta evacuada a Yebaluga, donde su cuello conocerá la horca por mano propia el 31 de agosto de 1941.

Inocente, con o sin engaño

La historia matrimonial que vincula al poeta Alexander Pushkin con Natalia Goncharova tomará un matiz terminal: una carta anónima pone en duda la lealtad de la pintora en favor de su relación con el militar francés que presta servicios a los rusos, Georges D'Anthès. El escritor reta a duelo al militar y pierde la vida. Así lo interpreta Marina Tsvietáieva en su libro: ''Saber si Goncharova engañó o no a Pushkin, si sólo coqueteaba o se besaba o todo lo demás -nada o todo- nada importa, ya que Pushkin habría retado a D'Anthès, a fin de cuentas, hasta por una mirada. Con tal de que se cumpliera lo que estaba escrito. Y más aún, si Goncharova engañó a Pushkin o no -nada importa- de todas formas es inocente".

El Museo Guggenheim, a través de sus cuatro sedes en el mundo, ha rescatado recientemente el trabajo de Goncharova y de sus contemporáneas, ciertamente opacadas por los pintores rusos de la primeramarianarusa' mitad del siglo. A su nombre, la institución cultural ha unido los de Alexandra Exter, Liubov Popova, Olga Rozanova, Varvara Stepanova y Nadezhda Udalstova.

Hoy todos los integrantes de la historia están muertos, la más longeva de ellos, sin duda, fue la propia Goncharova, quien sobrevivió hasta 1962. El libro que nos ocupa se publicó por primera vez en 1929, en Praga, y de Tsvietáieva vale recordar al menos las primeras líneas de su poema Yo te reconquisto, que la ha hecho célebre:

''Yo te reconquisto de toda tierra y celestial altura, porque me es cuna el bosque, y el bosque sepultura, porque en la tierra estoy, con un pie sólo, uno, porque voy a cantarte como no canto a ninguno. Yo te reconquisto de todo tiempo y de toda espada, de toda noche y de toda bandera dorada. Arrojaré las llaves y los mastines del umbral, pues perro fiel soy yo en la noche terrenal".