miercoles Ť 2 Ť mayo Ť 2001

Arnoldo Kraus

IVA y enfermedad: el desconocimiento

En naciones tan injustas como la nuestra, tan brutalmente dispares, tan saturadas de miseria, el presidente Fox, o sus asesores, deberían contestar múltiples interrogantes y empalmarlas con la propuesta de añadir 15 por ciento al precio de los medicamentos. Parto de una premisa que puede sonar absurda, pero que no lo es: en México, incluso antes de la concepción, los pobres afrontan impuestos no mensurables e impagables tan sólo por el hecho de nacer. Los muy pobres nacen tan endeudados que ni dos ni tres o más vidas bastarían para costear las cuentas pendientes que les legaron sus progenitores. Si a esa carga se agregan padecimientos "graves" o crónicos, el número de años y familiares requeridos para "salir adelante" es incalculable. La magnitud de las deudas, la imposibilidad de pagarlas y la progresión de la miseria y de la enfermedad son terreno suficiente para considerar que la muerte, muchas veces, es la mejor opción. Aunque no hay datos objetivos, Ƒsabrán el Presidente o sus asociados cuántos mexicanos fenecen por no poder costear tratamientos médicos? A sabiendas de que carecen de respuesta, prosigo al siguiente escenario.

Imagino que el presidente Fox concordará conmigo cuando asevero que la medicina en México, en general, es deficiente. Me refiero sobre todo a la que es responsabilidad de la nación: IMSS, ISSSTE o Secretaría de Salud. En algunos casos la sobresaturación de los servicios es la razón; en otros, el desabasto de medicamentos, y en algunos, la pobreza tanto de los servicios como de los enfermos. Agrego que la calidad promedio de los médicos es regular y que la distribución de éstos y de centros hospitalarios de calidad dista mucho de ser óptima. Hay varias formas de comprobar lo anterior. Cito dos: no pocos derechohabientes inconformes con lo que se les ofrece buscan atención en la medicina privada, a pesar de que tienen que pagarla. Lo mismo sucede con "los altos jerarcas": no usufructúan sus instalaciones. Ante ese panorama, Ƒsabe el gobierno cuánto dinero se despilfarra por ofrecer una medicina mediocre?, Ƒcuánto tiempo se desperdicia porque los enfermos ocupan innecesariamente camas por tiempos muy prolongados ya que no se les ofrece la atención adecuada?

Los economistas nos han explicado que la mayor parte de los ingresos en las familias paupérrimas es utilizada para comida y vivienda. Cuando azota alguna patología, el precario balance se rompe y la vida se convierte en supervivencia. Costear enfermedades sin contar con protección social --hace algunos años escuché que quienes tienen IMSS o ISSSTE pertenecen a la elite-- es imposible. ƑCuánto más pagan los pobres por enfermarse que los ricos? O bien, dependiendo de la clase social, Ƒsabrán el Presidente o sus ministros cuáles son las diferencias porcentuales que pagan los ricos y los pobres para afrontar determinadas patologías?, Ƒqué tan distinto es el pronóstico?

México, como bien sabe el gobierno, se encuentra sumido en la peor de las situaciones en cuanto a salud se refiere, la denominada trampa epidemiológica: los pobres mueren por enfermedades de la pobreza --diarreas, desnutrición, diabetes, tuberculosis, partos mal atendidos-- mientras que las clases medias o ricas padecen daños crónicos como problemas de corazón, cáncer, enfermedades neurológicas, etcétera. Las patologías crónicas le representan al país gastos inmensos, Ƒqué porcentaje de éstas se hubiesen evitado si el nivel médico y la distribución de fármacos fueran al menos regulares? Y, en el mismo contexto, cuándo se cobre el IVA, Ƒqué sucederá con aquellos enfermos pobres, que de por sí ya no pueden costear tratamientos "de por vida", como es el caso de la diabetes mellitus o de la artritis reumatoide?

Dentro del rubro de las infecciones, cualquier persona sabe que la prevención es la mejor medicina. Si esto no se logra, también es evidente que "detener", o de ser posible curar, es lo deseable. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida o la tuberculosis son buenos ejemplos. Siendo conservadores, el tratamiento del sida cuesta cada mes 10 mil pesos; el de la tuberculosis mil 500 pesos. Los datos anteriores no incluyen consultas ni exámenes de laboratorio. Ambas enfermedades y otras similares son frecuentes en nuestro país. Con el IVA los costos serán aún mayores: Ƒha calculado el gobierno cuántos enfermos abandonarán sus tratamientos y a cuántas personas contagiarán?

Las anteriores son tan sólo algunas preguntas. Aunque se hable de "canastas básicas" de medicamentos, el problema es mucho más profundo. Las enfermedades no leen decretos ni pueden enlatarse. En ocasiones son sordas y rebasan la lógica. Se dice que Ludwig Wittgenstein solía decir a sus alumnos: "no pienses, mira". Esa idea puede interpretarse de diversas formas. En México, basta ver la miseria para saber, aun sin pensar, que empeorarla sería desastroso.