MIERCOLES Ť 2 Ť MAYO Ť 2001
Ť Echar abajo la reforma indígena implicaría demoler el sistema de instituciones, dice
"Realismo democrático", pide Morales Reyes al EZLN; se opone a "posiciones irreductibles"
Ť Propone que en la elaboración de la ley reglamentaria se subsanen algunas deficiencias
Ť El presidente de la CEM demanda anteponer el interés nacional a los de partido o grupo
JOSE ANTONIO ROMAN
Aunque es "verdaderamente legítima" la inconformidad del EZLN por la Ley de Derechos y Cultura Indígenas, una legislación ya aprobada por el Congreso "no puede echarse abajo", pues "estaríamos echando abajo también nuestro sistema de instituciones", afirmó el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Luis Morales Reyes.
Preocupado por la situación generada tras el anuncio del EZLN de suspender el diálogo con el gobierno de Vicente Fox, el también arzobispo de San Luis Potosí llamó a las partes a "abandonar posiciones irreductibles" que ya no tienen cabida en una democracia.
Entrevistado vía telefónica, el presidente del órgano que reúne a los más de cien obispos católicos del país, pidió que se "mantenga el debate y se serenen los ánimos", pues ninguna ley es perfecta o está totalmente acabada, sino que, como cualquier obra humana, es perfectible y sujeta siempre a mejorarse.
Sostuvo que todos los actores en este debate asumieron su compromiso: el Presidente de la República al enviar al Congreso la iniciativa presentada por la Cocopa; el Congreso al ejercer su responsabilidad de legislar para todo el país y para todos los mexicanos, y el EZLN al expresar su opinión al respecto, aunque ésta fuera en forma de rechazo.
Lo importante aquí, dijo, es reconocer, primero, que estamos viviendo un momento particularmente democrático en la vida del país, y, segundo, entender que por encima de los intereses partidistas o de grupo deben estar los de México, a fin de construir una nación mucho más justa, fraterna y solidaria con todos, incluyendo, en primer lugar, a los que menos tienen.
Morales Reyes, quien el próximo viernes celebrará sus bodas de plata sacerdotales, subrayó la inconveniencia de dar marcha atrás a una ley ya aprobada, pues ello representaría "pasar por alto" no sólo a uno de los poderes que conforman la Unión, sino también porque es la representación que se ha dado el mismo pueblo. Las repercusiones serían muy graves en contra del sistema de instituciones en el cual vivimos, externó el prelado.
Planteó como una de las posibles alternativas, sin caer en el campo de las cuestiones técnicas que no le corresponden a la Iglesia católica, avanzar en el debate para que la ley reglamentaria pudiera "subsanar" algunas de las deficiencias y limitaciones que, a juicio del EZLN y otras personas, tiene le Ley de Derechos y Cultura Indígenas.
En un momento posterior, con "razonamientos basados en la práctica", puede revisarse nuevamente dicha ley y adecuarla a las necesidades y exigencias de los pueblos y comunidades indígenas. "Pero creo que lo que se tiene hasta ahora debe verse como un avance, no como una ley perfecta ni totalmente terminada, sino como una obra perfectible".
En este mismo sentido recordó un "sabio" refrán popular: "lo mejor es enemigo de lo bueno". Incluso citó la posición que, en su momento, asumieron los propios obispos durante las negociaciones de la reforma constitucional en materia religiosa, la cual, puntualizó, no quedó como nosotros hubiéramos querido, pero la aceptamos como un avance importante en ese momento.
"No es que nos queramos poner como ejemplo, porque las condiciones me parecen también que son otras, pero nosotros (los obispos y la Iglesia católica) veíamos que las reformas también eran insuficientes y limitadas, pero tomamos con sentido realista las cosas que en ese momento podíamos alcanzar. De rechazarlo, es muy probable que todavía estuviéramos como estábamos hasta antes de 1992", fecha en que se dieron dichos cambios, añadió.
Esto mismo, "realismo democrático", es lo que podríamos pedir a las partes en el debate. "Por bien del país, por bien de la sociedad mexicana y por bien de los pueblos indígenas, hay que mantener la cordura, la serenidad y anteponer los intereses nacionales a los partidistas o de grupo".
El arzobispo potosino subrayó que también es necesario continuar el diálogo, el debate y que se mantenga la serenidad, debido a que se acerca otro momento trascendental para la vida del país, que es el estudio y la discusión de la reforma fiscal propuesta por el presidente Fox.
"Sería lamentable que debido a la ley aprobada y al rechazo del EZLN imperaran la beligerancia, la desconfianza y el revanchismo entre los partidos, en una discusión que afectará irremediablemente a todos los mexicanos".