MIERCOLES Ť 2 Ť MAYO Ť 2001

Ť Carlos Arteaga Basurto, director de la Escuela de Trabajo Social de la UNAM

Por la globalización generadora de no empleo, millones de mexicanos son vistos como inútiles

Ť La crisis en seguridad social hizo reaparecer el asistencialismo, que propicia pobreza extrema

JOSE GALAN

Con la globalización y la generación del fenómeno de no empleo --diferente al del desempleo--, millones de mexicanos carecen por completo de ingresos, servicios y seguridad social, por lo que dejaron de ser vistos como ciudadanos y son considerados "inútiles", afirmó Carlos Arteaga Basurto, director de la Escuela de Trabajo Social de la UNAM.

Añadió que con la crisis del Estado en materia de seguridad social, que data de hace 15 años, reapareció el asistencialismo, y por ende, la cancelación de los derechos sociales de la población, lo que ha propiciado no sólo pobreza extrema, sino el incremento de los excluidos sociales.

Este fenómeno, agregó, impide al individuo acceder a cualquier servicio, y en términos generales, al bienestar, pues se le considera "sujeto sin valor social para el proceso de producción y desarrollo del país".

El especialista explicó que en la actualidad existe un grave problema de asistencia social debido a que el gobierno dejó de lado la atención de estas necesidades para abocarse a un solo sector de la población. Así, continuó, "importantes grupos fueron relegados de ejercer sus derechos sociales al no ser valorados".

A lo anterior se suma la pérdida de participación y de derechos ciudadanos como el del voto. "Esto significa que el proceso democrático está en riesgo, y de continuar la exclusión social, lo único que legitimará al gobierno será la creación de un real bienestar social".

Esta desaparición de los derechos sociales derivó en el asistencialismo, mediante el cual el Estado permitió que las ONG de asistencia e iniciativa privada --con una fuerte dosis de paternalismo-- se encargaran de la gente que no puede acceder a ningún servicio. Al mismo tiempo, se "olvidó" de proporcionar asistencia social al grueso de la población. Es decir, no le otorgó servicios de modo "no paternalista", sino mediante "un proceso de organización".

Aseguró que en Europa y parte de América Latina se estudia el fenómeno de la exclusión social, mientras que en México no se le da importancia, pese a que millones de personas están en dicha situación.

"La solución que en nuestro país se da es la aplicación de programas como Progresa, sin metas de desarrollo social y como simple compensación", dijo. "Son planes emergentes sexenales a corto plazo que no buscan el equilibrio económico y social, ni atacan el problema a futuro".

Arteaga Basurto manifestó que hasta el momento los gobiernos federal y capitalino no han dado muestra alguna de cambio en cuanto a la atención a sectores desprotegidos. "A lo sumo pusieron en marcha medidas populistas que no se diferencian de esquemas anteriores".

La atención a la población en materia social no se ha visto con claridad, y si existiera la intención de hacerlo, "aún no se ha visto la forma de aplicarla".