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Lourdes Galaz
Trabajadores del mundo unidos en la desesperación
Menos empleos en libre mercado: un millón en
EU
Sólo en 2001, déficit de 630 mil puestos
en México
Una fiesta sin pastel
No hace mucho, José Saramago conversando sobre estos tiempos de la economía globalizada, decía que el ser humano vive una permanente angustia. Y no es por el estrés de la vida cotidiana, ni por la violencia en las calles, ni por miedo al sida o a un inesperado infarto al miocardio. Qué va, decía Saramago, es la angustia de perder el empleo. Y esa sensación de inseguridad la siente igual el ejecutivo del mercado de valores que el obrero de una planta automotriz, el alfarero que el maestro de una escuela pública, el burócrata que el campesino sin tierra de cultivo. La inseguridad del empleo es un signo de los tiempos modernos desde Tokio hasta Río de Janeiro, desde Juchitán hasta Frankfurt. Por todo el mundo se anuncian recortes de personal, desempleo, miseria en las grandes ciudades y pobreza extrema en el medio rural.
Y la festividad del Día del Trabajo que hasta hace unos años fue ocasión de grandes manifestaciones de reivindicación laboral, este primero de mayo fue día de protestas en todo el mundo por la seguidilla de despidos que significa a empresas cuyas ganancias van en aumento. O bien, por los recortes de las plantillas que son síntoma de una recesión que no acaba por aceptarse o que se niega aquí y en todas partes. En Taiwán los trabajadores marcharon con pancartas que decían "Denme trabajo". En París, el desfile lo encabezaron miles de desempleados de corporativos en restructuración de sus proyectos. En Moscú la protesta se dio por los ajustes impuestos por el FMI y los manifestantes llevaron banderas rojas y retratos de Stalin. Una nueva generación de inconformes con la globalización de los mercados hizo distintas las marchas del primero de mayo por todo el mundo.
Los sindicalistas mexicanos dejaron de lado la globalización, el libre mercado, el desempleo. La protesta generalizada se dio contra la política empresarial del presidente Fox y su reforma fiscal. Hasta el líder de los burócratas (más de un millón 300 mil empleados públicos), el senador Joel Ayala, anunció la integración de un frente sindical nacional contra la reforma tributaria. Fue el primer Día del Trabajo sin la expresión del corporativismo del pasado priísta. Aún así, las centrales obreras como el Congreso del Trabajo y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) exigieron que la política económica se defina con el consenso y la participación de la sociedad. Y aunque el mandatario defendió ampliamente, con la vehemencia que lo distingue, su programa económico entre gritos y hasta abucheos de los sindicalistas, causó sorpresa que sugiriera "la necesidad de una nueva alianza, un nuevo pacto entre el gobierno, los empresarios, los trabajadores y la sociedad", para "crear un país de oportunidades". Diría que no será una alianza fincada en el autoritarismo y la imposición, tampoco en la renuncia a nuestras responsabilidades sociales. No dijo más del "nuevo pacto social" que requiere la administración foxista para avanzar en su proyecto de gobierno o para concertar con los distintos sectores sociales, políticos y empresariales los cambios que requiere el país para integrarse al proceso de globalización de la economía.
Este año la desaceleración de la economía estadunidense ha causado el despido de más de 145 mil trabajadores en México, según cifras oficiales. También la caída de los ingresos por divisas. Los migrantes mexicanos ya sufren los recortes laborales en EU y han bajado los envíos de dólares (8 mil millones anuales) a sus familias. Los encargados del programa económico aceptan que este año el crecimiento de la economía no será como lo habían previsto en sus gabinetes. Calculan que por cada punto porcentual que se reduzca del PIB, no se crearán alrededor de 160 mil empleos formales. El déficit de puestos de trabajo se estima superior a los 630 mil, tan sólo en el año 2001, cuando se incorporan al mercado de trabajo un millón 100 mil mexicanos. Adicionalmente, el rezago histórico de las fuentes de empleo en las últimas dos décadas elevó las cifras de pobreza, del desempleo y de la economía informal a niveles nunca antes vistos.
De estas cifras no habló el presidente Fox en su discurso frente a los sindicalistas el primero de mayo. En cambio, hace unos días en la Cumbre de Las Américas, ante jefes de gobierno y directivos de grandes corporaciones y de organismos financieros internacionales, Fox empeñaba el futuro nacional a la suerte de un acuerdo de libre mercado a nivel continental, en términos similares a los del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, firmado en 1994. Ese pacto, subrayó el Presidente, "ha resultado, en todo, un éxito. Nos ha llevado a niveles sin precedentes en materia de comercio, de creación de empleos. Nos ha permitido, en el caso de México, tener prácticamente la mitad del país en pleno empleo (sic). Y eso es lo que se puede esperar de un acuerdo de libre comercio a nivel continental". Según Fox, el TLCAN ha llevado también a México a tener "disciplina en las finanzas públicas y al control de la inflación". Con todo, Fox tuvo que reconocer que la pobreza sigue campeando no sólo en el territorio mexicano, sino en la mayoría de los países latinoamericanos.
Bajo el TLCAN, Estados Unidos, Canadá y México
se transformaron en un gigantesco mercado único, integrado por 400
millones de personas, con un producto interno bruto combinado de 6.5 billones
de dólares anuales. México es el segundo importador mundial
de manufacturas estadunidenses y el tercero de los productos agrícolas.
Antes del TLCAN, las tarifas mexicanas promediaban cerca de 250%, comparadas
con los derechos aduaneros de Estados Unidos. Después del acuerdo,
casi la mitad de las tarifas comerciales entre ambos países fueron
eliminadas. El TLCAN ofrece completa protección a los derechos de
propiedad intelectual e incluye previsiones sobre leyes y disputas jurídicas.
Pero no todo es vida y dulzura entre los socios del norte. Y es que las
críticas al TLCAN han crecido en torno a lo que algunos consideran
los fracasos del libre comercio: pérdida de puestos de trabajo,
degradación del medio ambiente y déficit del crecimiento
comercial. Public Citizen, una organización no gubernamental estadunidense
(fundada por Ralph Nader) atribuye al acuerdo comercial la razón
principal de la pérdida de más de un millón de puestos
de trabajo en Estados Unidos. La investigación realizada por Public
Citizen en 67 compañías estadunidenses, muestra que no se
crearon nuevos puestos de trabajo en 60 de ellas, durante los primeros
tres años del TLCAN... y en México, después de siete
años de libre mercado, la pobreza alcanza a 70% de los mexicanos
y el salario mínimo perdió más de 75% de su poder
adquisitivo.
EN 3 TIEMPOS
En Pemex, la misma gata pero revolcada
¿Ya hay decisión o Cerisola deshoja
la margarita?
La Grande y el Diablo, de Unzueta, en Bellas
Artes
DE
SEGURO porque fue Día del Niño, pocos revisaron el lunes
30 de abril el Diario Oficial de la Federación. Pasó
inadvertido que el presidente Fox decretó crear un "comité
consultivo" del Consejo de Administración de Pemex. Así legalizó
la inclusión de empresarios en la toma de decisiones de la petrolera.
Fue muy fácil: adicionó dos artículos al reglamento
de la Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos... El comité
consultivo se integra con ocho miembros: el secretario de Energía,
el director de la paraestatal, más seis personajes que nombra el
Presidente. Los comisionados, todos empresarios o ejecutivos a su servicio
(Ernesto Martens y Raúl Muñoz Leos) tendrán voz en
el Consejo de Administración para "proponer programas y acciones
que juzguen necesarios" y hasta sugerirán asuntos específicos
(petroquímica, producción de crudo, contratos de comercialización,
etcétera) que deba tratar el Consejo de Administración...
O sea, la misma gata pero legalmente revolcada.
SI
LOS mexiquenses están en abierta y costosísma campaña,
los de Hidalgo no se quedan atrás. Y el pasado lunes el Consejo
Coordinador Empresarial del estado y los dueños de 3 mil empresas
asentadas en el territorio que gobierna Manuel Angel Núñez,
formaron su Alianza Pro Aeropuerto... en Tizayuca, por supuesto. También
se presentó la estrategia de una campaña publicitaria para
vender el Proyecto Buenavista-Tizayuca y "para desmentir las falsedades
propaladas por empresarios y gobierno del estado de México", dicen
los hidalguenses... Ya está clarísimo que los grupos empresariales
están dispuestos a todo por el contrato de la nueva terminal aérea
para la ciudad de México. Y Pedro Cerisola ¿seguirá
deshojando la margarita?
GERARDO UNZUETA Lorenzana es un conocido amigo, muy reconocido como batallador político de la izquierda mexicana. Buen conversador, malhumorado a veces, solidario y buen tipo, Unzueta ahora nos sorprende con una novela de su autoría. La Grande y el Diablo es la recreación literaria de la vida de un personaje entrañable, de una mujer sin par, preñada de realidad, llena de autenticidad, escrita por un político izquierdoso decidido a incursionar en la poesía de la historia. Este jueves (19 horas) en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, Unzueta presenta a La Grande y el Diablo. Los comentarios corren a cargo de Humberto Musacchio, Margarita León y Alejandro Aura... por allá nos vemos.
Ilustración: Luis Fernando / Serie: Cobradores de impuestos
Ť Fax: 5262 4332 Ť [email protected]