LUNES Ť 30 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Entre piropos y gritos de sus fans presentó su octavo disco

Una Cecilia Toussaint más intimista que roquera, en la velada del sábado

MARIANA NORANDI

A pesar de que el Hard Rock Live estuvo abarrotado, el concierto que Cecilia Toussaint ofreció la noche del sábado tuvo el carácter de una velada entre amigos, el rencuentro con una cantante que mucho se había hecho esperar. Después de tres años sin grabar, la carismática roquera presentó su octava producción como solista, disco que lleva su nombre por título. Acompañada por Alejandro Campero en la batería; Ramiro del Real en la guitarra; Leo Corona en las percusiones; Vico Gutiérrez en los teclados, y Raúl Campero en el bajo, Cecilia lució un sobrio pero elegante traje de gasa y chaquira negro. Pantalón, blusón y cabello suelto.

ceciEl principio del placer, tema de su último disco, fue también el principio del concierto. Desde un inicio, donde predominaron las rolas nuevas, pudimos ver a una cantante mucho más intimista que roquera, quien sin perder su estilo, mostró una faceta innovadora, de búsqueda musical, despertando en la gente el deseo de escuchar más que de bailar. En esta ocasión la cantante desempolvó algunos temas guardados, pocas veces cantados en vivo, con algunos arreglos o rearreglados como ella misma expresó. Esta inclusión cuajó entre sus seguidores quienes comentaron lo diferente y original del concierto. Después de interpretar temas como Más de una razón, La daga, Juramento o Noche de día, ante un público treintaiñero, en su mayoría, Cecilia tomó la guitarra para cantar Cinco amigos.

"¡Me tiembla todo!"

Acabado este tema, emitió unas de las pocas palabras que dirigió al público en toda la noche y dijo: "me tiembla todo", frase que provocó más de una pasión entre sus fans, quienes no dejaron de piropearla y gritarle "guapa" o expresiones como "eres la reina". Pero así como no cesaron los piropos, tampoco las peticiones de canciones y los coros, a los que la vocalista respondía con tímidas pero agradecidas sonrisas. Si en un principio se mostró algo tensa en el escenario, poco a poco se fue soltando, recogiéndose el cabello y acompañando las rolas de sensuales movimientos. Después de hora y media de concierto, presentó a la banda, agradeció el trabajo de su equipo y se despidió del público. Por supuesto no la dejaron marchar y volvió al escenario. Se hizo un chongo, sacó su parte más roquera y cantó La viuda negra, trasladando en el tiempo y en el recuerdo a sus seguidores. Pero a éstos no les bastó, así que tuvo que volver, sola y sin banda, para cantar a capela Sácalo, tema con el que suele cerrar sus conciertos. Acompañada por las voces del público, Cecilia interpretó este tema con una intensidad y sensibilidad especial, demostrando el gran momento en el que se encuentra y dejando claro que su voz gana en matices.

Gerardo Quiroz, un joven que se define como fanático de Cecilia y quien la sigue desde hace años, comenta que este último trabajo "se aleja más de lo urbano, es más baladista, pero sigue en el gusto de nosotros. Estaba esperando su vuelta y la verdad es que este concierto estuvo de pelos".

Quien llegó tarde porque se encontraba en la grabación de un video fue el jaguar Saúl que comentó: "A pesar de que llegué tarde me gustó. Cecilia es como una amazona que tiene muy claro lo que busca. Con algunos cambios, ella continúa siendo muy suya".

De momento la cantante no tiene otras fechas en el DF, pero afirma que tiene un gran interés por actuar en lugares abiertos y llegar a ese público que la sigue pero que no puede gastar 150 pesos en un boleto. Esperemos que así sea, porque escucharla es todo un espectáculo, no en vano sigue siendo de las mejores exponentes del rock mexicano.