lunes Ť 30 Ť abril Ť 2001

Iván Restrepo

Acuerdo para la zona metropolitana

Debido a la discusión del IVA a los alimentos, las medicinas y los libros, así como por las vacaciones de la semana menos santa y la discusión de la ley indígena en el Congreso, unos cuantos se enteraron de un hecho importante para 25 millones de personas que habitan en el Valle de México: el encuentro interparlamentario entre los integrantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el Congreso del estado de México. El propósito: analizar y llegar a acuerdos para resolver los principales problemas de la zona metropolitana más importante del país.

Conformada con apenas 3 por ciento del territorio nacional, en ella viven más de 20 millones de personas y se genera 35 por ciento del producto interno bruto. Sin embargo, los asuntos más críticos que distinguen tanto al Distrito Federal como a los 27 municipios conurbados, han sido abordados atendiendo criterios geográfico-políticos, propios de cada entidad, en vez de los que distinguen a una zona metropolitana.

El objetivo que se trazaron los legisladores durante los dos días que duró el encuentro (y al que asistieron los mandatarios de ambas entidades) fue analizar puntos neurálgicos como, por ejemplo, transporte y vialidad, medio ambiente, desarrollo urbano regional, seguridad pública y procuración de justicia.

En estos cinco apartados, los legisladores acordaron "perfiles de solución" para los problemas actuales. Por espacio, me referiré a tres que con frecuencia hemos tratado aquí: el desarrollo urbano, el medio ambiente y el transporte.

En el primer caso, los legisladores coincidieron en que es necesario restructurar y reorientar el crecimiento de la zona metropolitana. Hasta hoy ha sido anárquico, sin la mínima planeación e invadiendo áreas críticas, como las boscosas y agropecuarias, que sirven de recarga de los acuíferos. Los legisladores propusieron homologar leyes y políticas de planificación y crear grupos de trabajo multidisciplinarios que den seguimiento a los problemas y a las soluciones.

Unido al tema anterior está el del transporte y la vialidad. Aquí sobresale el acuerdo para conformar una comisión metropolitana que lleve a cabo las acciones para modernizar el transporte en sus diversas modalidades y planificar dicho servicio. Esto incluye no solamente el aspecto legislativo, sino las obras requeridas en el Distrito Federal y en los municipios conurbados. La idea es lograr un transporte y una vialidad que redunde en bien de los usuarios y del ambiente.

Y el último tema se refiere precisamente al medio ambiente. Aquí los acuerdos de los legisladores tocan puntos críticos. En primer lugar, el agua: desde su conservación en los lugares donde nace, las obras hidráulicas para captarla y llevarla a la población, hasta el uso racional de la misma en hogares, industria y agricultura. Luego, localizar los sitios idóneos para depositar la basura de hogar, así como la que producen la industria y ciertos servicios, y que puede ser muy tóxica y peligrosa. No está por de más recordar que, pese a que la zona metropolitana de la capital genera una cantidad enorme de basura industrial, no dispone de un sitio cercano para confinarla y menos de programas para evitar la generación de la misma.

Otra decisión positiva es establecer una política conjunta responsable para enfrentar la contaminación atmosférica. En este último renglón, los esfuerzos anteriores tienen gran valor y sus logros y fracasos deben tomarse en cuenta en esta nueva etapa.

Es saludable que los legisladores de ambas entidades hagan a un lado sus intereses partidistas y prometan actuar coordinadamente para enfrentar grandes pendientes que tiene la metrópoli y que hasta hoy cada gobierno local trata de resolver olvidando que el Distrito Federal y los municipios conurbados tienen desafíos comunes, como mejorar el transporte, cuidar los recursos naturales, evitar la contaminación atmosférica y garantizar que el crecimiento urbano no siga acabando con recursos básicos, como el bosque y el agua. Para ello es necesario divulgar por todos los medios posibles los acuerdos alcanzados y darles el seguimiento que merecen, so pena de que caigan en el olvido.