lunes Ť 30 Ť abril Ť 2001

Carlos Fazio

La patria financiera

El presidente Vicente Fox fue la estrella subordinada del firmamento quebequense en la pasada Cumbre de las Américas. El caballo de Troya de George W. Bush y las trasnacionales estadunidenses en su expansión hacia el subcontinente latinoamericano, vía el ALCA.

En el lenguaje orwelliano, Fox, el "amigo" de Baby Bush, es el nuevo campeón del comercio libre, la democracia y los derechos humanos. Pero la fábula del libre comercio sólo existe en la cabeza de los "economistas puros", como Francisco Gil Díaz y compañía. En realidad, hoy existe un sistema de mercantilismo corporativo en el cual las decisiones sobre la vida económica y política se concentran cada vez más en manos de pequeños grupos privados, exentos de toda responsabilidad social. Los famosos Hood Robins, verdadera amenaza para la democracia, según advirtiera hace ya dos siglos James Madison, cuando los definió como "instrumentos y tiranos del gobierno".

Detrás del discurso abstracto de los magos de la economía pura y del mercado, se oculta un modelo real asentado en la competencia oligopólica, que se articula con bloques hegemónicos locales que fortalecen el poder del capital de la oligarquía dominante, por medio de diferentes alianzas con clases y capas medias, que aíslan a la clase obrera industrial y al campesinado.

En una coyuntura favorable en sumo grado al capital, luego de que por más de una década la dictadura del pensamiento único y las políticas de la mundialización desbocada golpearon de manera sistemática los derechos de los trabajadores y las clases populares, Fox, en el caso mexicano, se apresta a completar la obra de desmantelamiento de lo poco social que queda. Por eso, su discurso sobre la democracia es retórica hueca. Fox administra una democracia electoral de baja intensidad. Una democracia apenas formal que permite una negociación todavía flexible de las condiciones de reproducción del modelo de dominación. Una democracia de consumidores, donde los pobres no tienen lugar. Como diría Samir Amin: Fox sustituye una democracia de ciudadanos organizados por la utopía de la anarquía de derecha. Utopía negativa, reaccionaria (ni rosa ni desarmada), por oposición a las utopías constructivas que apelan a transformar el mundo.

Con su espíritu desordenado que lo lleva a decir casi cualquier cosa y lo contrario, Fox usa el lenguaje como instrumento de poder. Como vehículo de dominio y represión. Su misión es mantener el Estado "niñera" al servicio de los amos de México. Pero sería tonto que dijera: "fui elegido Presidente para fregar al pueblo". Tampoco puede decir que su "bondadoso" reformón fiscal "redistributivo" encumbre una política de rapiña, cuyo objetivo es recortar el nivel de vida de la población --fundamentalmente de la clase media-- a fin de canalizar esos recursos al pago de la deuda externa y a las arcas del capital financiero especulativo (5 mil millones para pobres y 80 mil millones para el pago de intereses del Fobaproa-IPAB).

El problema de fondo no es el IVA a los alimentos y medicinas, sino que se pretende redistribuir el dinero hacia arriba. Hacia la oligarquía financiera.

No es casual que en las peroratas parafilosóficas de Fox no existan clases sociales, Estados, naciones. Sólo simples consumidores y usuarios a los que gusta llamar "chiquillas y chiquillos", "mexicanas y mexicanos".

A ellos les repite cada día la fábula mítica de que la máxima libertad de empresa, sin frenos y sin límites, les asegurará por sí misma el más maravilloso de los progresos posibles. Con su poder ilimitado, él y su secta de tecnócratas puros piensan que sus decisiones producen la realidad social. En realidad, al prolongar el desequilibrio social en provecho del capital financiero especulativo, Fox y sus hechiceros están conduciendo a la sociedad a una profunda crisis. Creen que podrán seguir administrando la "transición" ad infinitum.

Fox tiene razón cuando dice que el IVA, como impuesto masivo al consumo, no grava a los pobres. No tienen cómo ni con qué consumir. Toda propaganda utiliza elementos de verdad para encubrir la realidad. El objetivo real es golpear a quienes todavía pueden pagar. Ordeñar las tetas de las vacas que todavía tienen leche. Los oligarcas y sus administradores de crisis no pueden matar la vaca. El IVA se inscribe en la política de roll back, de contención y vuelta atrás; se trata de seguir recortando el Estado benefactor y acrecentar el IVA en beneficio de la "patria financiera".

Como gerente de "México, S. A.", Fox ha vuelto un anacronismo la frase de Henry Ford: "los negocios son producción, especulación no son negocios".

Hoy ocurre a la inversa. El nuevo Estado de los empresarios rapaces está basado en el principio de la doble contabilidad que inventó un mercader veneciano en el siglo XV. Según el modelo, todo tiene que ser rentable. La empresa debe ser rentable y ganar, y crear otra empresa que le dé servicio y que a su vez sea rentable. En las relaciones sociales lo que no produce ganancia deja de ser rentable. Se trata de un modelo que no permite la existencia de la sociedad. Ya lo dijo de manera temprana la señora Thatcher: "no existe una cosa que se llame sociedad". Eso lleva al "changarrismo social" y al Plan Puebla-Panamá de Fox y sus muchachos. El sueño de un país maquilador que busca la reconversión de los campesinos en obreros con sueldos casi de esclavos... pero rentables al fin. Para los que se resistan hay dos opciones: dejarlos morir o exterminarlos. ƑY los derechos humanos? Muy bien, gracias.