DOMINGO Ť 29 Ť ABRIL Ť 2001
Ť La plaga del orden, reciente exposición del grabador, permanece hasta el lunes
Crear, una especie de exorcismo: Daniel Morales
Ť Procura la unidad entre temas e imágenes; cada obra, llena de sensaciones, afirma
ANGEL VARGAS
Crear es una especie de exorcismo para el grabador Daniel Morales (ciudad de México, 1972), pues sólo así, mediante el acto de llevar el dibujo al metal, logra desprenderse de sus obsesiones cotidianas, tanto sicológicas como oníricas.
Su trabajo, explica, se caracteriza por procurar la unidad entre temas e imágenes sin importar lo disímbolos que puedan ser o parecer en primera instancia. Y así, cada una de sus obras se descubre como un universo abigarrado de ideas y sensaciones que propone un nuevo orden de las cosas.
En La plaga del orden, su más reciente exposición y la cual se exhibe hasta este lunes en Mexicanos Galería de Arte (Dinamarca 44-A, colonia Juárez), Daniel Morales mantiene esa constante de tratar de "ordenar el caos" mediante la representación de diversos rasgos de la anatomía o la sicología humanas, así como de los animales y también de "la animalidad del hombre".
Ganador de la reciente Bienal de Dibujo Diego Rivera, asume cierta sobrecarga visual y conceptual en sus grabados, pero aclara que éstos están concebidos para contemplarse y entenderse desde varias perspectivas.
Abunda: "Parece que la obra está saturada de ideas; vista de lejos no se entiende del todo, pero al acercarse va desentrañándose. Es un poco como lo abstracto y lo figurativo, como el juego del macro y el microcosmos, algo que cambia de acuerdo al punto de referencia con que se observa. Me interesa el cerca y el lejos de la obra, que obligue a adentrarse a mayores profundidades, como sucede con los cuadros de tercera dimensión".
Convencido de la disciplina y el trabajo más que de la inspiración o del virtuosismo, el joven artista -egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y de la Academia de San Carlos--comenta que su carácter obsesivo lo obliga a trabajar en varias obras al mismo tiempo, así como a utilizar gran parte de las técnicas del grabado en cada una de ellas.
También se encarga del proceso completo de todas sus creaciones, lo cual, dice, le ofrece un campo ilimitado de posibilidades. "Antiguamente uno era el artista que dibujaba, otro el grabador y, finalmente, otra más el impresor. Hacer todo junto demanda mucha precisión y sensibilidad; cada fase es, en sí, un proceso artístico".