DOMINGO Ť 29 Ť ABRIL Ť 2001
Ť PRD, PT y cinco priístas oaxaqueños sufragaron contra el texto que elaboró el Senado
Con el voto de PAN, PRI y PVEM aprueba la Cámara la ley indígena
Ť Abandonaron perredistas la sesión durante el debate en particular, en señal de protesta
Ť Panistas los acusaron de "incongruencia", ya que sus senadores apoyaron el proyecto
CIRO PEREZ SILVA
Con 386 votos en favor, de legisladores de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y Verde Ecologista de México, y 60 en contra de perredistas, petistas y cinco diputados del PRI por Oaxaca, la Cámara de Diputados aprobó ayer la Ley de Derechos y Cultura Indígenas, con la cual, de acuerdo con los promoventes, "se empieza a pagar la deuda histórica que tiene México" con esas comunidades.
La votación en lo general concluyó entre aplausos y vítores de panistas, priístas y verdes y el abucheo de petistas y perredistas, quienes ondearon frente a las curules del blanquiazul una manta con la leyenda: "Ley Cocopa = paz". Minutos después, cuando se debatían varios artículos reservados por ellos mismos, los perredistas abandonaron el salón de plenos en señal de protesta.
Ya solos, los mismos legisladores que habían aprobado el dictamen en lo general condenaron "la falta de argumentos" de los perredistas y procedieron a votar los artículos impugnados, finalizando con ello una sesión que se prolongó casi nueve horas.
Al igual que en el primer ejercicio, los tableros electrónicos recogieron el sentido del voto de las bancadas. Las luces verdes indicaron el voto en favor de panistas y verdes; del lado opuesto -el del PRI- sólo se identificaron cinco luces rojas, las de los oaxaqueños Irma Piñeiro, Lilia Mendoza, Miguel Angel Moreno Tello, Ildefonso Zorrilla y Juan Díaz Pimentel, quienes se sumaron a los legisladores del PRD y del PT, así como al ex priísta y hoy independiente Humberto Mayans.
Horas de luto para el país: PRD
Antes de la votación en lo general, perredistas y petistas acapararon la tribuna durante 4 horas y 11 minutos, para desahogar desde allí la frustración de no haber logrado cambios en el texto aprobado por el Senado, insistiendo, por voz del presidente en turno de la Cocopa, Félix Castellanos, en que con la aprobación de la ley se entra en un "estado de preguerra".
Panistas y priístas, a su vez, defendieron enfáticamente el contenido de la ley, aceptaron que podía mejorarse y ofrecieron discutir una legislación reglamentaria o reformar el articulado, pero en el futuro.
En su turno, el perredista Uuc-Kib Espadas Ancona aseguró que este sábado se convirtió "en un día amargo para la nación", al no reconocerse a los pueblos indígenas como una minoría social subordinada, entre otras "deficiencias" de la ley, por lo cual, dijo, "votaremos con pesar, con la esperanza de que en el futuro se abran las puertas que hoy se cierran".
Héctor Sánchez López sostuvo en su oportunidad que "la palabra india está de luto", al tiempo que colgaba en la tribuna un crespón negro. "Con este dictamen matan las aspiraciones de nuestros pueblos indígenas, de convertir en realidad el reconocimiento de sus derechos y cultura... Los corazones de los mexicanos están dolidos", dijo.
Jaime Cervantes Rivera, del PT, al igual que los perredistas, aseveró que el contenido del texto votado ayer "se aparta claramente de lo que el gobierno federal y el EZLN suscribieron en los acuerdos de San Andrés Larráinzar".
También el coordinador de los perredistas, Martí Batres Guadarrama, dijo que la reforma aprobada se asemeja más a la propuesta por Ernesto Zedillo, y que siendo así no se entiende que PAN y PRI hayan esperado tanto tiempo para promoverla. Antes había retado al coordinador de los panistas, Felipe Calderón Hinojosa, a subir a la tribuna para defender el dictamen.
"Hemos oído decir aquí que entre lo que teníamos y lo que se propone es mejor lo que se propone, que entre nada y algo pues es mejor algo. Pero no en este caso. La lucha que han dado los actores políticos indígenas que pelearon el reconocimiento de estos derechos no ha sido por cualquier reforma indígena, por lo que sea su voluntad, señor, sino por una reforma indígena que se pactó entre dos actores en conflicto y por un mandato de este Poder Legislativo", reclamó Batres.
Respuesta de PRI y PAN
Los panistas no se amedrentaron y en voz de César Nava cuestionaron "las dos caras del PRD": la de los senadores que aprobaron por consenso la iniciativa y la de los diputados que "inexplicablemente" la rechazan.
Nava respondió que "sólo los ignorantes" pueden pedir que en una reforma constitucional se incluya una ley secundaria, pues ésta sólo puede elaborarse una vez aprobada la Ley de Derechos y Cultura Indígenas, no antes.
"Me pongo a disposición de Acción Nacional para trabajar en esta ley reglamentaria, una vez que haya artículos que puedan ser reglamentados, es decir, una vez que sean votados el día de hoy", planteó el panista. Respecto del acceso de los pueblos indígenas a medios de comunicación, ofreció también una reforma relativa a la propiedad y explotación de radio y televisión en favor de estas comunidades, además de recordar que los mu-nicipios mayoritariamente indígenas pueden asociarse desde ahora.
Nava Vázquez aseveró al final de su intervención que la ley aprobada ayer "es superior a los acuerdos de San Andrés y a la iniciativa de Cocopa" y que su bancada "se siente satisfecha por el deber cumplido".
A su vez, el priísta Juan Manuel Carreras López sostuvo, contra lo afirmado por los oradores del PRD, que "los corazones de los indígenas no están de luto", sino que, dijo, "están llenos de esperanza", porque el dictamen tiene logros y avances constitucionales "verdaderamente importantes".
Ultimos intentos de cambio
Antes de las 10 de la mañana, en reunión plenaria, los perredistas definieron ir en contra del dictamen a pesar de las presiones de la dirigencia de su partido para aprobar el texto en sus términos, presiones a las que respondieron Rosario Tapia Medina, Erick Villanueva, Rafael Hernández, Gregorio Urías y Hortensia Aragón Castillo, entre otros. Sin embargo, luego de perder por 30 a 15 la votación al interior de la bancada, tuvieron que plegarse a la mayoría.
La definición de la asesora del EZLN Magdalena Gómez en esa reunión fue clara: "Ƒquiénes quieren perder con los grupos indígenas y quienes quieren votar con el PAN y el PRI?" Los propios diputados que se identifican como amalios y chuchos reconocieron que haber validado el dictamen en el Senado "había sido un error", puesto que en el mejor de los casos "habían claudicado".
Poco después vino la negociación que por un lado impulsaron los petistas Alberto Anaya y José Narro y por otro el coordinador de los diputados del PRD, Martí Batres, y el presidente de la comisión de Asuntos Indígenas, Héctor Sánchez López, con la coordinadora del grupo parlamentario del PRI, Beatriz Paredes Rangel.
Simultáneamente, en el salón de plenos, los diputados priístas de Oaxaca adelantaron su voto en contra del dictamen. "En cuanto a técnica jurídica, la ley es buena, pero aquí el fondo es político. ƑDe qué sirve aprobar una ley que no va a aceptar el EZLN? Sencillamente volveremos a un círculo vicioso del que no vamos a salir nunca, además de que en Oaxaca habrá presiones de los grupos indígenas organizados", resumió Irma Piñeiro.
En el mismo espacio, otro grupo de legisladores del tricolor, del PT y del PRD buscaba consensos para aprobar una moción suspensiva a efecto de posponer el debate y abrir espacios de negociación.
Aunque fue citada para las 10 horas, la decimosexta sesión plenaria del segundo periodo de la 58 legislatura comenzó minutos después. En el orden del día el dictamen en materia indígena ocupaba el segundo lugar, pero fue pospuesto para dar tiempo a las negociaciones entre los coordinadores, con lo cual se abría una leve posibilidad de resolver las diferencias expuestas por el PRD y el PT.
La oferta del PRI era incorporar en el artículo segundo fracción A del dictamen una ley general reglamentaria, lo que satisfacía en parte las demandas de esos dos partidos y obligaba a la Cámara a devolver el dictamen al Senado para procesarlo nuevamente con esa observación.
Paredes Rangel se comunicó por teléfono con el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, para plantearle esta salida, pero la respuesta fue negativa. También el coordinador de los panistas, Felipe Calderón, fue enterado de esta posibilidad y a su vez la hizo del conocimiento del dirigente de su partido, Luis Felipe Bravo Mena; del coordinador de los senadores, Diego Fernández de Cevallos, y del mismo Creel.
La respuesta fue la misma: "lo del Senado está muy cristalizado", "en el Senado están muy amarrados", "el dictamen no se mueve un ápice". Y así fue.