SABADO Ť 28 Ť ABRIL Ť 2001
Ť La nueva hacienda, "urgente e impostergable", indica
Pide CEM tiempo prudencial para ver resultados de Fox
Ť El actual gobierno, cargado de esperanzas y expectativas positivas, define en un mensaje por su 71 asamblea plenaria
JOSE ANTONIO ROMAN
Ante la exigencia de muchos mexicanos que desean sentir ya los efectos y los beneficios del nuevo gobierno, que se inició en diciembre pasado "cargado de esperanzas y expectativas positivas", la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió conceder al presidente Vicente Fox "tiempos prudenciales" para exigir los frutos esperados.
En un mensaje al pueblo de México, en el último día de trabajo de su 71 asamblea plenaria, la jerarquía católica hizo también un llamado a los poderes Ejecutivo y Legislativo para atender con "cuidado" el "grave problema" de la deuda pública, externa e interna, que "tanto agobian al pueblo de México".
Incluso, en la víspera, el presidente de la CEM y arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes, calificó a la deuda pública como el "gran caño" por donde se van los recursos económicos del país, además de considerarla una de las causas más significativas de la pobreza.
"La deuda interna que tiene el gobierno, con los Cetes y otros instrumentos, nos roba casi todo el presupuesto. Si seguimos así, las futuras generaciones de mexicanos vivirán en peores circunstancias que las actuales. Este es el momento coyuntural; hagamos un esfuerzo para crecer con recursos propios y no estar pidiendo y creciendo de prestado", dijo el prelado en la conferencia del jueves, donde detalló la reunión de casi tres horas que los obispos sostuvieron con los secretarios de Hacienda, de Gobernación y de Desarrollo Social, y funcionarios de la Presidencia de la República.
Ayer, en el documento final de cuatro cuartillas, los obispos hicieron referencia nuevamente a la "cultura democrática", la reforma hacendaria, los derechos y la cultura indígenas, y el proyecto pastoral y programas de trabajo para el trienio 2000-2003; según se había dicho, éste era el tema central de la asamblea.
Pago de impuestos, obligación de todos
El obispo de Texcoco, Carlos Aguiar Retes, dio a conocer el documento a los medios de comunicación. En él se señala la "urgente e impostergable" reforma hacendaria, a fin de mejorar la distribución del ingreso, combatir la pobreza, impulsar el desarrollo económico y abatir los ancestrales rezagos que tiene nuestro país. "Necesitamos generar ingresos para reducir el déficit de las finanzas públicas y atender el gasto de los servicios sociales".
El pago de impuestos -indica el documento- "es una obligación que todos tenemos" para poder exigir al gobierno que cumpla con sus responsabilidades. Todos deseamos que las familias de más bajos ingresos no se vean afectadas, "por eso pedimos que los impuestos sean proporcionales al ingreso de las personas económicamente activas".
Respecto de los "programas compensatorios", los obispos señalan que es una medida justa, "pero no de fácil aplicación, y tememos que puedan desvirtuarse sus fines".
Agregan: "Consideramos que el verdadero combate a la pobreza requiere políticas de mediano y largo plazos que atiendan a las causas profundas: el rezago educativo, el desempleo, la falta de capacitación para el trabajo, los salarios insuficientes, la falta de promoción integral de las zonas deprimidas especialmente del campo, y también el combate a la corrupción y el narcotráfico, y sobre todo, adecuar las leyes del mercado nacional e internacional para tener en cuenta la persona y familia, y no solamente la productividad y la competencia. Una vida digna es derecho fundamental de todo
mexicano".
Los obispos consideran "muy necesario" ampliar la base de causantes y evitar la evasión fiscal, pero recomiendan que esto vaya acompañado de una mejor administración, reducción del gasto público y aprovechamiento de los recursos.
En lo relativo a la "cultura democrática", el documento episcopal señala que si bien es cierto los mexicanos hemos alcanzado la alternancia política en el poder federal, también lo es que se debe trabajar para cimentar la democracia en una cultura de participación y responsabilidad que se viva y se exprese en los diversos ambientes sociales.
"El 1o. de diciembre pasado se instaló en nuestra patria un gobierno cargado de esperanzas y expectativas positivas, muchos quieren sentir ya los efectos y beneficios. Ciertamente necesitamos estar pendientes de la evolución de las decisiones gubernamentales de los Poderes de la República y dar seguimiento a los acontecimientos que van desarrollándose, pero consideramos que es indispensable conceder los tiempos prudenciales para exigir los frutos al nuevo gobierno".
Incluso, se cita una serie de retos para la consolidación de la democracia en el país, entre los cuales se menciona: generar una positiva estimación de nuestra gestoría y su interpretación; que la educación de los valores democráticos se dé en la familia y las escuelas, y de ahí se extienda en los diferentes ambientes; promover y consolidar la participación ciudadana en todos los ambientes de la sociedad; crear una opinión pública que se distinga por la búsqueda del bien común y el amor a la verdad, y fomentar un diálogo abierto, franco y respetuoso entre los distintos actores de la vida pública mexicana.
En el tema de los derechos y la cultura indígenas, los obispos señalaron que ven en las reformas aprobadas en esta materia un "paso adelante" en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios, y que esperan que dicha ley pueda ser perfeccionada en su momento oportuno. "Estos avances dignifican a los indígenas y nos engrandecen como pueblo, pero nos exigen también una mentalidad y actitudes nuevas para tratar con respeto y sin discriminación a nuestros hermanos indígenas".
Los primeros numerales del mensaje episcopal se refieren al proyecto pastoral y los programas de trabajo de la CEM para el próximo trienio. Informaron que dichos programas fueron discutidos y aprobados, y para su elaboración se basaron esencialmente en la carta apostólica de Juan Pablo II, Al comienzo del nuevo milenio, y en la carta pastoral emitida por ellos mismos en marzo de 2000, Del encuentro de Jesucristo a la solidaridad con todos.