.. .
POWELL: SINCERIDAD E INCOHERENCIA
El
secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, reconoció ayer,
ante una subcomisión del Congreso de su país, que "el verdadero
problema" de los países andinos productores y exportadores de droga,
especialmente cocaína, "es causado por lo que ocurre en las calles
de nuestras grandes ciudades", en alusión al enorme mercado que
los consumidores estadunidenses representan para los estupefacientes ilícitos
y para las mafias que los producen, refinan y transportan.
El funcionario destacó que el uso de drogas no
se circunscribe a jóvenes ni a sectores pobres, sino que permea
todo el espectro social de Estados Unidos, incluidos el próspero
gremio de los abogados y el mundillo de los actores famosos.
Si se considera que en el entorno político de Powell,
conservador y republicano, el problema del narcotráfico suele ser
percibido en forma paranoica, como si se tratara de una conspiración
extranjera para envenenar a la juventud estadunidense, las declaraciones
de ayer del secretario de Estado constituyen una notable expresión
de honestidad y lucidez, por más que sea posible detectar en sus
palabras cierto dejo de sesgada reprimenda moralista contra el actor Robert
Downey, quien esta semana protagonizó en Los Angeles un escándalo
por consumir drogas en plena calle.
La sinceridad, sin embargo, no parece dar paso a la congruencia.
Si el jefe de la política exterior estadunidense reconoce que el
componente central del tráfico de drogas es el elevado consumo en
su país, cabe preguntarse qué sentido tiene el empeño
policiaco-militar de Washington contra los cultivos de hoja de coca en
tierras sudamericanas.
Si, como lo admite Powell, el problema fundamental se
encuentra en las calles de Estados Unidos, la aplicación del Plan
Colombia es improcedente y el Departamento de Estado tendría que
retirar su apoyo a ese programa peligroso, desestabilizador e injerencista.
Si ello no ocurre tal vez se deba a que dicho plan y,
en general, la política antidrogas que Washington proyecta hacia
América Latina, tiene como propósito real ejercer un control
político inconfesable para preservar una hegemonía geopolítica
que no se justificó nunca y que, desde la extinción del bloque
soviético y el fin de la Guerra Fría, ha perdido toda argumentación.
|