MIERCOLES Ť 25 Ť ABRIL Ť 2001
La Soledad, sin actividades tradicionales por la presencia militar
Plaza impecable en atípico día
SUANA GONZALEZ G.
La Plaza de la Soledad nunca lució tan limpia como ayer... pero su reluciente y renovado aspecto -jardineras con arbustos podados, pasillos barridos, banquetas pintadas, todo obra de varias cuadrillas de soldados- pareció ahuyentar a sus tradicionales moradores y "paseantes".
En lugar de los niños de la calle, teporochos y prostitutas, así como clientes de cantinas, hoteles de paso y tugurios cercanos a esa zona del barrio de la Merced, la plaza se abarrotó con decenas de amas de casa y niños que desde antes de las nueve de la mañana se concentraron en las carpas instaladas por la delegación Venustiano Carranza y la Secretaría de la Defensa Nacional, como parte del operativo denominado Ayuda en marcha.
Pero mientras los colonos ahorraron unos pesos en el corte de cabello para el niño, la reparación de la televisión, la atención médica u odontológica, a las prostitutas se les vino abajo el negocio.
Con los "sardos" ahí cerquita, "quesque pintando y haciendo hoyos en las jardineras" de Anillo de Circunvalación, los clientes nomás no se acercan. "Unas de plano ya mejor se fueron a su casa, porque eso sí, hay muchísima más gente por aquí que cualquier otro día y de repente no te acomodas para pararte, pero nomás pasan porque se van a la plaza", se quejó Miriam, una treintañera con pantalón negro entallado y top blanco. Más joven y en minifalda, Jennifer hizo el cálculo de las pérdidas del día: "De diez clientes que tengo normalmente desde las nueve de la mañana que llego aquí hasta las tres de la tarde, ahorita sólo he conseguido uno". Pero tuvo suerte porque otras, como Erika, quizá más joven que su compañera, había pasado el día en blanco. "Y no veo que mejore porque, šmira, ya empezó a llover! ƑPara qué tanto soldado si ninguno es cliente?"
Pero no fueron las únicas que resintieron la presencia militar. Aburridos, en espera de parroquianos, los encargados del Men's Club La Zambra, ubicado justamente sobre la calle de la Soledad, a unos metros de donde se concentraron los militares y tapizado en su entrada con grandes carteles que anuncian espectáculos de table dance, vieron pasar de largo a decenas de personas sin que ninguna se detuviera a hacerles el consumo.
Y en el costado norte de la iglesia de la Soledad, al lado del parque y de las camionetas de los funcionarios de la delegación y los vehículos de redilas donde fueron transportados los soldados, una decena de niños de la calle se mantuvieron la mayor parte del tiempo como espectadores distantes de los servicios sociales.
De treinta niños y jóvenes en situación de calle que viven en un cuarto que les facilita el padre Nacho en el templo, la mayoría se fue al cine por la mañana. "Casi no hemos estado, pero ha habido mucha gente por aquí", aseguró Laura, una joven de 23 años con dos hijos pequeños.
Con excepción de Gloria, que tiene un embarazo de siete meses, nadie se acercó a las carpas para solicitar algún servicio. "Ya no alcancé ficha en la mañana en el Centro de Salud y aquí vine como a mediodía y me dieron vitaminas", dijo la mujer. Otros de sus compañeros curiosearon entre las mesas donde reparaban aparatos eléctricos o donde a los niños les cortaban el cabello, pero sin atreverse a formarse: "Ƒqué tal si no me gusta como me lo dejan?"
Al filo de las cuatro de la tarde, cuando funcionarios y militares se aprestaban a retirarse del lugar, un grupo de jóvenes miraba con insistencia los camiones de redilas sin pronunciar palabra, hasta que uno murmuró: "Se ve refea la plaza, sí está bien limpia, pero pus llena de todos estos de verde, ya que se vayan". Mientras, unos diez teporochos prefirieron emigrar de la placita para seguir "rolando" sobre las bancas de Corregidora y Alhóndiga.
Un joven apodado Vértigo, que cargaba dos mochilas con tiliches y es habitual asistente de los albergues de la zona, dijo: "la gente como que se espantó y mire, por ahí donde venden droga, como que ni se asomaron a la calle hoy, y sí hubo unas muchachas de las que trabajan acá que mejor aprovecharon para venir al médico".
Al hacer un balance de la jornada, Guadalupe Morales, delegada en Venustiano Carranza, expresó que la demanda de servicios fue equiparable a la de días previos en las colonias López Mateos y Arenal, e incluso prostitutas y niños de la calle fueron atendidos por los militares. Sin embargo, para algunos soldados y funcionarios la asistencia fue menor y lo atribuyeron al predominio de la población flotante, porque la zona es más comercial que habitacional.
El conteo preliminar de la delegación indica que tan sólo en desarrollo social se prestaron mil 669 servicios, lo que representa 14 por ciento de las 11 mil 585 consultas que se han brindado desde el jueves pasado. Para hoy, en la segunda jornada que cumplirá el Ejército en la colonia Merced Centro, ya existe una lista de 70 personas que solicitaron servicio de reparación de electrodomésticos.