MIERCOLES Ť 25 Ť ABRIL Ť 2001

Paco Ignacio Taibo II

Marcar la diferencia

(Una carta abierta para Andrés Manuel López Obrador)

Fox lanza al Congreso una iniciativa de gravar el libro, entre otras cosas, con un 15 por ciento de impuesto, sus ministros se desviven defendiéndola: desde el sarcasmo de Jorge Castañeda, las declaraciones del subsecretario de Hacienda (el que se duerme en las conferencias de prensa) que quiere convertir el libro en un ''producto", hasta la práctica antilectora de Abascal por la vía de promover despidos de maestras de literatura. El gobierno neoliberal muestra su neoliberal jeta en materia de política cultural: todo es producto, todo es sujeto de mercado.

A lo largo de estas dos semanas multitud de sectores han tratado de enfrentar la medida, la Sogem y sus asambleas que expresan el rotundo rechazo de los escritores, las lecturas en público, los actos en la Secretaría de Hacienda, las declaraciones de la Cámara del libro, la intervención de editores, incluso, la movilización de muchos lectores. Desde la secretaría de cultura del partido que te llevó al gobierno, el PRD del DF, se ha intentado marcar la diferencia, editando y regalando libros, en estos días han aparecido y se han distribuido Los días del terremoto, de Carlos Monsiváis, y la novela Los hijos del Aguila, de Gerardo de la Torre, se han armado varios tianguis libreros, se sacaron libros de los sótanos de las editoriales con 50 por ciento de descuento y se pusieron a la venta directamente a la gente.

Estas acciones fueron parte de la casi unánime movilización de una comunidad que cree que la lectura es un acto de libertad, y probablemente sean claves para detener esa parte del proyecto foxista.

Pero los libros gratuitos o a bajo precio que circularon estas dos semanas son gotas de agua en el desierto. Tienen un valor simbólico y los que recibieron estos libros andaban bailando de felicidad, pero evidentemente, no bastaba.

Fuera de las acertadas intervenciones personales del director del Instituto de Cultura del DF, Alejandro Aura, lo que el gobierno de la ciudad de México ha mostrado en estos momentos críticos es la carencia de una política cultural.

Desde los orígenes de tu administración una idea nefasta ha estado dominando las voluntades y las líneas desde las que podría emerger esta política, la idea de que ''la cultura no es prioritaria". Que los recursos de la administración deben canalizarse hacia programas asistenciales drenando otras áreas del gasto, incluida la cultura.

Es curioso que el tuyo, el tercer gobierno de esta ciudad surgido de la izquierda, haya abandonado de manera tan radical, una idea que ha formado parte de las esencias de la izquierda en este país. Se supone que entre compañeros uno no tendría que perder el tiempo recordando que en países con graves carencias en la educación formal, la cultura opera como el gran detonador de la educación informal, que trabaja con más intensidad que cualquier otra actividad humana en la educación de los sentimientos, en la formación de la ética política.

No hay que explicarle a casi ningún militante de la izquierda la importancia en su vida de un filme de Pontecorvo como La batalla de Argel, una novela de Bradbury como Farenheit 451, una canción de Silvio Rodríguez como Sueño con fantasmas, una obra de teatro de Brecht como Los fusiles de la madre Carrar o un mural de José Clemente Orozco como La trinchera. Todos reconocemos en éstas y en decenas de miles de manifestaciones culturales más, los elementos que nos han cambiado la vida, que nos han ofrecido información, libertad, reposo, pensamiento crítico, percepción de la complejidad, capacidad para entender a los otros, gasolina afectiva para continuar en los combates.

Beethoven y Santana, Isadora Duncan y Cortázar, Verdi y Sting, Oliver Stone y Eisenstein, Phillip K. Dick y Francisco de Quevedo, Elena Poniatowska y Homero, John Reed y José Emilio Pacheco, Graham Greene y Efraín Huerta, Sor Juana y Guillermo Prieto, Simone de Beauvoir y Alejandro Dumas, Howard Fast y Vicente Rivapalacio, Pedro Infante y José Revueltas han estado con nosotros estos últimos años compartiendo las trincheras desde las que se derrumbó la cueva priísta de Alí Babá y sus 40 ladrones.

ƑDe dónde salió este extraño verbo corrupto de que ''la cultura no es prioritaria"?

Si a mi amigo Arturo que estudia en un CCH, que a veces no va a clases porque no tiene para el camión, que a los 19 años es padre de familia y que vive en un cuarto con goteras, que subsiste del subempleo (cubre ausencias en una gasolinera y ayuda a su tío en un tianguis vendiendo plumas y relojes), le quitas las clases gratis en una casa de la cultura de barrio de guitarra clásica española (dos por semana), le quitas el poco oxígeno que queda en su vida.

Frente a la carencia de política del foxopanismo, frente a su arrogancia neoliberal que dice una y otra vez que no hay bienes culturales, tan sólo productos del mercado y que estos tienen que ser rentables; que piensa que el Estado debe dejar la cultura a los empresarios, y éstos volverla negocio, aún es tiempo de marcar la diferencia entre ellos y el gobierno de izquierda de la ciudad de México.

Podría empezarse en el caso del libro volviendo a regalar libros, como se hizo en su día en la administración de Rosario Robles, a los jóvenes de la periferia urbana, como un primer paso para abrir un gran proyecto editorial que involucrara a los editores, los diarios, que podrían aportar sus rotativas, y los escritores.

Frente al libro con IVA, el libro regalado y una política editorial de coediciones que ponga en los supermercados y los puestos de periódico libros a diez pesos, aumento de los libroclubes, fortalecimiento de la red de bibliotecas donde el lector encuentre la novela que quiere leer y no sólo la enciclopedia para hacer la tarea, librerías en las zonas del desierto cultural de la ciudad de México, en fin, un proyecto.

Esta es una tarea en la que muchos nos podemos sumar, supongo que buena parte de los autores mexicanos que viven en el DF ofrecerían gratuitamente los derechos de autor de uno de sus libros para un proyecto así, desde luego yo lo haría. Propuesta sin gesto se queda en retórica.

Quedo a la espera de tu respuesta, confiando en que este absurdo de la ''no prioridad de la cultura" quede en el pasado. Los que votamos en julio del año pasado por una opción de izquierda para esta ciudad, y me animo a hablar a nombre de muchos de ellos, así lo esperamos.