MIERCOLES Ť 25 Ť ABRIL Ť 2001

MEXICO S.A.

Carlos Fernández-Vega

EL OBJETIVO DE la llamada Nueva Hacienda Pública Distributiva, promovida por el presidente Fox, no se limita al ámbito fiscal. Pretende, entre otras cosas, "transformar la banca de desarrollo", es decir, hacer más productivas a las instituciones financieras del gobierno federal.

LO ANTERIOR SE sustentaría, de acuerdo con la Encuesta de Evaluación Coyuntural del Mercado Crediticio que elabora el ahora controvertido Banco de México, en el hecho de que durante el último trimestre de 2000 sólo 1.9 por ciento de las empresas que utilizaron financiamiento lo hicieron por medio de las distintas instituciones de la banca de desarrollo. Entre éstas no hay que olvidar a Nacional Financiera, el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).

DE HECHO, las empresas que recurrieron a ese tipo de financiamiento son calificadas como chicas (tipificadas así por reportar ventas de uno a 100 millones de pesos en un año) -38.2 por ciento del universo-, medianas (de 101 a 500 millones) -35.4 por ciento- y algunas grandes (de 501 a 5 mil millones) -22.5 por ciento.

LAS LLAMADAS EMPRESAS triple A (de 5 mil millones en adelante), y que representan 3.9 por ciento de dicho universo, no recurrieron, en el periodo citado, al financiamiento de las instituciones de desarrollo, sino al proporcionado por los bancos comerciales mexicanos y extranjeros.

EL REPORTE DEL Banco de México precisa que las empresas mexicanas encontraron, cuando menos en el 2000, su verdadero caudal financiero en los créditos otorgados por sus propios proveedores: 54 por ciento del total obtenido.

LA SECRETARIA DE HACIENDA sostiene que "la vocación de la banca de desarrollo es financiar los proyectos productivos de las micro, pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales no tienen historial de crédito con la banca comercial".

PERO LA REALIDAD -otra vez la terca realidad- es totalmente distinta. Durante años, muchos, la llamada banca de desarrollo, que fue concebida como acicate del desarrollo de la industria nacional, se ha dedicado a rescatar de la quiebra a los grandes y poderosos emporios económico-financieros: desde el multimillonario crédito que Banobras, un organismo dedicado a financiar obras de servicio público (como alcantarillado o mercados, por citar sólo dos ejemplos) otorgó, en 1982, al Grupo Alfa de Monterrey, pasando por el generoso rescate que hiciera el Bancomext a los dueños del World Trade Center, hasta el más reciente protagonizado por Nacional Financiera, que ha otorgado un crédito hasta por 35 mil millones de pesos para liquidar de forma definitiva a una docena de bancos privados, todavía bajo el control de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y que ahora se traspasan formalmente al Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB). Tres ejemplos, igual número de administraciones gubernamentales, y la historia, lejos de corregirse, se repite.

De acuerdo con un detallado informe publicado por La Jornada (Roberto González Amador), Nacional Financiera -oficialmente dedicada a promover el fortalecimiento de la pequeña y mediana empresas productivas del país- aprobó, a finales de febrero, el uso de recursos institucionales para finiquitar los activos que la CNBV mantiene de bancos como Inverlat, Bancrecer, Unión, Cremi, Oriente (todos ellos reprivatizados en el salinato), Obrero, Interestatal, Sureste, Capital, Industrial, Promotor del Norte y Anáhuac, que desde años atrás no operan.

DESDE EL ESTALLIDO de la crisis bancaria en 1995, la citada Comisión transfirió al entonces Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa, hoy IPAB) la cartera de crédito y activos recuperables de las instituciones referidas, y conservó la administración de los activos calificados como irrecuperables. No hay que olvidar que el rescate bancario que con recursos públicos promovió y defendió, a capa y espada, el gobierno zedillista, generó para los contribuyentes un costo cercano a los 800 mil millones de pesos. Más lo que se acumule. Hasta el momento, ninguna de las instituciones involucradas en este operativo de resalvamento de los bancos privados que se citan ha dicho esta boca es mía.

PERO LO ANTERIOR no importa, pues la Secretaría de Hacienda considera que los cambios propuestos, "la banca de desarrollo brindará un mejor servicio a sus clientes; el objetivo último de reformar la banca de desarrollo es ofrecer un mejor servicio a sus clientes y ampliar su cobertura, a través de aumentar su capacidad de operación", al tiempo que la mayor autonomía administrativa de estas instituciones "estará acompañada de mecanismos más estrictos de rendición de cuentas".

Las rebanadas del pastel:


Y PARA NO DEJAR el tema tratado líneas arriba, el Fideliq -un clon del Fobaproa con aproximadamente 200 mil millones de pesos de activos "rescatados"-, ha puesto a remate más de 200 mil metros cuadrados de terrenos, bodegas, centros recreativos, departamentos y edificios -entre otros bienes-, recolectados por la institución gubernamental a raíz de la crisis de pagos a la que ingresaron, desde 1995, decenas de miles de mortales deudores de la banca. Llama la atención de este paquete la puesta en venta de los 90 mil 247.89 metros cuadrados en Cuernavaca del ex Casino de La Selva, ex propiedad de la familia Suárez, también ex dueña del ex Hotel de México, ex maravilla arquitectónica de la ciudad de México. También se rematan los 30 mil 368.44 metros cuadrados del Hotel Aguamarina, en Cabo San Lucas. Un tip para los interesados: podrían recurrir a Nacional Financiera, dado el profundo interés de este organismo de la banca de desarrollo de otorgar créditos para operaciones totalmente fuera de su área de influencia...Con la firme convicción de reducir el nivel inflacionario y equilibrar la relación entre las tasas que cobra por el crédito otorgado y las que ofrece al público ahorrador, la banca privada del país de nueva cuenta hace un esfuerzo sobrehumano y ofrece la siguiente información: si usted es usuario del dinero de plástico (léase tarjeta de crédito), las distintas instituciones le clavarán una rédito anual que fluctúa entre 34.83 (2.9 mensual) y 49.2 por ciento (4.1 por ciento cada 30 días); en cambio, si es de los privilegiados con capacidad de ahorro y deposita un dinerito -a 28 días de plazo- en alguna de los generosos organismos financieros rescatados por el Fobaproa, le pagarán una tasa bruta anualizada que va de 6.19 a 15.13 por ciento. En esta democrática práctica se registra una diferencia entre lo que cobra y paga la democrática banca de -modestamente- casi ocho veces.

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