miercoles Ť 25 Ť abril Ť 2001

Arnoldo Kraus

Eutanasia en Holanda: la polémica

Los expertos en Biblia, al menos en lo que se refiere al Antiguo Testamento, aseguran que la imagen de Dios fue modificándose a través del tiempo. Del cambio en la arquitectura y en la conducta del ser humano no hay duda. Ni la Tierra ni los tiempos ni las deidades ni los seres humanos somos los de antes. Una rápida mirada a la historia es suficiente: los valores morales, la esencia última del binomio ser humano y religión se ha transformado. Lo mismo sucede con las mujeres y los hombres contemporáneos: sus opciones para decidir sobre sí mismos han variado.

La reciente legalización de la eutanasia en Holanda se inscribe dentro de esa discusión. Hay que subrayar que los holandeses son conocidos por su integridad moral, por ser defensores de las libertades civiles, por ser libre pensadores y por su independencia. Agrego que durante la ocupación nazi, los médicos holandeses resistieron estoicamente los programas impulsados por Hitler.

Treinta años han pasado desde que se inició en Holanda el movimiento por la descriminalización de la eutanasia. En 1971, la doctora Geertruida Postma accedió a las solicitudes repetidas de su madre para ayudarla a morir. La progenitora de Postma había sufrido una hemorragia cerebral que la dejó paralizada, sorda y muda. A raíz del episodio, la madre fue transferida a un hospicio donde permanecía la mayor parte del día sujetada a una silla. Mientras la dependencia de la enferma aumentó, su autonomía y dignidad corrieron en sentido inverso. "Mi madre semejaba restos humanos que colgaban de una silla. No podía resistir la imagen", comentó en varias ocasiones la doctora Postma. El deterioro físico y mental de su madre se tornaron humanamente insoportables. Por tal motivo, le inyectó morfina y la mató. Postma acudió con el director del hospicio, quien llamó a la policía. Fue encontrada culpable, pero sólo se le aplicó una sentencia simbólica. Su abogado argumentó que el "suicidio racional", si se contaba con la participación de algún galeno, podría ser válido.

Dos años después, en 1973, otro médico colaboró con la muerte de pacientes terminales por medio de lo que él denominó "muerte piadosa". A partir de los casos mencionados fueron fundadas dos sociedades en Holanda que se ocupan de la eutanasia.

En la década de los ochenta, la popularidad de la buena muerte creció y, en 1984, la Asociación Médica de Holanda estableció los principios para que el acto, en pacientes terminales, se llevase a cabo. Dichos lineamientos son muy semejantes a los recientemente (2001) aceptados: 1) El acto sólo puede llevarlo a cabo un médico, 2) únicamente pacientes mentales competentes pueden solicitarla, 3) las decisiones de los enfermos deben ser bien documentadas, repetidas y libres de dudas, 4) el médico debe consultar a otro colega ajeno al caso, 5) no debe haber existido ninguna presión sobre el enfermo. Dos recomendaciones extras conformaban el documento: 6) el paciente debía padecer dolores insoportables sin posibilidades de mejorar, y 7) no existen medidas disponibles para mejorar las condiciones del paciente.

Durante más de tres décadas la eutanasia activa --coadyuvar por algún medio a la muerte de un paciente-- fue un procedimiento común en Holanda, a pesar de que no estaba permitida. Por tal motivo, se desconoce el número de enfermos que morían por esa vía cada año, aunque se calcula que eran aproximadamente 10 mil. La experiencia acumulada devino aprobación de este procedimiento hace dos semanas.

A partir de su aceptación afloraron opiniones adversas. En Holanda, 10 mil personas se manifestaron contra la eutanasia, mientras el Vaticano consideró "una opción 'macabra' la ley que permite la eutanasia". En México, la Iglesia, por medio de una misiva del obispo Javier Lozano Barragán al personal de salud, afirmó que la eutanasia es homicidio.

ƑCómo conciliar las opiniones? El problema central linda en la definición de autonomía y en la disensión como virtud --llamémosle tolerancia.

Para quienes consideran que el ser humano es autónomo, la eutanasia es válida. Para aquéllos cuyos preceptos religiosos niegan la autonomía, la eutanasia nunca será permitida. Mientras los primeros no atentan contra los segundos, los últimos consideran que el ser humano no tiene derecho a decidir. Quienes ejercen la medicina y comprenden sus límites y los de la vida, y saben que para muchos pacientes terminales la muerte alarma menos que el cúmulo del dolor, la eutanasia, bien entendida, puede ser una vía que dignifique la profesión al aminorar los sufrimientos físicos y del alma de algunos enfermos y sus familiares. Así como la imagen de Dios ha mutado, la del ser humano también. La legalización de la eutanasia en Holanda es una gran invitación a dialogar.