MIERCOLES Ť 25 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Los llamados a la unidad y a evitar la "cultura del golpeteo" fracasaron
Duelo de personalidades y simpatías, en el primer día del congreso nacional del PRD
Ť "Rosario, Rosario", fue el grito más escuchado durante los discursos de los dirigentes
ENRIQUE MENDEZ, MIREYA CUELLAR MATILDE PEREZ Y ALFREDO VALADEZ ENVIADOS Y CORRESPONSAL
Zacatecas, Zac., 24 de abril. El PRD se planteó esta noche desaparecer de su vida interna la "cultura del golpeteo", pero desechada la posibilidad de suscribir un pacto político de unidad, las corrientes y sus líderes sostuvieron un "duelo" de personalidades y de simpatías, avivado por los consejeros de cada grupo. Y aunque en distintos tonos se dijo que el enemigo está fuera, pareció que al fin y al cabo sigue dentro.
Planteado como un congreso refundacional y de búsqueda de la unidad, la versión sexta del cónclave perredista fue más bien un foro para ahondar las diferencias entre la dirigencia y las distintas corrientes.
Desde el domingo, la presidenta del PRD, Amalia García Medina, se ha dedicado a buscar a las cabezas de grupo para plantearles que firmen ese pacto que evite el rompimiento. Esta tarde apenas había concluido su redacción, y ya nadie quería hablar de ello ni comprometerse a firmarlo, así que todos se verán las caras en el debate. ƑCómo?, confrontados.
Jesús Zambrano, el secretario general del partido, insistió en el tema que la dirigencia ha tomado como bandera: reducir la influencia de lo que ellos llaman los "liderazgos carismáticos".
"Estos líderes -dijo a un grupo de reporteros- se erigen como césares en circo romano, y que al final son capaces de bajar a la arena y levantarle la garra al león que ha matado al gladiador".
La ex jefa de gobierno capitalino Rosario Robles Berlanga, quien acudió a registrarse a media tarde, firmó autógrafos y se dejó fotografiar con simpatizantes, de plano se mofó del ejemplo utilizado por Zambrano: "Ja. Ja. Ja. šQué frase tan sofisticada! Seguro que vio Gladiador".
Y antes de abordar su camioneta para regresar al centro de la capital zacatecana, soltó: "En la tarde va a quedar claro lo que representa Cuauhtémoc Cárdenas para este partido".
Poco antes de las tres de la tarde, casi dos horas después de lo previsto para la sesión en la que se votaría el reglamento del congreso, apenas se había reunido el quórum necesario para trabajar.
Pablo Gómez, presidente de la comisión organizadora, pidió a sus compañeros hacer lo posible por desterrar el "mito" de que entre periodistas sólo hay diferencias. "Son más numerosas las coincidencias, aunque no vamos a discutir sobre ellas", dijo.
Entonces se inició una polémica sobre el método para el debate de los temas del congreso: en plenaria, donde sólo pueden hablar cinco consejeros a favor y cinco en contra de cada punto, o en mesas de trabajo, y sólo hasta las seis de la tarde, cuando se verificó el quórum, se decidió a favor de la primera propuesta.
Mientras se resolvía este punto, los dirigentes del partido fueron llegando a la explanada de la feria -donde tocan las tamboras de Zacatecas- convertida en auditorio provisional.
Amalia García Medina lo hizo por el poniente y Cárdenas, Rosario Robles y Andrés Manuel López Obrador por el oriente. El ex jefe de gobierno se detuvo entre las sillas saludando simpatizantes, y a Rosario, cuando ya había iniciado el discurso del presidente estatal del partido, José Luis Medina. De diferentes áreas del auditorio surgieron porras para ella.
Medina inició la serie de exhortas para que "en lugar de conflictos intrapartidarios, sean los asuntos sociales" los que den presencia al perredismo, pues, argumentó, "el hastío de la política intramuros ahoga la inteligencia colectiva y destruye el ánimo de lucha".
Pero como se vio, sí había ánimo de lucha.
Amalia García empezó su discurso inaugural con un llamado a eliminar las "pu gnas fraticidas", y aseguró que en esta versión del congreso del PRD se podía demostrar que entre perredistas "no hay fracturas sino divergencias".
A lo largo de su participación surgieron algunas voces a favor de Rosario Robles. Empero, éstos subieron de tono. Especialmente, cuando la presidenta del partido propuso acabar las planillas nacionales de consejeros, e "incluir" en un comité político a dirigentes y gobernantes, instancia que, dijo, resolvería la discusión interna de algunos temas.
El griterío se hizo más fuerte. "šRosario, Rosario, Rosario...!".
Amalia se vio obligada a interrumpir su discurso, pero no resistió la tentación y reclamó a los consejeros: "šDebate, debate! Son propuestas, son propuestas...", dijo mientras agitaba sus cuartillas.
De distintos sectores, otros consejeros expresaron desde ahora su rechazo a esas dos propuestas: "šNo pasarán!". Los gritos de "šRosario, Rosario!" se mantuvieron, y para acallarlos, la dirigente perredista consintió: "Saludos a la compañera Rosario Robles".
Horas después, en la Plaza de Armas, donde el perredismo asistió a un concierto de Gabino Palomares, del círculo amalista se filtró que ya se habían identificado a tres de los "responsables" del abucheo, que "montaron una estrategia para reventar" el discurso de la dirigente: el zacatecano Jaime Enríquez Félix, secretario general del PRD en el estado de México, identificado con el grupo de los rosarios; el diputado Emilio Ulloa, de los cívicos; y José Antonio Rueda, de los camilos.
El saludo de Amalia provocó un "šeeeeeh!" de los simpatizantes de la ex jefa de gobierno. En respuesta, los seguidores de García Medina corearon su nombre.
Desde el presidium, el senador Raymundo Cárdenas cambió el grito de "šAmalia, Amalia!" por el del PRD, que la asamblea siguió, pero que al mismo tiempo aquietó momentáneamente a los consejeros.
Vinieron los discursos de los cuatro gobernadores del PRD, todos en distintos tonos buscando que permeara en el congreso la idea de consolidar la unidad interna, pero sin que ello implique el "aniquilamiento de las personalidades políticas del partido".
Leonel Cota, de Baja California Sur, fue más directo: "Tenemos que acabar con la cultura del golpeteo".
Siguió el turno de los coordinadores parlamentarios. A Martí Batres se le reconoció la crítica al secretario de Relaciones Exteriores, Jorge Germán Castañeda, por su posición hacia Cuba. "Fue militante del Partido Comunista, pero es el más reaccionario canciller que hoy sirve a los intereses de Estados Unidos. Esto indica que no importa de dónde venimos, sino más bien hacia dónde vamos".
La rechifla esta vez fue para Castañeda, e incluso hubo gritos de "šculeeero, culeeero!", dedicados al canciller.
Jesús Ortega era el último orador de la noche. Pero fue recibido con gritos de "šRosario, Rosario!", cuando al iniciar su discurso saludó a la presidenta del partido. Al igual que antes lo hizo Amalia, Ortega se vio presionado para dirigirse también a la "compañera Robles".
La asamblea empezó a abuchearlo cuando dijo que, a diferencia de Martí Batres, él no creía que el PRD debía ser una oposición de izquierda. La silbatina interrumpió la frase, que después completó: "šEl país requiere un gobierno de izquierda, compañeros y compañeras!".
Los consejeros clamaron el nombre de Cárdenas, quien esbozó una sonrisa. El discurso de Ortega se extendía y a diez minutos de iniciado, los silbidos se reanudaron. "šTiempo, tiempo!", le exigían.
En público, el senador aceptó su pertenencia a un grupo interno. "Soy integrantes de una corriente de pensamiento...". A esto le devolvieron un "šuuuuuuhhh!" de ironía. Y Ortega devolvió: "šSí, compañeros, trabajo para construir una corriente que aporte ideas a este proceso...!".
El duelo entre simpatizantes de Ortega -"šChucho, Chucho!"- y de Robles se intensificó. El senador hizo como que no escuchaba a estos últimos y sonrió: "Gracias, compañeros, por sus expresiones de apoyo". "šAaaaahh!", le devolvieron.
"šGracias por su tolerancia! šPor eso a los intolerantes les llevo ventaja!", rezongó Ortega, ya de plano molesto. Para "cerrar con broche de oro", Jesús Zambrano presentó a Cárdenas, y cuando el secretario general ya se aprestaba a convocar para la primera sesión plenaria de mañana, un grupo de consejeros exigió que también hablara la ex jefa de gobierno, a quien el directivo perredista le cedió el micrófono.
En consecuencia, con su exigencia de que se "devuelvan" los derechos a los militantes, declinó la oferta, pero sí deslizó: "Sólo quiero decirles, son tiempos de unidad, de respeto, de solidaridad, del PRD; de dejar a un lado intereses y de recuperar valores. Son tiempos de disputa, pero por la nación".
Al final, todos se fueron por su lado.
-ƑBajó o no el César a la arena, Chucho?
-Medio. Sólo tentó tierra -respondió.