LUNES Ť 23 ŤABRIL Ť 2001
REPORTAJE
El hábito se debe promover desde las primeras semanas de vida: pedagogos
Crecer con libros fomenta la lectura
Este lunes se celebra el Día Mundial del Libro, en el aniversario luctuoso de William Shakespeare y Miguel de Cervantes, con diversos actos.
Destaca en Madrid la entrega del Premio Cervantes a Francisco Umbral, una vez que concluya el maratón de la lectura de El Quijote, que comenzó el 19 de abril.
En Bogotá se lleva a cabo otra lectura continua con Pedro Páramo, de Juan Rulfo, como invitado central.
En México, de las 10 a las 20 horas se realiza una exhibición y venta editorial en el Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Tlalpan). A partir de las 18 horas, frente al Palacio de Bellas Artes, se efectuará la lectura en atril de Aura, de Carlos Fuentes, y Doce cuentos peregrinos, de Gabriel García Márquez, en voz de artistas, escritores, editores e invitados especiales. En la Sogem se ofrecerá una sesión de lecturas, en la que participarán Eduardo Casar, Marianne Toussaint, Gerardo de la Torre, José de la Colina, David Martín del Campo, Bernardo Ruiz y Mónica Lavín, entre otros. La cita es en el Foro Rodolfo Usigli (Eleuterio Méndez 11, esquina Héroes del 47, Churubusco Coyoacán), a partir de las 17 y hasta las 21 horas. En Querétaro, Mario Iván Martínez presentará el espectáculo Un rato para imaginar... Cuentos de hoy y siempre, que incluye la narración de leyendas indígenas mesoamericanas, a las 18 horas en el Jardín del Arte de la capital queretana
MONICA MATEOS-VEGA
A sus cinco años, Andrés cuenta con una biblioteca personal de aproximadamente 40 libros. Sus favoritos son El gato con botas, Rapunzel y Las aventuras de Vincent Van Oso.
Su primer contacto formal con los libros fue a los dos años, cuando por instrucciones de una educadora de la guardería particular a la que asistía, sus padres debían hojearle cada fin de semana un libro adecuado a su edad, es decir, con más figuras que letras.
Ahora Andrés exige casi a diario que su mamá le lea un cuento antes de dormir, además del que 'obligatoriamente' consulta con ella el sábado y domingo. Los libros que le gustan tienen más letras que "dibujitos", y Andrés, que ya sabe escribir su nombre y está aprendiendo los diptongos, está ansioso por ser él quien le lea cada noche un relato a su mamá.
El vecino de Andrés, Víctor, asiste a un jardín de niños de la Secretaría de Educación Pública. Aunque en su salón todas las cosas tienen un letrero que indica el nombre del objeto y existe un "rincón de lectura" en el que puede tomar el cuento que le guste para hojearlo (que por cierto, fueron donados por los padres de familia), no le gustan los que tienen muchas letras.
En su casa apenas tiene cinco libros y varios casetes de Nintendo. A sus padres no les preocupa que Víctor no conozca el abecedario, pues "ya lo aprenderá en la primaria", dicen, convencidos de que, incluso, algunos maestros de primer grado "de escuela oficial" se enojan si un niño "llega leyendo".
Tanto Andrés como Víctor viven en un medio urbano que les facilita su contacto con libros, aunque diversas metodologías los estén enfrentando a la lectura de manera divergente.
Pero Efraín, que vive en los alrededores del pueblo de Mixtequilla, en Oaxaca, a sus 5 años, nunca ha tenido un libro en las manos.
Habla zapoteco, entiende un poco de español y hasta dentro de un año se inscribirá en la primaria para aprender a leer y escribir en un idioma que no es su lengua materna.
En México, Ƒde quién es la responsabilidad de formar lectores?
Las escuelas particulares le llevan algunos años de ventaja a la Secretaría de Educación Pública en la instauración de métodos para el fomento a la lectura. Es decir, hasta hace poco, quienes tenían posibilidades económicas para acceder a la educación privada aprendían a leer "bien y bonito", aunque eso, obviamente, no es garantía de "saber leer", en referencia a la calidad cultural de las lecturas elegidas.
La familia, promotora de la lectura
El año pasado, la SEP editó Un buen comienzo. Guía para promover la lectura en la infancia, que forma parte de la Biblioteca para la Actualización del Maestro.
El texto es una traducción al español de una investigación realizada por pedagogos estadunidenses interesados en el tema, que señalan: "El mejor momento para empezar a mostrar libros a los niños es cuando son bebés, incluso desde las seis semanas. Actualmente, los investigadores saben que la formación de un lector depende, en gran medida, del conocimiento que el niño tenga del lenguaje y de los textos impresos.
"El hecho de que desde recién nacido, y durante los primeros años, el niño tenga una gran variedad de experiencias con el lenguaje impreso o hablado, influye enormemente en su éxito futuro en la lectura. Sin embargo, los niños necesitan actividades que les gusten y que puedan realizar con éxito sin que se les presione para ir más allá de la etapa de desarrollo en que se encuentran. Aunque los niños todavía no sepan las letras, las aprenden cuando intentan escribir; y aunque no sepan leer, aprenden cuando otros les leen."
Maestros, tíos, abuelos, niñeras, todos son responsables de fomentar en los niños el gusto o la aversión por las letras, pero, sobre todo, los padres. Una escuela particular, o un buen maestro no sirven de mucho si el niño en su casa no cuenta con el apoyo de por lo menos uno de los padres. Una educadora de un jardín de niños privado señala que muchos padres no se pueden comprometer a compartir con sus hijos las lecturas que deja pues "dicen que tienen mucho trabajo, que llegan cansados y no pueden leerle un cuento a sus niños. También hay mamás que dicen estar 'muy ocupadas' y son las nanas las que deben hacerlo, aunque a veces ni ellas sepan leer bien."
Hábito desde prescolar
En México ha existido "una mala percepción" acerca de quién es responsable de enseñar a leer y escribir, si el jardín de niños o la escuela primaria, señala Elisa Bonilla, directora del área de Materiales y Métodos de Educación Básica de la SEP, quien agrega en entrevista: "la responsabilidad formal de enseñar a leer y escribir es de los maestros de primer año de primaria, aunque la secretaría no prohíbe que en preescolar se acerque a los niños a ello. Por años se ha pensado que en preescolar no hay nada qué hacer para fomentar la lectura, pero hay muchísimo qué hacer para aproximar al niño al alfabeto de una manera paulatina, más lúdica."
La maestra reconoce que el contexto en el que se desarrolla un niño influye en su acercamiento a las letras. En un contexto urbano, donde hay palabras por doquier, es más fácil la familiarización con la lectura que en un ambiente rural.
"El fomento a la lectura, el aprendizaje de la lengua, ambos rubros incluidos en la asignatura de español, son eje central de la educación básica de la SEP, pero no es una tarea sencilla pues la responsabilidad en la enseñanza no es únicamente de la secretaría; hay que formar a más maestros lectores y contar con la ayuda de los padres, pues muchas veces hay que enfrentarse con el desprecio de éstos por la lectura. Es decir, el fomento a la lectura es un trabajo de la sociedad", puntualiza Bonilla.
La SEP asume su responsabilidad
Es hasta fecha reciente que la SEP ha puesto más empeño en el fomento a la lectura. Si antes eran los padres de familia los que tenían que donar libros para conformar las entonces llamadas "bibliotecas circulantes" de la escuelas primarias, desde 1986 se creó el programa Libros del Rincón, que provee anualmente de hasta 60 títulos a cada plantel. Además, el año pasado se emprendieron amplios programas de fomento a la lectura en Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Guerrero, Chihuahua, Colima, Coahuila, Jalisco y Querétaro.
La mayoría de las escuelas públicas cuentan ahora con un espacio para sus "bibliotecas escolares" y entre los maestros de educación primaria se ha ampliado la oferta de libros de capacitación y actualización.
En particular, la SEP promueve entre sus profesores el libro Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura, de la psicóloga francesa Michéle Petit quien afirma: "Leer para tener acceso al saber, en cualquier edad, es algo que puede ayudar además a no caer en la marginación, a conservar un poco los vínculos, a mantener el dominio sobre un mundo tan cambiante, en particular en lo que toca al acceso a diversos medios de información escrita".
Dentro de la Biblioteca para la actualización del maestro destaca el volumen Lo fugitivo permanece, una antología de 21 cuentos mexicanos realizada por Carlos Monsiváis quien escribe en la nota preliminar: "la cultura y la literatura son recursos esenciales de la nación... Una característica notable del cuento y la novela en México (y en todas partes) es su participación desde los valores intrínsecos, en la ampliación de libertades, en los espacios ganados a la improvisación artística, al chantaje sentimental, a los prejuicios, a la tiranía academicista, a la moral tradicional, al dogmatismo político, al machismo, a la homofobia. A la cerrazón y a las opresiones de una cultura, se responde con la durabilidad de los textos que proponen zonas diferentes".
Este libro incluye narraciones de Juan Villoro, José Agustín, Elena Poniatowska, Sergio Pitol, Juan Vicente Melo, Juan García Ponce, José Emilio Pacheco, Elena Garro, Augusto Monterroso, Carlos Fuentes, Ricardo Garibay y José Revueltas, entre otros.
Los nuevos mentores, los más entusiastas
Son las nuevas generaciones de maestros las que mayor entusiasmo ponen en la aplicación de los nuevos programas de fomento a la lectura. Un joven director de una primaria de la SEP ubicada en la zona de Coacalco, estado de México, quien pidió el anonimato, relata que cuando el 1o. de marzo llegó a hacerse cargo de dicha escuela, encontró embodegada la colección de los Libros del rincón otorgada en septiembre a ese plantel.
Su antecesor, un maestro con 40 años de servicio, nunca acondicionó la biblioteca e, incluso, obsequiaba a sus colegas la colección de libros que recibió en años anteriores bajo el argumento de que "a los niños no les interesa".
ƑQuién tiene la culpa de esa apatía por la lectura?
Una posible respuesta se puede hallar en el texto Como una novela, de Daniel Pennac:
"Y si el proceso no es contra la televisión o el consumo en cualquier instancia, será contra la invasión electrónica; y si la culpa no es de los pequeños juegos hipnóticos, será de la escuela: las enseñanzas aberrantes de la lectura, el anacronismo de los programas, la incompetencia de los docentes, la vetustez de los locales, la carencia de bibliotecas.
"ƑQué más entonces?
"Ah sí, el presupuesto del ministerio de Cultura...šuna miseria! Y la parte infinitesimal reservada al "libro" en esta bolsa microscópica.
"ƑCómo quiere usted en estas condiciones que mi hijo, que mi hija, que nuestros muchachos, que la juventud, lean?".