SABADO Ť 21 Ť ABRILŤ 2001

Ť Temor a un área de libre comercio sin rostro humano, señala Henrique Cardoso

Aceptan los gobernantes de Canadá y Brasil la validez de las protestas contra el ALCA

Ť Retrasan manifestaciones la inauguración de la tercera Cumbre de las Américas

Ť Alcanzan gases lacrimógenos lanzados por la policía a los presidentes de Perú y Guatemala

ROBERTO GONZALEZ AMADOR, DAVID BROOKS Y JIM CASON ENVIADOS

Quebec, 20 de abril. Las protestas de los opositores a la creación de un área de libre comercio en el continente americano marcaron el inicio de la tercera Cumbre de las Américas y provocaron el retraso en la inauguración de la cita, que reúne a 34 jefes de Estado y de gobierno del continente.

El anfitrión, Jean Chrétien, primer ministro de Canadá, y el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, oradores en la ceremonia de apertura, aceptaron la validez de las protestas.

"Las miles de personas que se manifiestas en las calles de Quebec esperan de nosotros que nuestras decisiones unan al continente no por la asimetría de poder sino por la comunidad de valores", dijo el presidente Cardoso. "Su protesta es motivada por el temor de un área de libre comercio (ALCA) o de una globalización sin rostro humano. Ese es nuestro desafío", señaló el líder brasileño.

La ceremonia de apertura, que inició con retraso de una hora en medio de extremas medidas de seguridad, fue desahogada en forma apresurada por el nerviosismo que causó entre los organizadores y los cuerpos de seguridad la magnitud de las protestas callejeras, la más cercana a 800 metros del Centro de Convenciones, sede de la cumbre.

Los gases lanzados por la policía para dispersar a los manifestantes alcanzaron a varios presidentes ?entre ellos, los de Perú, Guatemala y los jefes de gobierno caribeños? que se alojan en el céntrico hotel Royal Palace, a dos cuadras de la sede.

En su discurso durante la ceremonia de apertura, Chrétien señaló que en la democracia las protestas, las manifestaciones, canada3lh0 son derechos fundamentales y "acojo con beneplácito a quienes han venido a Quebec a protestar pacíficamente. La violencia y la provocación son inaceptables. Lo que esta tarde han hecho un grupo de extremistas no representa a la mayoría de la sociedad civil que está aquí".

Otros oradores en la ceremonia, como los presidente de Chile, Ricardo Lagos, y de El Salvador, Francisco Flores; y de Barbados, Owen Seymour Arthur, también reconocieron la fuerza de los opositores a la mundialización de la economía y la validez de sus preocupaciones.

El discurso del presidente Cardoso marcó el tono disonante a la posición de Washington en el tema de la negociación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Para el presidente brasileño, si el ALCA no logra la promoción del desarrollo y de la justicia social en Latinoamérica, "será un tratado irrelevante o, en la peor de las hipótesis, un acuerdo indeseable".

"Si deseamos caminar hacia una efectiva integración del hemisferio, la tarea debe ser eliminar la diversidad entre naciones que es injusta: la profunda desigualdad de ingreso y de condiciones de vida, tanto dentro de los países como entre las naciones".

Señaló que el libre comercio es sólo un instrumento para acabar con esa desigualdad, no es la solución. "La eliminación progresiva de los obstáculos a los intercambios comerciales puede jugar un papel decisivo en la creación de oportunidades para el crecimiento económico y para la superación de desigualdades. Así concebimos en Brasil la posibilidad de un ALCA".

Puntualizó que para Brasil la integración regional a través del Mercado Común del Sur (Mercosur) es una prioridad absoluta que no dejará de existir por esquemas de integración de mayor amplitud geográfica.

Cardoso advirtió que el ALCA será bienvenido si su creación significa un paso de acceso a mercados más dinámicos, un camino para reglas compartidas sobre antidumping, si reduce las barreras no arancelarias, si evita la distorsión proteccionista de las buenas reglas sanitarias. También si protege la propiedad intelectual al tiempo que promueve la capacidad tecnológica de los pueblos de la región y, además, si logra corregir las asimetrías en el sector agrícola.