Ť Alejandro Arzumanian presenta esta noche su disco
Natural fabryk, coctel de historias con pianos, percusiones, ollas y guitarras
JUAN JOSE OLIVARES
Dice que es un ciudadano del mundo, un nómada universal, un estudioso de piano clásico que inició su carrera haciendo rock, música armenia (donde tiene orígenes), jazz y fusión devenido global music -¡bueno!-, es el argentino Alejandro Arzumanian, quien ha incursionado en eso del performance, tiene tres libros (La bóveda de los címbalos, El uronauta y Tatuajes) y se dedica a músico experimental desde hace más de 25 años. Ahora, presentará a las 20 horas en el Hexen Café su segundo disco editado en México (donde tiene cinco años viviendo) llamado Natural fabryk: "una caja de sorpresas con 10 temas -en italiano, armenio y español- abiertos que sintetizan una modalidad, un tipo de arreglos, un trabajo técnico, un estilo, un color y una atmósfera diferentes".
Comenta el por qué no grabar un disco con una atmósfera fija: ''porque lo que hoy entendemos por fusión pasa por incorporar elementos que están más allá del trabajo en fotocopia al cual está habituada la farándula, que utiliza una fórmula desde un punto de mercadotecnia, lo repite hasta el hartazgo lo que degrada al artista y engaña al público".
El disco es un coctel de historias contadas por pianos, sintetizadores, percusiones, ollas y guitarras. ''Un viaje hacia lo externo, al plexo''.
Dice: ''Si dentro del material de un artista no hay una salida para que se produzca un cambio de opinión, un elemento comunicacional que permita que la gente empiece a asimilar, a entender su contexto social, sus sueños, sus búsquedas, se produce un engaño, y yo no estoy para engañar a nadie.
''No hago música experimental por hacerla. Sólo formulo argumentos creativos y estéticos y trato de que la música clásica, el jazz, el blues, la música oriental, la indoamericana estén presentes dentro del material".
Comenta que lo más importante es que la gente escuche su material, aunque no lo compre (aunque también quiere corresponder al apoyo que tuvo con el sello editor).
-¿No crees que es un disco sólo para cierto sector?
-No es un disco raro, está muy claro, inclusive hay temas que utilizan fórmulas conocidas a través de una textura, un volumen y una búsqueda, se buscó la conotación exacta, la nota exacta, esa profusión de notas buscando un sonido experimental en los sintetizadores, en textos que originen aunque sea una pequeña sonrisa de sorpresa. Natural fabryk por ejemplo es un tema que habla sobre los pueblos indígenas. Hay un cuento urbano con percusiones. Todo el disco cambia''.
Se puede definir a Natural fabryk "con una fórmula que usan en las compañías cuando no saben qué coño hacer con el material: world music, pero hay que decir que los sentimientos de una persona no son world music; esto es una parte de mi vida".
-¿Qué has rescatado de tu etapa de roquero y de poeta?
-A mí se me murió el rock cuando desapareció Frank Zappa, que lo ubicaba dentro de un contexto más sinfónico, progresivo, coral. El rock está muerto, porque han hecho de él un millón de fotocopias hasta destruirlo. Pero el que se hace con fusiones, con búsquedas nunca va estar muerto porque es legítimo.
Arzumanian dice que el problema de la creatividad está en el temor. "Aquel creativo que siente temor va angustiar su vida".
En Natural fabryk, este "laboratorio sónico-literario'' colaboran Arzumanian (teclados, poesía, voz, arreglos), Fernando Martínez del Campo (guitarras), Mauricio Garza jr. (batería), Armando Montiel (olla de barro), Naina Muzra (percusiones) y Antonio Russek (piano y apoyo técnico). Hexen Café en Jalapa 104, Colonia Roma, tel. 5514-5969.