VIERNES Ť 20 Ť ABRIL Ť 2001

Ť 21 millones de personas recibirían distintos montos en subsidios, afirma Funsalud

Propone Soberón crear un seguro nacional de salud

Ť Según estudio, 60% de los mexicanos está dispuesto a pagar un servicio médico privado

ANGELES CRUZ

Setenta y cuatro por ciento de los mexicanos quiere elegir a su doctor, y 60 por ciento está dispuesto a pagar por un servicio médico privado, aun cuando sea derechohabiente de alguna institución de seguridad social. Por ello, y debido a que "existe buena disposición de la sociedad y está preparada para acoger innovaciones", la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) propuso la creación de un seguro nacional de salud, por el cual se subsidiaría con diferentes montos a 21 millones de personas.

El presidente de Funsalud, Guillermo Soberón Acevedo, explicó que la aplicación de este sistema en el país implicaría una erogación de 10 mil millones de pesos por parte de los hogares beneficiarios, así como de 17 mil millones que aportaría el gobierno federal. Esta última cifra equivale a 0.29 por ciento del producto interno bruto (PIB), por lo que "es viable empezar a establecer el seguro nacional de salud en función de los recursos que serían destinados este año al sector", apuntó.

Al participar en el simposio La reforma de la salud en México, organizado por la Academia Nacional de Medicina, Soberón Acevedo detalló que en una primera etapa, el seguro se enfocaría a las personas no derechohabientes de la seguridad social que vivan en ciudades mayores de 100 mil habitantes, principalmente por su ubicación geográfica y su capacidad de pago. Sin embargo, también se buscaría integrar a las familias más pobres, a través de subsidios.

Señaló que en aras de garantizar la equidad en el sistema nacional de salud, se tendría que ampliar y perfeccionar el paquete básico de servicios que actualmente se aplica en las zonas marginadas del país, dentro del Programa de Ampliación de Cobertura. Además, establecer los mecanismos para recuperar los gastos en que incurren quienes tienen capacidad de pago; hacer que los seguros privados sean complementarios a la atención médica de las instituciones públicas y fortalecer la descentralización de los recursos económicos.

El estudio realizado por Funsalud para tener la certeza de que el seguro nacional de salud es viable, concluyó que de los 21 millones de personas que ingresarían en una primera etapa, más de 5 millones ganan arriba de cuatro salarios mínimos, y no recibirían ningún subsidio. Alrededor de 1.7 millones de individuos tienen ingresos menores a un salario mínimo y accederían a un apoyo económico de 100 por ciento.

Unos 6.5 millones más con ingresos de entre uno y dos salarios mínimos obtendrían un subsidio de 75 por ciento; los aproximadamente 4.5 millones de mexicanos con percepciones de dos a tres salarios mínimos tendrían apoyo de 50 por ciento, y quienes obtienen de tres a cuatro salarios mínimos (2.5 millones de individuos) recibirían 25 por ciento.

De acuerdo con la propuesta presentada por Soberón Acevedo, el objetivo principal es que exista "una buena mezcla público-privada" en los servicios de salud. De ahí la necesidad de que se fomente la prestación plural de éstos, es decir, que todas las instituciones estén en disponibilidad de atender a los enfermos, sean o no derechohabientes.

Bajo este esquema, el costo de los servicios médicos utilizados sería absorbido por la entidad a la cual pertenezcan las personas que los solicitan. Con ello, dijo el ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud, se promovería una sana competencia, que a su vez se traduciría en una mayor calidad en el sector.

Ante académicos y funcionarios que la noche del miércoles se dieron cita en la sede de la Academia Nacional de Medicina, Soberón Acevedo mencionó que la pluralidad en la prestación de servicios es inevitable, dado el incremento en la demanda que se prevé tendrá lugar en el IMSS -expertos consideran un aumento de 75% en los próximos años. Actualmente, dijo, las instalaciones de esta dependencia están prácticamente saturadas, a pesar de que únicamente acude a ellas 60 por ciento de sus casi 50 millones de derechohabientes. Treinta por ciento acude a hospitales privados o a los destinados a la población abierta.

Ante la imposibilidad de atender a la nueva población derechohabiente -afirmó Soberón-, la única alternativa viable es utilizar la infraestructura de los servicios estatales de salud, los institutos nacionales y los establecimientos privados, los cuales podrían servir mediante un financiamiento público.

En cuanto a la participación del sector privado en el sistema de salud, la propuesta de Funsalud señala que es inevitable su crecimiento en esta área, aunque también admite que debe capacitarse para asumir la responsabilidad. Actualmente, los servicios están muy fragmentados, son de desigual calidad y de precios variables.

Es preciso implantar una rigurosa regulación que cuide distintos aspectos de la calidad y de la atención médica que prestan. Pero adicionalmente, subrayó, tendrán que establecerse incentivos económicos, fiscales y académicos, así como reconsiderar y perfeccionar esquemas de subrogación, prestación indirecta de servicios y reversión de cuotas (que el IMSS regrese una parte de la aportación obrero-patronal a las empresas, para que éstas se hagan cargo de los servicios médicos de sus empleados).

El proyecto de Funsalud se basó en las investigaciones que en esa misma institución realizó el actual secretario de Salud, Julio Frenk, por lo que sus metas, al igual que las del actual gobierno federal, se enfocan a garantizar calidad, equidad y protección financiera del sistema nacional de salud. Incluye otras líneas estratégicas, que tienen que ver con la separación del financiamiento de la prestación de servicios, lo cual en México ya ha empezado a darse con la descentralización administrativa.

Otro aspecto es el relativo a la creación de un fondo nacional de salud pública, por el cual se transformaría el actual esquema sanitario, para dar prioridad a prevención de enfermedades, cuidado del ambiente, investigación y formación de recursos humanos, entre otros. Soberón explicó que esto será posible siempre que la Secretaría de Salud consolide su función rectora, lo que significa que deberá tener las facultades para regir sobre la totalidad de los recursos asignados al ramo. No será recaudadora de fondos, ni financiadora o prestadora de servicios, dijo.