VIERNES Ť 20 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Los Estados deberían renunciar a aplicar sus leyes en beneficio de las grandes empresas
Plena liberalización del capital financiero, plantea el ALCA
Ť El acuerdo daría a las corporaciones el poder de impedir que los gobiernos impusieran normas de salud, seguridad y protección al trabajo, según la visión de representantes regionales
ROBERTO GONZALEZ AMADOR, JIM CASON Y DAVID BROOKS ENVIADOS
Quebec, 19 de abril. El retiro completo de los Estados nacionales de la actividad económica, una total eliminación de barreras a la circulación de capitales y la renuncia de los gobiernos a aplicar regulaciones y leyes que afecten la actividad de las empresas, incluso de aquellas altamente contaminantes, constituyen los pilares de un área continental de libre comercio, según la visión de un grupo de trabajo integrado por representantes de los 34 países de la región que inician una cumbre de tres días en esta ciudad.
La tercera Cumbre de las Américas, a la que asisten los gobernantes de todo el continente a excepción de Cuba, pretende dar pasos concretos en la integración regional, aunque no sólo en el tema económico, sino también en objetivos políticos.
''El fortalecimiento de la democracia y la integración económica han llegado a identificarse como los pilares del proceso de las cumbres, como lo reflejaron la Primera y Segunda Cumbres de las Américas, en Miami (1994) y Santiago de Chile (1998)'', consideró el anfitrión de esta cita, el gobierno de Canadá, en una declaración previa a la inauguración del encuentro.
En la declaración, el gobierno canadiense remarca la importancia de que la cumbre de 2001 se base en los logros de los encuentros previos, pero que al mismo tiempo se dirija ''hacia un temario preciso, pertinente y orientado hacia resultados concretos''.
La víspera que el encuentro sea inaugurado por el primer ministro Jean Chrétien, algunos de los objetivos de largo alcance de la cumbre comenzaron a ser despejados, así como algunos de los resultados concretos que los gobernantes esperan de la cita.
Un grupo de trabajo integrado por representantes de los 34 países del continente preparó ex profeso para esta tercera cumbre una propuesta sobre inversiones, que constituye el punto de apoyo para construir el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un acuerdo que según decisión de los gobiernos del continente deberá entrar en vigor en 2005.
El documento, obtenido por este diario, plantea eliminar por completo cualquier barrera u obstáculo a la circulación de capitales en la región, lo que en la práctica implica que los gobiernos renuncian de antemano a imponer controles para evitar ser afectados por las corridas de capital que han marcado las crisis financieras y económicas en los países latinoamericanos.
''Cada uno de los países debe permitir las transferencias de fondos relacionados con inversiones de un país a otro'', en el área que comprende el ALCA, señala el documento. ''Los países deben garantizar a un inversionista de otra nación (de la zona) que pueda transferir libremente sus inversiones o las ganancias derivadas de éstas'', agrega el texto.
En una región económicamente dominada por Estados Unidos, garantizar un libre tránsito de inversiones parece un eufemismo para decir que las empresas y fondos de inversión de ese país no tendrán ningún obstáculo para mover sus recursos.
Los 34 países que integrarán el ALCA forman una región de 792 millones de personas, que en 1999 realizaron compras por 1.5 billones de dólares (un billón equivale a un millón de millones) y que en el mismo periodo registraron un PIB de 11 billones de dólares, de los que 7 billones correspondieron a Estados Unidos.
El comercio de la región alcanza 2.7 billones de dólares, que representa 22 por ciento del comercio mundial.
Más allá de cifras espectaculares, el grupo de naciones del continente americano, que pretenden unirse en un área de libre comercio, vive entre profundas asimetrías.
De los 792 millones de habitantes, 500 millones viven en Latinoamérica y de ellos la mitad se encuentra en situación de pobreza. Las naciones al sur del Río Bravo acumulan una deuda externa de 792 mil millones de dólares, contratada con los países del norte industrializado, por la que pagaron, en 1999, intereses por 123 mil millones de dólares. Estados Unidos y Canadá concentran 80 por ciento del peso económico en el continente.
Todo el poder a la empresa
Los trabajos que comienzan este jueves no sólo buscan lograr una plena liberalización del capital financiero. Los documentos base de discusión preparados por los equipos técnicos de los gobernantes también sugieren que los Estados nacionales deben abdicar el cumplimiento de sus leyes nacionales en beneficio de las corporaciones empresariales.
Bajo este criterio, una corporación que pretendiera ser sancionada por algún gobierno nacional, por ejemplo, por contaminar o incumplir derechos de sus trabajadores, no podría ser castigada pues se acogería a la protección de inversiones establecida en el ALCA.
''La imposición de estas reglas daría a las corporaciones el poder de impedir que los gobiernos establezcan normas de salud, de seguridad pública y de protección al trabajador, así como que los Estados impongan leyes para evitar que esas empresas contaminen el medio ambiente en su área de operación'', comentó Lori Wallach, dirigente de Public Citizen, una agrupación con sede en Washington reconocida como una de las organizaciones anti globalización más seria en el mundo.
''Efectivamente, las reglas contenidas en el ALCA limitarían seriamente la posibilidad de que los gobiernos puedan llevar una política de interés público y aumentarían el control de las grandes corporaciones sobre los gobiernos a costa de los habitantes de las Américas'', señaló.
La mayor crítica que está recibiendo la negociación del ALCA es que se trata de una extensión a todo el continente de los términos en que fue negociado y redactado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), en el que participan Canadá, Estados Unidos y México.
El TLC ha multiplicado los flujos de comercio entre las tres naciones, pero en México ha profundizado las diferencias de desarrollo entre el norte -ligado a la economía de Estados Unidos y Canadá- y la región sur, sumida en altos niveles de pobreza y marginación.
''El ALCA es el nombre formal de una posible extensión del TLC que incluiría a todos los países del continente'', excepto Cuba, indicó Public Citizen. ''La meta del ALCA es imponer el modelo económico ya probado en el TLC de nuevas protecciones para patentar y para inversiones corporativas, de liberalización del comercio, desregulación y privatización'', señaló.