viernes Ť 20 Ť abril Ť 2001

Gilberto López y Rivas

ƑHacia dónde va la revolución democrática?

De los resultados del congreso dependerá la posibilidad o imposibilidad de consolidar un espacio de lucha política en el ámbito nacional

El próximo 24 de abril dará inicio el sexto Congreso Nacional del Partido de la Revolución Democrática. Ahí no solamente se discutirá el perfil programático y estatutario del partido, sino que estará en juego su misma refundación. Y más aún, de los resultados del congreso dependerá la posibilidad o imposibilidad de consolidar un espacio de lucha política en el ámbito nacional para un sector importante de la izquierda mexicana.

Esto no significa que desde su nacimiento el PRD haya carecido de posiciones de izquierda en escenarios y coyunturas diversos. Su propia constitución como confluencia de distintas organizaciones sociales y políticas que provenían de procesos de lucha identificados con la democratización, la justicia social e, incluso, detentadores de idearios políticos abiertamente socialistas, explica que el PRD haya dado una batalla sin cortapisas en la conquista de derechos políticos inexistentes antes de su fundación. Los centenares de militantes asesinados por el simple hecho de pertenecer a un partido de oposición al régimen con opciones reales de disputar el ejercicio del poder político, es tan sólo una prueba de ello.

Paralelamente a esta rebelión cívica que empujaron desde abajo los sectores sociales más golpeados por las políticas económicas neoliberales impuestas, y que encontraron eco en un imaginario social colectivo en el que el cardenismo se constituyó en la antinomia al nuevo proyecto estatal que se venía configurando, comenzó a desarrollarse una sórdida disputa por el poder al interior del partido y por los puestos de representación popular y de gobierno, a partir de la cual los intereses de corrientes, grupos e individuos empezaron a socavar la mística, los principios y la ética que habían dado origen a una de las expresiones más organizadas de la resistencia social en el país.

Para desgracia de quienes han participado en la construcción de un referente político con definiciones claras respecto a las profundas desigualdades socioeconómicas generadas por el capital, en tanto expresión civilizatoria de la vida humana; quienes no han cejado en el afán por combatir la pobreza, la discriminación, la explotación, el racismo; quienes pretendieron romper con los vicios de un régimen político, cuyo poderío descansaba en el lucro de las necesidades humanas; quienes no conciben la política separada de la ética; quienes no anteponen los intereses grupusculares a los de la lucha por la emancipación nacional y social, hoy proliferan en ese partido político, que se definió libertario, intereses mezquinos que pretenden mercantilizar la política para utilizarlo como franquicia que reparte puestos públicos y partidistas, que carece de una estrategia política consistentemente oposicionista y que no cuenta con posiciones ideológico-políticas precisas y efectivas para hacer frente al proyecto reaccionario de Vicente Fox.

La ausencia de la juventud en el PRD no es gratuita. Los pocos jóvenes que en él militan o laboran están siendo arrastrados por la inercia del pragmatismo que hace de la política un medio de subsistencia individual y no un fin en sí mismo en el que se disputen proyectos de nación o se ponga a debate una nueva ofensiva civilizatoria que genere nuevas expectativas de vida comunitaria.

ƑCómo es posible que la responsabilidad social y política que condujo a formar el PRD se desvanezca ante una política electorera y hasta oportunista? ƑCómo tolerar actitudes de la dirigencia nacional de indiscreción, falta de tacto y alarde por el apoyo económico y político a ciertos movimientos, como la reciente marcha del EZLN, que debería ser incondicional y no con el afán de "pararse el cuello" en vísperas del próximo Congreso Nacional?

Justamente expresiones políticas como la surgida en 1994 con el EZLN se explican, entre otras razones, por la falta de legitimidad plena de organismos políticos como el PRD. No se trata, en este sentido, de optar por una u otra expresión de lucha, sino de ejemplificar con la presencia del EZLN, la ausencia en el PRD de un discurso fresco e innovador con amplio poder de convocatoria, una participación congruente con los principios y capaz de trascender las invitaciones legitimadoras del actual gobierno que, al igual que los anteriores, pone en entredicho los más elementales derechos sociales.

Con el riesgo de pecar de pesimista, considero poco prometedores los resultados del próximo congreso en tanto la composición de las fuerzas ahí representadas parece expresar de nuevo las opiniones y los votos presuntamente secuestrados por las "corrientes", en tanto los procedimientos que designaron a sus delegados llevan consigo vicios que no se deben soslayar. Pero al margen de ello, es deseable que las brasas de la revolución democrática hagan posible el milagro de la refundación del partido y que los delegados al congreso actúen sólo bajo el imperativo de su conciencia social y de su patriotismo dando lugar a un segundo aire en el accionar de la izquierda mexicana agrupada en el PRD. Ť

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