JUEVES Ť 19 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Siempre en alusión a la fría, hizo famosos boleros como Sombras y Cuatro cirios
Javier Solís, la voz que le cantó a la noche y a la muerte, dejó este mundo hace 35 años
Ť Somos publicará la biografía del cantante en el número que saldrá el 26 de abril
JUAN JOSE OLIVARES
Hoy hace 35 años que se despidió de este mundo "la voz que cantó a la noche y a la muerte", la de Javier Solís (cuyo nombre real era Gabriel Siria Levario). Un mal en la vesícula terminó con su vida en un hospital, luego de una intervención quirúrgica y ahogado en un mar sin agua.
Siempre se rumoró que el revelaba a sus amigos que moriría joven, que alcanzaría a su madre (adoptiva) pronto en el cielo. Y se cumplió. A los 34 años y con el éxito musical a cuestas, Javier Solís abandonó ese mundo que desde niño observó grisáceo.
No es raro que escogiera muchas veces canciones -que se convirtieron en éxitos populares- referentes al olvido, soledad y al más allá: Mi último bolero, Si Dios me quita la vida, Sombras, Cuatro sirios. De hecho sus últimos boleros rancheros, también hacen alusión a la llegada de la fría como Me recordarás y Amigo organillero. Asimismo, nunca dejó de pregonar la tristeza, incrustada en su espíritu desde su pobre infancia, desde que su mamá Angela lo dejó solo.
Dice un párrafo extraído del texto de Héctor Argente acerca de la historia de Javier, que se publicará en el próximo 26 de abril en la revista Somos, en el que parece que el cantante habla en primera persona: "Los domingos eran de fiesta. Aquel mundo humilde, pero feliz me lo cortaron bruscamente de raíz... Volvía de la primaria, iba en quinto grado, y vi a mucha gente frente a la casa. Todos me miraban con pena, quizá lástima. Algunas veces me acariciaban. No entendía lo que pasaba, hasta que vi a papá Valentín llorando junto al cuerpo de mamá Angela. Había muerto. Desde aquel día odié la vida, odié las palabras, odié a los niños que todavía tenían mamá. No sé si la palabra exacta es odié. Sólo sé que dejé de hablar, de sonreír, de mirar los árboles, de darle de comer a las palomas. Me enfermé de silencio..."
Y en efecto, nada fue igual desde aquel día porque había surgido ese hombre joven trabajador y con anhelos, que igual fue ayudante, gasolinero, mecánico, panadero (como su padre postizo, Valentín), boxeador y carnicero, oficio que desempeñó por varios años. Fue un hombre luchón que "en medio de las sombras", como lo reza la canción Payaso, esperaba el momento adecuado para ser tocado por Dios, en el camino que le fue trazado: cantar, su única distracción y placentero desahogo. Era lo que le hacía feliz desde joven, como cantarle por las noches a su mamá Angela, pero cuando se fue, enmudeció por mucho tiempo, con la garganta y boca secas. Como el nosocomio donde terminó sus días.
Aquí otros párrafos del texto de Héctor Argente, en el que vuelve a hablar el cantante: "Tengo sed. hace mucho tengo sed. Siento la Boca pastosa... y como si mis labios estuviesen pegados uno con el otro... ƑCuánto faltará para que llegué La Gatito (Blanca Estela, su esposa). Extraño a mis chavalillos. ƑPor qué tendré tanta sed? Por algo será que el doctor Zubiría me dijo: 'De agua, nada'... y por aquí no veo ninguna jarra con agua".
"ƑQuién soy? ƑCómo me llamo? ƑCuál es el número de este cuarto? Me llamo Gabriel Siria levario, y estoy en el cuarto 406 del Hospital Santelena. Está por amanecer el 19 de abril de 1966. Me estoy recuperando de la operación de la vesícula. Ya tengo varios días aquí...y me prohibieron el agua. šAh, si pudiera morder unos hielitos!"
Quizá el dolor espiritual en Javier era más intenso que el físico, el que lo aquejaba durante sus últimos años; mal que no atendió debido a su ambición por el trabajo, a su deseo de hacer dinero para compartirlo con su nueva compañera. Pero todo fue muy tarde. Se fue a operar y esperando la llegada de La Gatito, su mujer, para platicarle que todo había salido bien, sólo encontró a mamá Angela. La felicidad real le llegó tarde.
Dijo:"ƑQuién se acerca? Si es la mejor sonrisa del mundo... mamá Angela, viniste a verme, aunque sea a través de mi fiebre y del tiempo. Gracias mamita. Ahora ya puedo decir que estoy bien. Tú has sido en realidad la mujer que más quise en mi vida. Me siento estupendo. Esto es una fiesta, abrázame, abrázame mamá Angela. Soy feliz, ya no tengo sed".
Javier tuvo a unos padrinos devenidos auténticos padres: Valentín Levario y Angela López. Juana Levario Plata y una casualidad llamada Francisco Siria fueron su padres sanguíneos.
El número biográfico de Somos, también celebrará el aniversario 11 de la revista, y el tercero de difundir historias de los famosos. Asimismo, para el próximo primero de junio preparan un biografía por el natalicio de Marilyn Monroe.