JUEVES Ť 19 Ť ABRIL Ť 2001
REPORTAJE
Tercer centro religioso del país
El niño de Atocha no es santo, pero hace milagros
Propiamente no es reconocido por la Iglesia católica como un santo, aunque con las limosnas que miles de feligreses depositan en sus alcancías mantiene económicamente al Seminario Conciliar de Guadalupe (el más importante del centro del país) y subsidia a todos los sacerdotes de 45 parroquias en Zacatecas, sin contar las aportaciones al episcopado mexicano... y al Vaticano.
ALFREDO VALADEZ CORRESPONSAL
Zacatecas, Zac., 18 de abril. El templo donde se le venera fue construido a mediados del siglo XVIII. Su imagen es tan popular que en Centroamérica ha adornado billetes de la lotería. Presuntamente venerado por el revolucionario Francisco Villa y admirado por los artistas mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo, el principal distintivo de este icono religioso es su poder de bilocación, es decir , "que puede estar en dos lugares al mismo tiempo", menciona el padre Francisco Javier Carlos Cárdenas, capellán del santuario.
Y precisamente esta característica fue la que desde mediados de 1760 se presume dio origen a la tradición popular de los ex votos o retablos, donde cada feligrés narra en forma gráfica y textual la situación, las condiciones y circunstancias en que habría sido objeto de un milagro.
El poblado de Plateros fue fundado en 1568 y hacia 1650 el marqués de Aguayo, dueño y beneficiario de las minas de plata del lugar, en agradecimiento por la riqueza del lugar ordenó traer de España una imagen de la virgen De Atocha, que se venera en Madrid. Dicha virgen mantenía en sus brazos al niño Jesús, que a principios de 1800 se convirtió en El Niño de Atocha. El cómo y quién separó a ambos personajes ni siquiera la iglesia lo ha podido indagar.
A 300 años de veneración religiosa, el Santuario del Santo Niño de Atocha se ha convertido en el tercer centro religioso de México. Pero paradójicamente, para la Iglesia católica, el de Plateros no es un santo, aunque así se le conozca en miles de hogares mexicanos.
En entrevista, el capellán del santuario, Francisco Javier Carlos Cárdenas, explicó que el venerado "no es un santo, es Cristo, el niño Jesús" y en el Vaticano el lugar es reconocido como santuario a Cristo. Pero el sacerdote deja de lado esta "confusión" religiosa para dar paso a las bondades del niño de Plateros.
Pero este centro religioso ha cultivado por décadas una actividad sui generis: el desarrollo de la plástica popular en los ex votos o retablos dirigidos al Santo Niño de Atocha, práctica que persiste y cuyo origen cierto se desconoce. Así, hay antiguos testimonios de principios del siglo XIX, aunque hay de otro y que datan de finales del siglo XVIII.
En el patio lateral de la iglesia de Plateros, sobre un pedestal de cantera rosa, guardada en una urna de vidrio reposa una piedra que debe pesar unos cinco kilos. Tiene una placa grabada: "15 de Junio de 1790. La piedra en este pedestal testifica que por la invocación de un asesino arrepentido a la prodigiosa imagen del señor de Plateros, fue resucitado un hombre a quien dio muerte con ella y para testimonio del milagro el resucitado la trajo en la cabeza a este santuario enteramente sano al día siguiente de cometido el crimen".
Miles de ex votos o retablos cuelgan de las paredes exteriores del templo, luego de que en sus salas interiores, paredes, puertas y hasta techos han sido insuficientes para dar lugar a los cuadritos que, en promedio, miden 20 por 30 centímetros.
Su contenido es variado. Dan cuenta de "milagros" por cura de enfermedades terminales, accidentes presuntamente fatales, el salvar situaciones de riesgo inminente como haber estado en una guerra, y hasta cambios climáticos que eran desfavorables.
"Dedico el presente retablo al Santo Niño de Atocha en acción de gracias así como lo prometí, cuando le pedí con todo mi corazón que lloviera porque ya mi ganado se estaba muriendo de sed y muy pronto recibí el favor, por lo que hago público tan patente milagro. Deonicio Lugo. San Juan del Palmar, Nuevo León, Junio de 1961"
Del siglo pasado son los ex votos más pintorescos e increíbles. De la época de la revolución, pueden rescatarse el siguiente: "Le dedico este retablo al niño de Plateros en recompensa que no nos asaltara Villa, de vernos favorecidos de ese peligro y damos infinitas gracias. 18 de junio de 1915" (sin firma)
Este retablo contrasta con el testimonio sobre el general revolucionario, incluido en el libro "Fe, Arte y Cultura, Santo Niño de Atocha, Ex votos", editado a propósito de la muestra itinerante que actualmente se exhibe en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, en la colonia San Angel Inn, de la delegación Alvaro Obregón, en la Ciudad de México.
En el libro, se muestra un sombrero y una carrillera que supuestamente pertenecieron a quien comandó la División del Norte, objetos de los que se afirma que "por interpósitas personas" Francisco Villa ofreció "en una señal de respeto revolucionario por una religiosidad que puede asumir la solidaridad y la fe para combatir al mal aquí mismo en la tierra". El libro fue editado hace cuatro meses con el auspicio del Conaculta, el INBA y la diócesis de Zacatecas.
Entre los miles de ex votos del siglo pasado, existen muchos con pasajes de la guerra cristera, surgida en nuestro país luego de que en 1926 Plutarco Elías Calles cerró los templos y prohibió el culto religioso. En uno de los retablos, se observa a tres mujeres ataviadas con sus rebozos afuera de una casa de adobe. Frente a ellas y apuntándolas con sus fusiles, tres soldados. El texto del ex voto indica: "Doy gracias al Santo Niño de Atocha por haberme salvado la vida de morir yo y dos mujeres más fusiladas. 1927 Felipa Carranza, Zapotlanejo, Jalisco."
También los hay de excombatientes latinos en Vietnam y Corea, que atribuyen al Niño de Atocha el haber regresado "vivos", al igual que de familiares de soldados que estuvieron en la segunda guerra mundial y regresaron a salvo.
"Soy una testigo más de sus maravillas. Le doy gracias al Santo Niño de Atocha y a su santísima madre por haberme traído a mi hijo sano y salvo de la guerra de Vietnam. Juana Esparza de Escamilla. Ciudad Juárez, Chihuahua, Agosto de 1968".
Y sobre la Segunda Guerra Mundial:
"Dedico este retablo al Santo Niño de Atocha por haber librado a mi querido hermano Luis Moreno de toda clase de peligros, durante la guerra en Europa, en Bélgica, Francia, Inglaterra, Normandía. El fervor con que aclamaba al Santo Niño de Atocha lo ayudó en todos los momentos, por lo que dedico este recuerdo. Luciana Moreno. El Paso, Texas. Agosto de 1949".
Pero la gran mayoría de los agradecimientos son por sanar a un enfermo de cáncer, de una embolia, de un infarto, de cirrosis hepática, de diabetes. "Por salvarme la vida al ser gravemente herido del corazón", reza un ex voto sencillo y pequeño, sin firma ni fecha, aunque visiblemente antiguo.
Cientos de retablos dedicados por accidentes automovilísticos, caídas graves, traumatismos y hasta por sanar a personas de problemas motores como parálisis.
"En noviembre de 1963 el señor Sabino Bernal de la parte más alta del Estadio Plan de San Luis, de San Luis Potosí, andaba en la recepción de honor al C. Presidente de la república. El estadio estaba lleno a reventar, por este motivo cedieron los barandales de tubo de la parte superior del estadio y se cayeron para la parte de afuera muchas gentes. Estuvo en el hospital muchos días. Su mamá Telésfora Aguayo lo encomendó al Santo Niño de Plateros que le diera su alivio y le daba un retablo. Le hizo la maravilla de darle su alivio. Charcas, SLP, Diciembre de 1964."
Otro testimonio relata: "La rueda trasera de un tractor pasóle por el estómago a un niño de 9 años, Su padre no lo había visto y por eso lo aplastó. Por obra del Santo Niño de Atocha el niño salió ileso. El Visitador, Fresnillo".
Al Niño de Atocha se le atribuye ser uno de los principales "patronos" de todos los encarcelados y prisioneros, quienes libres, acuden a dejar el testimonio de su fe.
"Doy infinitas gracias al Santo Niño de Atocha por librarme de una pena de 40 años de prisión y solo pagarla con 8 días. 23 de enero de 1995. J. Guadalupe de la O. Rueda. Tepataxco, México. Penal de Barrientos".
Es pues también un reconocido patrono de los prisioneros. "Por eso lleva grilletes en los pies" (la imagen del Santo Niño de Atocha), afirma un rótulo instalado en la Casa del Peregrino, edificio de seis plantas y dos sótanos ubicado a un costado del santuario católico, donde se pretende dar hospedaje a 3 mil peregrinos diariamente.
Hace 26 años se construyó la primera parte de la Casa del Peregrino, luego se abandonó el proyecto pero muy pronto el obispado de Zacatecas concluirá la obra, señaló el sacerdote Francisco Javier Carlos Cárdenas. Por lo pronto sólo se da alojo a 200 personas en la primer planta, que es la que está parcialmente concluida. Los peregrinos pagan una cuota de recuperación de 15 pesos la noche.
Hasta los amantes de la tauromaquia han acudido a llevar sus testimonios de fe. Es el caso de Manuel Vargas García, quien un tres de febrero de 1969 acudió a dar constancia por el milagroso niño. A un lado de una imagen que muestra a un torero tendido sobre el ruedo y encima de él un toro negro, relata el texto del ex voto:
"Damos gracias a Dios N.S. porque mediante la intervención del Santo Niño de Atocha de Fresnillo, Zac., nos concedió no fuera de fatales consecuencias la cornada de vientre que sufriera Joselito Huerta, la tarde del 30 de Noviembre de 1968, en la plaza de toros El Toreo de Cuatro Caminos, Estado de México".
Cuatro horas y media en las salas de ex votos y los pasillos del santuario de Plateros son insuficientes para entender las borrosas letras de los miles de retablos.
Mientras tanto diariamente siguen llegando ex votos hasta por "milagros" de amor: "Doy gracias al Santo Niño porque tengo tres hermanas y yo soy la más fea y me casé primero, con un hombre bueno". Sin firma ni nombre.
Es la fe del pueblo latino, la que hace olvidarse, aunque sea por momentos, de la pobreza y la miseria, de las cosas banales, teniendo como sustento un icono de origen incierto, que para la Iglesia católica "no es un santo".