JUEVES Ť 19 Ť ABRIL Ť 2001
Jean Meyer
šYanqui no, Cuba sí!
En 1961 Fidel proclamaba el carácter socialista de Cuba y yo me manifestaba en París, frente a la embajada de Estados Unidos, en favor de la amenazada revolución cubana. Poco después, el agrónomo René Dumont le dijo sus verdades a Fidel y con eso se ganó la fama de ser un agente de la CIA; perdí muy pronto mis ilusiones románticas en cuanto a mi admirado barbudo que prometía, en un principio, pan y libertad en una revolución humanista. Mientras se hallan en proceso de ascenso, las dictaduras viven en gran parte del hecho de que aún no ha sido posible descifrar sus jeroglíficos. Hasta más tarde no encuentran su Champollion, el cual ciertamente no restituye la antigua libertad, escribe Ernst Junger en La Emboscadura (1951).
Dumont, Franqui, Cabrera Infante fueron mi Champollion y me liberaron de la mala conciencia que no me permitía criticar la "fiesta cubana". Hace más de 30 años que manifiesto públicamente mi desacuerdo y por lo mismo cada vez que los cubanos del exilio democrático proponen un texto a nuestra firma, a nosotros los mexicanos, lo hago sin la menor duda. Mi lema es "Yanqui no", porque estoy decididamente en contra del embargo estadunidense que consolida y petrifica la dictadura de Fidel; y "Cuba sí", porque sigo esperando la realización de las esperanzas de 1959, las de mi juventud, las de una revolución democrática, política, económica y social que fue confiscada por Fidel.
Fidel ha realizado la profecía de Rosa Luxemburgo en polémica con Lenin: la soberanía del pueblo la asume el partido (único) que supuestamente lo representa, luego el lugar del partido lo asume el Comité Central y finalmente el lugar del CC, lo asume el líder máximo. No cabe duda que Fidel es un hombre excepcional, de los que exaltaba Carlyle, pero no tenemos que coronar al hombre excepcional que sabe que puede regir; más bien tenemos que coronar al hombre mucho menos excepcional que sabe que no puede regir, pero eso es posible solamente en la democracia que Fidel descalifica como burguesa.
Ahora bien, mencioné a Lenin y eso puede llevar al lector a conclusiones erróneas: el régimen que impera en Cuba no es un sistema comunista comparable al de la difunta URSS y por eso mismo fue capaz de sobrevivirle. Hay algo de cesarismo en la medida que éste es la dictadura ejercida por un jefe cuya legitimidad descansa en haber logrado la victoria militar, en este caso contra las fuerzas de Batista primero, contra las de Playa Girón después, y más adelante en las guerras africanas contra el ejército somalí y, más glorioso aún, contra el ejército sudafricano. Así como no se debe olvidar nunca que Cuba es una isla, no se debe olvidar esa dimensión cesárea del régimen. Su personalización inmediata responde a la misma lógica: Fidel es el vencedor y el salvador que redime para siempre a la nación de sus males atávicos; por eso es el líder máximo y vitalicio. A la vez ese cesarismo, si bien tiene una base militar, la tiene también comunista, en la medida que el PC encuadra y controla a la población como en todas las "democracias populares". Pero ese PC se encuentra estrictamente sometido a la voluntad del Líder y su papel no pasa de ser instrumental.
Es la capacidad represiva del sistema que ha llamado periódicamente la atención de los defensores de los derechos del hombre; hablo de Amnesty International y de otras organizaciones respetadas, no de las manipulaciones que pueden y suelen hacer ciertos Estados o grupos de intereses. Sí, creo que se vale decir que el proyecto de Fidel es totalitario porque intenta lograr el control absoluto de la sociedad y de la economía, a través del monopolio del poder ejercido por un sistema policial férreo, y todo eso para engendrar el famoso "hombre nuevo", icono de los valores de la Revolución. No quiero decir que el régimen no tenga base social: la sigue teniendo entre la población negra y en oriente; sin embargo, son muchos los que han experimentado la frustración de unas promesas nunca realizadas; lo que más duele es el resurgimiento de una desigualdad que se suponía propia al antiguo régimen, así como la prostitución en favor del turismo extranjero.
ƑCómo retomar el hilo de la revolución suspendida en 1959? No va a ser fácil porque, como se dice en La Habana: "esto no hay quién lo tumbe, pero tampoco hay quién lo arregle".
Cambiando de tema, afirmo que los verdaderos amigos de Israel saben que se salvará, cuerpo y alma, si y sólo si evacúa los territorios ocupados en 1967.