JUEVES Ť 19 Ť ABRIL Ť 2001

José Steinsleger

ALCA: Ƒpanamericanismo reciclado?

Orígenes: De las oligarquías nativas, Simón Bolívar decía que "...habían declarado la guerra a muerte contra la idea de la integridad, porque era contraria a los privilegios locales de las grandes familias...Y lo más triste es que se creen cambiando el mundo cuando lo que están es perpetuando el pensamiento más atrasado de España" (Gabriel García Márquez, El general en su laberinto, Ed. Oveja Negra, Bogotá, 1989, p.204).

En 1880, cuando Estados Unidos culminó la colonización interna y cerró su frontera interior, empezó la pesadilla de América Latina. La creación de los grandes "trusts" (Vanderbilt, ferrocarriles; Carnegie, aceros; Rockefeller, petróleo, Morgan, bancos), consolidó el proceso de concentración monopolista y dio inicio a la expansión imperialista.

Al año siguiente, durante el gobierno de James Garfield, el secretario de Estado James Blaine propuso a los demás países del continente la adopción de una moneda común y la creación de una "Unión Comercial de las Repúblicas Americanas". En mayo de 1888, el Congreso autorizó al gobierno de Grover Cleveland para celebrar una conferencia destinada a "fomentar la unión aduanera" y "asegurar mercados más extensos..."

Así nació el "panamericanismo", proyecto ideológico opuesto al de Bolívar y en forma curiosamente paralelo al "pangermanismo", propiciado por Alemania en su provecho y el "paneslavismo", insuflado por Rusia con idéntico propósito.

La Primera Conferencia Internacional Americana (Washington 1889-90) disfrazó al emergente imperialismo estadunidense con la fachada de la unidad continental. Encabezando las voces que denunciaron el fraude, José Martí avizoró el "planteamiento desembozado de la era del predominio de Estados Unidos sobre los pueblos de América".

Martí creía que "...en América hay dos pueblos, y no más que dos, de alma muy diversa por los orígenes, antecedentes y costumbres, y sólo semejantes en la identidad fundamental humana. De un lado está nuestra América, y todos sus pueblos son de una naturaleza y de una cuna parecida o igual, e igual mezcla imperante; de la otra está la América que no es nuestra, cuya enemistad no es cuerdo ni viable fomentar, y de la que con el decoro firme y la sagaz independencia, no es imposible y útil ser amigo" (Honduras, 1894)

Los resultados de la "Unión Panamericana", así llamada oficialmente en la IV Conferencia de Buenos Aires (1910), fueron contrarios a las expectativas yanquis. Estados Unidos no pudo hacer aprobar sus proyectos de unión aduanera y moneda común. Contra su voto, los países latinoamericanos acordaron una moción repudiando la política de agresión e intervencionismo.

El panamericanismo llegó de la mano de la política del dólar, el Corolario Roosevelt y la teoría del Gran Garrote. La flota yanqui se hizo presente en las costas de Brasil, para amenazar a los revolucionarios y defender los intereses de la Standard Oil (1894-95), declaró la guerra a España para apoderarse de Cuba que estaba a punto de lograr la independencia y a consecuencia de esta guerra ocupó y finalmente anexó a Puerto Rico (1898).

Al despuntar el siglo XXI, las ideas y los planteamientos de Bolívar y la "Federación americana", aquel grave movimiento de espíritu que animó a Francisco Miranda cuando suscribió en París el "Pacto de los americanos" (1797), luce en la cumbre de Quebec 2001 el moño globalizado por James Monroe en 1823: América para los americanos...del norte.

Gran garrote y diplomacia del dólar

En octubre de 1901, durante la segunda conferencia de la "Unión Panamericana" se creó en México una oficina de enlace permanente para la programación de las conferencias. En tanto, Washington aplicaba la "Enmienda Platt" a Cuba, por mediación de la cual quedaba facultado para intervenir directamente en la política de la isla. Los marines se retiran pero hasta 1934, Cuba quedó convertida en protectorado de hecho.

Por otro lado, frente a los intentos de varios países europeos de cobrar a la fuerza las deudas de Venezuela, Estados Unidos planteó el "derecho" de realizar unas intervenciones militares en el Caribe en casos de "flagrante injusticia", como en Panamá, o de "insolvencia", como en Nicaragua. Tales fueron los postulados del "Corolario Rooselvet (1904), que actualizaron la "Doctrina Monroe".

En 1903, luego del rechazo del gobierno de Colombia a una solicitud yanqui para abrir el canal interoceánico, Washington fraguó la separación de Panamá del territorio colombiano. El nuevo gobierno panameño le entregó a Estados Unidos una zona para el canal "a perpetuidad y para siempre".

En 1905, tras la intervención yanqui en Santo Domingo (con el fin de obligar al pago de deudas con residentes estadunidenses), y de Costa Rica (para entregar el control de los ferrocarriles a la United Fruit Company), el pensador y filósofo cubano Enrique José Varona, escribió: "Los Estados Unidos...en su expansión...hacia las tierras colocadas en los trópicos, ha tenido una forma nueva...porque no tiene el aspecto de la dominación política" (1905).

La III Conferencia panamericana (1906) fue emblemática y tuvo lugar en el Palacio... "James Monroe" (sic), de Río de Janeiro, en momentos que Cuba era ocupada nuevamente por los marines para "restablecer el orden" tras la insurrección popular contra el presidente impuesto.

En 1909, el presidente William Taft propuso cambiar el "gran garrote" por la "diplomacia del dólar", o sea el reemplazo de la intervención militar directa por la económica. Un año después, durante la celebración de la IV Conferencia Panamericana en Buenos Aires, Estados Unidos invadió a Nicaragua y luego invadió a Haití (1915-33), México (1916), República Dominicana y Cuba (1916), Costa Rica y Nicaragua por tercera ocasión (1917), Panamá (1918), Honduras (1919) y Guatemala (1920).

El pensador uruguayo José Enrique Rodó escribió en 1915: "...que todo esto vaya a continuar y completarse con el asentimiento expreso y la colaboración complaciente de los propios pueblos de la América Latina, es una aberración que jamás podrá disculparse...".

La V Conferencia Panamericana (Chile, 1923) se dedicó a fijar "el sistema de arbitraje interamericano". Y en 1926, cuando los marines desembarcaron en Nicaragua por cuarta ocasión el presidente Rodolfo Chiari de Panamá echó mano al nombre de Bolívar para llevar adelante la política de Estados Unidos.

Y después que la VI Conferencia (La Habana, 1928) tomó importantes resoluciones sobre "el uso del sistema métrico", Washington invadió a Guatemala para defender al psicópata dictador Jorge Ubico, siervo de la United Fruit.

En 1933, la VII Conferencia Panamericana, celebrada en Montevideo, se propuso "coordinar la lucha contra el analfabetismo" en tanto Estados Unidos intervenía nuevamente en Cuba para derrocar al gobierno de Grau San Martín.

Al años siguiente, el presidente Franklin D. Rooselvet manifestó en la toma de posesión: "En el campo de la política mundial yo dedicaría esta nación a la política del "buen vecino". Pero cuando en 1938 el presidente Lázaro Cárdenas nacionaliza el petróleo de México, Washington decretó el bloqueo económico.

La "modernización" empezaba a convertir el sueño de integración en democracia neocolonial "libremente asociada". Del espíritu libertario de "Nuestra América" (Martí, 1891), al racismo positivista de "Nuestra América" (Bunge, 1903). De la Patria Grande al enclave gerencial. canada_summit_protests_s0

De la política del "buen vecino" a la doctrina de la "seguridad nacional"

Durante la VIII Conferencia (Lima, 1938), los países latinoamericanos convinieron en llevar una "...acción conjunta y solidaria para el caso en que alguno de los Estados americanos fuera agredido o amenazado en su seguridad por una potencia extracontinental". En todo caso, México ya había adoptado la "Doctrina Estrada" (1930), del canciller Genaro Estrada (1887-1937) cuya premisa central señala que "...ninguna deuda podrá cobrarse por la fuerza (a más de otorgar o negar el reconocimiento) a gobiernos surgidos de movimientos revolucionarios".

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la Doctrina Estrada chocó con la Doctrina Truman (1946) por mediación de la cual Estados Unidos se asumió como gendarme continental. En 1947, una resolución secreta del Consejo de Seguridad autorizó a la CIA a realizar todo tipo de operaciones clandestinas "siempre que el gobierno de Estados Unidos pueda negar su participación en ellas".

La IX Conferencia (Bogotá, 1948) fue convocada para constituir la Organización de Estados Americanos (OEA) en reemplazo de la Unión Panamericana. Un año antes las intervenciones "en caso de agresión externa", quedaron conjuradas por el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que permitió la estandarización de los ejércitos americanos.

En Colombia, donde se desarrollaba una guerra civil que costó 350 mil muertos, Estados Unidos suministró aviones para el bombardeo de las guerrillas del Partido Liberal.

La X Conferencia Panamericana (Caracas (1954) ratificó la Carta de la OEA, aprobando una resolución que concedía a Estados Unidos el derecho de tomar todas las medidas, incluida la "intervención armada" contra el "peligro comunista".

La OEA avaló o silenció o fue cómplice de la intervención yanqui en Guatemala y el golpe de Stroessner en Paraguay (1954), el derrocamiento de Perón en Argentina (1955), la invasión mercenaria de la CIA contra la Revolución cubana (1961), el golpe de Estado en Argentina (1962), el de Ecuador y el que causó la caída de Cheddy Jagan en Guyana (1963), el golpe de Brasil (1964), la masacre de los estudiantes panameños por tropas yanquis del Canal (1964 y 1966) y respaldó vigorosamente la invasión del Pentágono a la República Dominicana (1965).

Estados Unidos estuvo detrás del golpe militar de Argentina (1966), en el asesoramiento directo a los militares bolivianos que acabaron con la guerrilla del Che Guevara en Bolivia (1967) y en el bombardeo con napalm en Guatemala en el curso de operaciones contraguerrilla (masacre de Río Hondo), cuando de 1968 a 1971 fueron asesinados 20 mil civiles por las organizaciones paramilitares que coordinaba el embajador estadunidense Natahaniel Davis.

La OEA tampoco hizo mucho en 1970, cuando Estados Unidos empezó la campaña de intervención en Chile luego de la victoria de Salvador Allende, el golpe en Bolivia contra el general Juan José Torres (1971), el bloqueo invisible al gobierno chileno (1972) y la formación del "Comité de los 40" de Kissinger para provocar el caos económico y la caída de Allende, el golpe de Uruguay (1973), Argentina (1976), o cuando Estados Unidos tomó partido a favor de Inglaterra en la guerra de las Malvinas (1982), en la invasión a Granada (1983), la intervención de Estados Unidos en América Central (1979-1989) y finalmente, la invasión a Panamá (1989).

Actualmente, América Latina está rodeada de bases militares estadunidenses: Guantánamo (Cuba), Puerto Rico, Asunción, en el arco antillano, en Malvinas, Pascua y Ecuador, donde en la Base de Manta se coordinan las acciones del "Plan Colombia", a más de otras acciones conjuntas en Bolivia y en la frontera paraguayo-argentina y en la frontera mexicano-guatemalteca.

Con la nueva "doctrina de seguridad regional" ("Conferencia Interamericana sobre el Terrorismo", Mar del Plata, Argentina 1998), la OEA cuenta con una base de datos en su sede de Washington. La iniciativa para constituir este comité fue apoyada por el jefe de la delegación de Estados Unidos, Cristopher Ross, quien sostuvo que su país aportará a la creación del banco de datos con nombres de "terroristas internacionales", según despachos de prensa enviados por la periodista Stella Calloni, autora de "Operación Cóndor, Pacto Criminal" (La Jornada Ediciones, México 2001),

"Los pactos que han firmado los gobiernos en los últimos tiempos a espaldas de los pueblos y con la virtual ausencia de los parlamentos -dice Calloni- significan en los hechos una continuación de la doctrina de seguridad nacional" a través del flamante Comité Interamericano de Lucha Contra el Terrorismo (CILCTE)".

Panamericanismo: segunda llamada, segunda

En las últimas décadas, el panamericanismo había perdido sucesivamente vigencia. Tras un intento de revitalización en los años 50, en el marco de la "Operación Panamericana", propuesta por el presidente brasileño Juscelino Kubitschek, confluyó con el espíritu de la "Alianza para el Progreso" del presidente Kennedy (1961), diseñado para enfrentar el legado emancipador de la Revolución Cubana.

En 1960, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay y México, Perú y Paraguay suscribieron en Montevideo la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) que desde 1968 incluía a todos los países de América del Sur y México (1968). La ALALC fue un fiasco. ƑCómo puede un continente sometido férreamente al poder imperial y sus corporaciones económicas, practicar el "libre comercio" si no es bajo sus leyes, dictámenes, imposiciones y finalmente voluntad de dominación? ƑQué representa el "comercio" de nuestros países cuando el 80 por ciento de los bienes y mercancías circulan por los canales de los países poderosos?

Hay quienes sostienen que Bolívar fue un "soñador" y la unidad de América Latina un proyecto "utópico". ƑLa retórica imperial de Estados Unidos y la OEA, la prosa financiera del BID y el Banco Mundial son más convenientes para salvarnos como países? ƑEsto es lo único que tenemos por delante?

Por segunda ocasión en cien años, Estados Unidos busca insertar a las élites dirigentes de América Latina a un sistema interamericano que otorga prioridades a las relaciones y lealtades continentales frente a toda otra relación y lealtad y relación extracontinental.

Dentro de ese sistema, la pomposamente llamada "Area de Libre Comercio de las Américas" (ALCA), Estados Unidos busca reforzar el papel hegemónico. Sin embargo, nada distinto sucedió en los años inmediatamente siguientes a la primera guerra mundial, cuando la "Liga de las Naciones" apareció como una alternativa para canalizar los asuntos internacionales y Estados Unidos vieron en peligro su posición hegemónica en el continente.

Frente a esta suerte de panamericanismo reciclado, la política de América Latina se comporta ambiguamente. En los congresos interamericanos generalmente se ha opuesto, con la mayoría de sus integrantes, a las fórmulas más desnudas del interés comercial, financiero y estratégico de Estados Unidos. Pero en cambio acepta fórmulas indirectas y los hechos externos al Congreso, o sea los agravios bilaterales al principio de la no intervención y convenios interamericanos colaterales a los intereses centrales: la codificación del Derecho Internacional Americano, la cooperación económica, científica, educativa, de turismo, comunicaciones, transporte.

Estados Unidos no mira a nuestros países como compañeros de la causa que desde su fundación vocean sin cansancio: la democracia, la libertad, el "libre comercio". Nada de esto. Siempre nos han mirado con desdén similar al de aquellas monarquías europeas. ƑQuiénes son "americanos" para Washington? Todos los estadunidenses que nacen dentro de sus fronteras. El resto, o sea nosotros, somos vistos como un hato de republiquetas pintorescas, llenas de palmeras, mantones, cantores de flamenco que bailan tango con sombrero de charro, guitarras, caudillos militares, guerrilleros y sacerdotes.

La base de tal actitud proviene de la esencial dicotomía que desdobla a Estados Unidos como nación. Temperamento que los lleva a propalar grandes ideales de pureza inmaculada, al tiempo que obran de acuerdo con una escala de valores en las que el bien son ellos y los otros el mal. Indiferencia, desprecio, prepotencia y, por sobre todo, un racismo que no acaban de doblegar... Rodeado de esclavos, Jefferson estampó en la declaración de independencia: "Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales".

Después de la caída del bloque socialista Estados Unidos redescubrieron que podían volverse sobre sus "compañeros" del continente: ya no los genocidas, ya no los torturadores que entrenaron durante los regímenes de la seguridad nacional. Que el vasto equipo de politólogos, intelectuales y tecnócratas ansiosos de "globalizarse" nos convierta en comensales de quinta en los banquetes del Primer Mundo.

En la I Conferencia Panamericana un fiel aliado de Washington fue el conservador José María Plácido Caamaño, ex presidente de Ecuador. En la cumbre de Quebec, las sesiones estarán presididas por un tal Heinz Moeller, canciller de Ecuador, país que en el marco del Plan Colombia encabeza el proyecto de dolarización, entreguismo, atomización nacional y es mirado en su tierra como el mejor embajador que Estados Unidos tiene en el país andino.