JUEVES Ť 19 Ť ABRIL Ť 2001
Ť El republicano rechaza que sea enemigo de México
Dejar atrás desacuerdos del pasado: Helms a senadores
Ť Trabajo conjunto en narcotráfico y migración, ofrece
Ť Reitera el respaldo del gobierno estadunidense a Fox
ANDREA BECERRIL Y VICTOR BALLINAS
El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, Jesse Helms, pidió ayer a legisladores mexicanos ''dejar atrás los desacuerdos del pasado'' y trabajar conjuntamente para combatir la inmigración ilegal y el narcotráfico; prometió que pugnará por la suspensión definitiva de la certificación y definió lo que espera del ''nuevo gobierno'' de Vicente Fox, a fin de ''acabar con la última tiranía que sigue existiendo en nuestros hemisferios''.
Helms deslizó en la reunión con los senadores mexicanos el tema de Cuba, e indicó que pide y espera que el gobierno de Fox adopte una actitud ''de gran credibilidad en la defensa de la democracia y los derechos humanos'' en todo el continente, pero en especial en la isla gobernada por Fidel Castro.
No esperamos, dijo, que México se convierta en Estados Unidos, pero sí ''que ocupe el lugar que le pertenece como defensor de los valores de la de la democracia en en América y especialmente en el Golfo de México''.
Durante la reunión de integrantes de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República con su contraparte estadunidense, el primero en la historia parlamentaria de ambas naciones, el republicano Helms sostuvo que no es enemigo del país, pero evadió los cuestionamientos que le formularon los legisladores Lázaro Cárdenas, del PRD, y Germán Sierra, del PRI, así como de reporteros en una conferencia con la prensa al término del encuentro.
Recibió loas y respaldo pleno del panista Fernando Margáin, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, quien varias veces empleó el término ''histórico'' para referirse a la visita del legislador republicano, al que agradeció la intención de ''encontrar nuevos caminos esperanzadores que se han abierto para nuestros dos países''.
Helms también refrendó la relación estrecha que ha mantenido con los pani stas. Dijo que está impresionado con la visión ''espléndida'' de Vicente Fox, al que, dijo, los estadunidenses ''estamos comprometidos a ayudar para que tenga éxito''.
Después de insistir en que sus críticas a México se han sobredimensionado, pues fueron dirigidas a las políticas gubernamentales, fue directo a los puntos que siempre le han interesado. Dijo que hará todo lo posible porque las fronteras estén abiertas a la inmigración legal, pero pidió a los senadores que contribuyan a desalentar el flujo de indocumentados a territorio estadunidense.
Demandó trabajar conjuntamente, ''como nunca antes lo hemos hecho'', para detener los cárteles de la droga que están cruzando la frontera; ''a esos criminales que amenazan nuestra seguridad mutua y nuestro futuro''. Insistió en que muchos no se dan cuenta que Estados Unidos gasta alrededor de 50 mil millones de dólares cada año en el combate del comercio ilegal de drogas.
Helms, con voz apenas audible y una traducción pésima, que dificultaba aún más entender su discurso, habló de las operaciones conjuntas ''para confiscar los embarques de drogas, congelar los activos de los capos, prevenir el lavado de dinero y llevar a los narcotraficantes a la justicia; en sus tribunales o en los nuestros, no importa, porque lo relevante es que terminen en la cárcel''.
El republicano rubricó su intervención con vivas a México y Estados Unidos y con la frase ''šDios los bendiga!'', que pronunció en español y ante la alegría evidente de los panistas.
Evade cuestionamientos de PRD y PRI
Luego vino la intervención del senador del PRD, Lázaro Cárdenas Batel, quien externó su preocupación por las ''ideas prejuiciadas'' en algunos sectores de Estados Unidos ''y que han hecho pensar que todos los mexicanos somos, por naturaleza, proclives a la corrupción, que somos narcotraficantes potenciales, y por lo tanto, una amenaza para los estadunidenses''. Cárdenas Batel pidió franqueza y claridad y criticó la política estadunidense de imponer medidas unilaterales, como la certificación y el trato a los migrantes.
No fue Helms, sino el demócrata Joseph Biden jr quien respondió al perredista, pero en su intervención pidió a los legisladores mexicanos que aprovechen que ''ya tienen el control'', porque ya no hay un presidente que decide todo.
Tampoco le respondió al priísta Germán Sierra, quien aludió a las ''diferencias profundas'' con Helms y visiones diferentes en los relativo a la vida internacional y la participación en foros multilaterales; recordó a los estadunidenses que Fox ganó, pero 58 por ciento de los votos fue en su contra. El senador poblano dijo también a los visitantes que sería conveniente revalorar las reuniones interparlamentarias y definir si realmente sirven para resolver asuntos urgentes, como la regularización de migrantes y la contaminación de la frontera.
Biden dijo en la conferencia con la prensa que van a convencer al Congreso estadunidense de suspender el requisito de la certificación anual, aunque -agregó- ''debe haber comprensión de ambos lado''.
Si Helms pasó por alto los cuestionamientos de los senadores priítas y perredistas, empleó hasta mañas para no dar respuesta puntual a las preguntas de los reporteros sobre el trato desigual a México. Dijo a un reportero que no entraría a debatir ''determinados criterios sobre mi país que no puedo convalidar'', y como seguían los cuestionamientos sobre el maltrato a indocumentados mexicanos, pidió al embajador Jeffrey Davidow que respondiera.
''La idea de que hay una guerra contra los migrantes no es cierto. Si lo fuera, no habría 10 o 12 millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos y gozando la vida allá''.