JUEVES Ť 19 Ť ABRIL Ť 2001
Ť El secretario de Estado afirmó que nunca se despidió a la mentora
Que Dios la bendiga, pero desató una tormenta en mi contra, dijo Abascal a la profesora Rábago
Ť El problema se hizo público para evitar que se repita, aseguró ella
Carlos Abascal Carranza debatió ayer con la maestra Georgina Rábago, en el espacio noticioso Detrás de la Noticia y, en el transcurso de una conversación que terminó ríspida y con recriminaciones mutuas, el secretario del Trabajo y Previsión Social dijo en principio que "perdona" a la profesora, le desea éxito, "que le vaya muy bien y que Dios la bendiga", pero minutos después le reclamó que haya desatado "una tormenta" en la que "estoy siendo objeto de una inquisición brutal, de una intromisión a mi vida privada verdaderamente lamentable en un país que pretende ser democrático, que quiere ser libre".
Entremezclando a momentos su derecho como padre de familia con el de funcionario público, durante un diálogo moderado por el periodista Ricardo Rocha, el ex dirigente patronal se deslindó de la determinación de la dirección del colegio Félix de Jesús Rougier para despedir a la mentora por incluir en su programa de estudios la lectura del libro Aura, de Carlos Fuentes, mas Rábago reiteró que al cabo de la queja de Abascal, la directora de la escuela la mandó llamar para avisarle que se le rescindiría el contrato por ese motivo e incluso, reveló, la amenazó con cancelarle la cédula profesional y no permitirle más la docencia si el asunto llegaba a la Secretaría de Educación Pública.
Bien informado de lo que ocurre en el plantel escolar dirigido por monjas, Abascal comentó que él mismo es responsable de sus propios actos y para comprobar que Rábago no había sido separada de la plaza, mencionó que "la nómina está depositada desde el día 10 de abril pasado, lo cual quiere decir que jamás se le despidió ni mucho menos".
La maestra aseguró al secretario que lo respeta y no está promoviendo nada en su contra, sino "simplemente estoy defendiendo mi derecho dentro del colegio", e incluso le devolvió: "también le deseo mucha suerte a usted y que Dios lo bendiga".
Aunque Abascal le agradeció el gesto, en ese momento arreció sus recriminaciones y advirtió que existe una campaña en su contra, una andanada que "tiene efectos de inquisición, porque resulta que, según esto, yo soy un gran inquisidor y es exactamente al revés". Aseveró que el asunto debió resolverse en el fuero interno de la escuela y no en la prensa.
Y justificó: "Yo no llevé el asunto a la prensa, no exhibí el tema en prensa ni mucho menos, y el daño que se ha hecho es enorme, es gigantesco, y acepto la intención de usted (de defender sus derechos al interior del colegio), la acepto como una explicación que usted da y no tengo por qué no creer en su palabra", externó.
Para el titular de la Secretaría del Trabajo el país tiene temas "sumamente delicados entre manos, verdaderamente graves", como el fiscal, la ley indígena, los migrantes, la legislación laboral y la transformación del gobierno federal, como para "estar perdiendo el tiempo en trivialidades".
Y es que, previno, "no avanzamos con frecuencia porque, como dijo Borges por ahí alguna vez, estamos absortos en la contemplación de las discordias de nuestro pasado, en lugar de encontrar puntos de unión que nos enfoquen hacia el futuro"; de otra manera "van a pasar seis años en este tipo de discusiones y van a acumularse más personas pobres, más desempleados, más subdesarrollo, más dependencia de Estados Unidos".
Llamó a la maestra Rábago a no perder tiempo en rencillas y discordias, y falta de respeto a la tolerancia, a la pluralidad a que tenemos derecho en una verdadera democracia.
La mentora respondió que no es su intención hacer política, sino que "estoy defendiendo un punto de vista que para mí es muy justo y protejo la cultura dentro de este país".
Abascal también dijo defender la cultura y aseguró que no se mete con los derechos de la profesora. "No lo hice, no lo haré, a pesar de todo el daño a mi imagen".
Rábago lamentó que el asunto causara daño a Abascal y afirmó que no está en su filosofía afectar así a nadie.
Pero el funcionario recriminó nuevamente a la maestra haber ventilado públicamente el caso, cuando pudo haberlo hecho por la vía jurídica si fue lesionada en sus derechos. "Yo sería el primero en exigir, como titular de la STPS, que cualquier violación a su contrato de trabajo fuese resarcida, porque esa es mi responsabilidad. Este no era asunto de medios masivos de comunicación, este era un asunto, en todo caso, de relación contractual jurídica entre usted y la escuela".
La profesora Rábago no se intimidó y reafirmó su posición ante Abascal: "Para mí fue un asunto que me indignó, que me entristeció demasiado y, por lo tanto, para mi punto de vista particular, yo necesitaba hacer público esto, porque quería que los maestros de este país no fuesen víctimas de estos abusos de los cuales yo me sentí víctima. Por lo tanto, mi interés era denunciarlo públicamente para que los jóvenes, como todo el pueblo mexicano, estuvieran al tanto de lo que a mí me estaba sucediendo y que son cosas que si no se ventilan a la luz pública, entonces pueden seguir ocurriendo día con día. Y para mí son injusticias".
Ella ya no quiso agregar nada más. A pesar de que la había perdonado, Abascal terminó acusándola de inducir un clima de linchamiento contra él y su familia, lo que "no es legítimo por más que usted quiera defender su derecho". HUMBERTO ORTIZ