CLAUSULA DE EXCLUSION: FALLO HISTORICO
Ayer la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
declaró inconstitucionales los artículos 395 y 413 de la
Ley Federal del Trabajo, los cuales daban margen para establecer, en los
contratos colectivos, la infame "cláusula de exclusión",
que fue, por décadas, herramienta principal del charrismo corporativo
para ejercer un férreo control político sobre los trabajadores.
Cabe recordar que ese mecanismo daba a las organizaciones del llamado "movimiento
obrero organizado" u "oficial" la atribución de exigir a la patronal
el despido de cualquier agremiado que decidiera separarse del sindicato.
De esta manera, durante varias generaciones, los dirigentes
de las centrales sindicales oficiales mantuvieron uncidos, al partido del
gobierno, a la gran mayoría de los asalariados. La cláusula
de exclusión fue una espada de Damocles que obligaba, so pena de
despido, a la sumisión, a la disciplina vertical, a la entrega del
sufragio, al silencio y a la ignominia. Ese instrumento permitía
a los caciques sindicales neutralizar fácilmente las disidencias
al interior de los organismos gremiales y, en la mayoría de los
casos, hacía innecesario el recurso a procedimientos gangsteriles
más desembozados, como el empleo de golpeadores, la fabricación
de delitos o los homicidios.
En el México de principios del siglo XXI acaso
no resulte fácil recordar que, hace apenas tres lustros, líderes
laborales como Carlos Jonguitud Barrios, Joaquín Hernández
Galicia, La Quina, el propio Fidel Velázquez y su sucesor, Leonardo
Rodríguez Alcaine, entre muchos otros, ostentaban, en la cúpula
de los organismos gremiales , un poder casi ilimitado que les permitía
comportarse como señores de horca y cuchillo.
Esta evocación obliga, a su vez, a recordar a los
numerosos dirigentes obreros honestos que pugnaron por la abolición
de la cláusula de exclusión y por la democratización
de los sindicatos, sufrieron persecución, cárcel o muerte.
Sería imposible consignar todos esos nombres, pero los de Demetrio
Vallejo, Valentín Campa y Rafael Galván pueden resumir y
representar una larga y exasperante lucha que tuvo ayer, en el fallo de
la Suprema Corte contra la cláusula de exclusión, una culminación
histórica.
En la perspectiva del futuro próximo es claro que
la resolución mencionada acelerará la descomposición
de lo que queda del charrismo sindical, cuyo principal bastión sigue
siendo la CTM. Paralelamente, la desaparición de la cláusula
infame y de los artículos que la hacían posible crea condiciones
propicias para una democratización real y profunda de los organismos
laborales del país. La decisión de la SCJN es, pues, una
noticia positiva por la que cabe congratularse. |