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México, D.F. miércoles 18 de abril de 2001 
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Editorial
 
CLAUSULA DE EXCLUSION: FALLO HISTORICO 

SOL CORNISA 1 Ayer la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucionales los artículos 395 y 413 de la Ley Federal del Trabajo, los cuales daban margen para establecer, en los contratos colectivos, la infame "cláusula de exclusión", que fue, por décadas, herramienta principal del charrismo corporativo para ejercer un férreo control político sobre los trabajadores. Cabe recordar que ese mecanismo daba a las organizaciones del llamado "movimiento obrero organizado" u "oficial" la atribución de exigir a la patronal el despido de cualquier agremiado que decidiera separarse del sindicato. 

De esta manera, durante varias generaciones, los dirigentes de las centrales sindicales oficiales mantuvieron uncidos, al partido del gobierno, a la gran mayoría de los asalariados. La cláusula de exclusión fue una espada de Damocles que obligaba, so pena de despido, a la sumisión, a la disciplina vertical, a la entrega del sufragio, al silencio y a la ignominia. Ese instrumento permitía a los caciques sindicales neutralizar fácilmente las disidencias al interior de los organismos gremiales y, en la mayoría de los casos, hacía innecesario el recurso a procedimientos gangsteriles más desembozados, como el empleo de golpeadores, la fabricación de delitos o los homicidios. 

En el México de principios del siglo XXI acaso no resulte fácil recordar que, hace apenas tres lustros, líderes laborales como Carlos Jonguitud Barrios, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, el propio Fidel Velázquez y su sucesor, Leonardo Rodríguez Alcaine, entre muchos otros, ostentaban, en la cúpula de los organismos gremiales , un poder casi ilimitado que les permitía comportarse como señores de horca y cuchillo. 

Esta evocación obliga, a su vez, a recordar a los numerosos dirigentes obreros honestos que pugnaron por la abolición de la cláusula de exclusión y por la democratización de los sindicatos, sufrieron persecución, cárcel o muerte. Sería imposible consignar todos esos nombres, pero los de Demetrio Vallejo, Valentín Campa y Rafael Galván pueden resumir y representar una larga y exasperante lucha que tuvo ayer, en el fallo de la Suprema Corte contra la cláusula de exclusión, una culminación histórica. 

En la perspectiva del futuro próximo es claro que la resolución mencionada acelerará la descomposición de lo que queda del charrismo sindical, cuyo principal bastión sigue siendo la CTM. Paralelamente, la desaparición de la cláusula infame y de los artículos que la hacían posible crea condiciones propicias para una democratización real y profunda de los organismos laborales del país. La decisión de la SCJN es, pues, una noticia positiva por la que cabe congratularse.

 

 

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