MIERCOLES Ť 18 Ť ABRIL Ť 2001
Gustavo Leal F.Ť
ƑQué tan poquito es "un poquito más"?
Que los líderes empresariales e industriales critiquen por recaudatorio y regresivo el proyecto foxista de la nueva hacienda pública, muestra que más de un asunto anda extraviado en él. Carece de una reforma integral moderna.
El agravio a los pobres y clases medias es inaudito. Desnuda a un gobierno del "cambio" --saturado de priístas-- que huye del mandato que recibió: penaliza a aquéllos que confiaron en su capacidad de que, como primer ensayo de la "alternancia", impuestaría ahí donde debería y subsidiaría ahí donde se requería.
La iniciativa para aplicar el IVA a los medicamentos constituye algo nunca visto: por primera vez en la historia del México moderno un secretario de Salud, Julio Frenk, ha desempeñado el deshonrosísimo papel de promover abiertamente el sacrificio de las mayorías frente a una dinámica de precios: la de los fármacos, que aun en las democracias más consolidadas, resiste y capitaliza rentablemente a su favor la mejor de las regulaciones.
El tamaño del dislate de Frenk resulta escandaloso: "No podemos seguir subsidiando medicinas que compra la gente para adelgazar, para verse más fornidos, contra la calvicie o por problemas de erección". ƑVive, acaso, en Ginebra o desconoce el consumo habitual de fármacos de los enfermos que sobreviven en México?
Por algo Luis Santana, presidente de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios y Departamentales (ANTAD), ve la iniciativa como "injusta": se ejercerá sobre la base de "contribuyentes cautivos y va a originar un mercado negro donde no existe. El esquema será lesivo porque gravará nuevamente sobre los únicos causantes que ya están cumpliendo. Los que están fuera de la ley van a tener un campo de acción para poder seguir evadiendo: el de las medicinas".
En el marco de un mercado farmacéutico que, como el mexicano, debe renovarse si quiere ser competitivo, incentivar la investigación, invertir en más y mejores plantas de investigación, pero, sobre todo, contar con estándares de calidad a la altura de nuestros socios comerciales, resulta igualmente decepcionante que el doctor Lifshitz, director general de Evaluación de Medicamentos y Tecnología para la Salud de la Ssa, doble las manos y reconozca penosamente que la aplicación del IVA encarecerá "un poquito más algunos de esos insumos", porque "de hecho" su acceso "hoy en día es elitista".
Según el responsable de la principal oficina en la materia: "Esos medicamentos de por sí son caros y, por lo tanto, con IVA o sin IVA seguirán siendo costosos". Aún más: "el IVA no generará mayor diferencia (económica) para los enfermos que deban cumplir tratamientos costosos, como son los de cáncer y sida (Ƒ?)". Por tanto, "para hacer más llevadera la situación", los enfermos "deben jugar un poco entre los descuentos y el IVA".
Como sabe el doctor Lifshitz, que es un reputado clínico moderno, ese "poquito" es, en realidad, un "muchito": depende absolutamente del nivel de ingreso de los hogares. Después de 80 por ciento que ese ingreso puede destinar a la alimentación, sigue el que podría cubrir los gastos educativos de los jóvenes, y el resto, si es que queda algo, podría eventualmente orientarse hacia la salud y los medicamentos.
Para darnos una idea del tamaño del mercado, basta considerar que, al decir de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), el mercado mexicano vale 7 mil millones de dólares, 0.6 del producto interno bruto (PIB). De ellos, mil 200 corresponden al sector público (sólo el IMSS compra 950 millones de dólares), el resto corresponde al mercado del sector privado. Pero para el año 2001, la industria farmacéutica aguarda un crecimiento de entre 10 y 12 por ciento en el mercado público y sólo de 5 por ciento en el privado.
La misma tonada respecto al impacto del IVA sobre los medicamentos ha sido ya tocada por Santiago Levy, director del IMSS, y por Benjamín González Roaro, director del ISSSTE, ambos "autoridades" del primer gobierno de "la alternancia". Vergüenzas que da la vida.
El proyecto foxista está llamando a la puerta equivocada. Si el Congreso es coherente con sus representados, deberá votar en contra de ese "más de lo mismo, pero peor". Por su parte, Fox y su gabinetazo están obligados a abandonar la obcecación y aprender a respetar, y en esta misma medida, a respetarse como primeros titulares del Poder Ejecutivo federal de la "alternancia".
Ť Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco