Abascal niega haber solicitado despido
Señora directora: Leí con atención las notas firmadas por Renato Ravelo, aparecidas el 16 de abril en la contraportada de su prestigiado diario, así como en la página 2a de cultura.
Al respecto quisiera precisar lo siguiente:
1. En ningún momento solicité el despido o remoción de la maestra Georgina Rábago Pérez. Incluso ella reconoce no haber sido despedida.
2. Reitero el derecho que me asiste como padre de familia para velar por la educación de mis hijos. La oportunidad que existe en nuestro país para elegir la escuela y el tipo de enseñanza es un privilegio que todos debemos preservar.
Lo ejerzo con gusto y con gran responsabilidad, por lo que siempre he mantenido un estrecho contacto con directivos y profesores de las escuelas de mis cinco hijos.
Sé que lo mismo hacen muchos padres de familia. Las observaciones tanto positivas como negativas sobre el contenido de las lecturas son frecuentes, como dan cuenta de ello las notas periodísticas mencionadas.
Nadie conoce mejor a sus hijos que sus propios padres. Reconozco y hago valer este derecho.
Así como todos los días -y nadie se extraña de ello- la cartelera cinematográfica o teatral subraya la clasificación del contenido de las producciones por el tipo de temática que abordan, lo mismo puede hoy invocarse para los textos.
Aunque no es fácil, estoy consciente que a partir del primero de diciembre, al asumir el cargo como secretario del Trabajo y Previsión Social, mucha de mi vida privada es pública. En este caso la educación de mis hijos la considero privada. Empero, no tengo empacho en hacer públicos estos razonamientos.
Sin más por el momento, me reitero como siempre a sus órdenes.
Atentamente
Carlos María Abascal Carranza, secretario del Trabajo y Previsión Social
Señor Abascal, en ninguna parte de la nota se dice que solicitó el despido, pero como aparece en el acta administrativa, cuya copia pongo a su disposición, fueron las quejas de un padre (en su misiva admite que es usted) las que motivaron dicho documento legal, que forma parte de una sanción laboral, como coincidirá el secretario de Trabajo. Su queja, en pocas palabras, dio origen a un acta en la que se menciona la palabra rescisión de contrato como la falta a la que, legalmente, se hace acreedora Georgina Rábago Pérez. Si los directivos del instituto no han sancionado, es su derecho, por así convenir a los intereses de la escuela.
Atentamente
Renato Ravelo