MARTES Ť 17 Ť ABRIL Ť 2001

Ugo Pipitone

Tres acontecimientos

Son: el conflicto diplomático entre China y Estados Unidos acerca del avión espía estadunidense; la reciente visita de Jiang Zemin a Cuba y la inminente reunión de Quebec para lanzar las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas. Varios hilos ligan entre sí estos acontecimientos recientes.

Comencemos con una banalidad: el nuestro es tiempo de profundo reacomodo de fuerzas a escala internacional. Y esto significa que entre tradición e imaginación del futuro se establece un equilibrio en que el segundo término tiende a prevalecer sobre el primero. O debería. Todo mundo está obligado a mirar hacia adelante cuando el presente corre tan aprisa. Se trata de acelerar cambios internos para presentar un perfil menos vulnerable frente a globalización y cambio tecnológico.

Una de las orientaciones más comunes de la economía y la política de nuestro tiempo es la formación de espacios regionales plurinacionales recorridos por tupidas redes de interdependencia. La Unión Europea y el TLC de América del norte constituyen dos obvias referencias. En esa luz pueden verse los tres acontecimientos mencionados, reconociendo, sin embargo, que las relaciones y los problemas interregionales no dejen de ser importantes.

Ha sido asombrosa la sensatez de la Casa Blanca frente a presiones internas que exigían mano dura. Y no es necesario rascar mucho para entender las razones. Aunque China haga parte de una región mundial asiática con vínculos internos cada vez más fuertes, las empresas de Estados Unidos no pueden permitirse el lujo de perder contacto, por razones políticas, con el mercado más grande y prometedor del planeta.

ƑQué significa esto? Significa que Washington hace exactamente lo mismo que la Unión Europea a través del acuerdo de libre comercio con México (entrado en vigor en julio de año pasado) y de las negociaciones con el Mercosur: salir de la propia región de interés primario (Europa obviamente) para conservar relaciones abiertas con otras regiones. El tablero de ajedrez no se limita a los cuadros centrales. Las relaciones extrarregionales significan mercados, acceso a tecnologías, fuentes confiables de insumos de bajo costo, etcétera.

La misma lógica del viaje de Jiang Zemin a Cuba: penetrar otras regiones haciendo buenos negocios, mientras, de paso, se confirma la alianza entre dos visiones autoritarias del socialismo. China que combina partido único con mercado, y Cuba que añade al partido único la planificación centralizada de la economía. Dos arcaísmos, si se quiere, de los cuales el segundo es sin duda peor que el primero. Dos arcaísmos que se alían haciendo negocios mientras de paso confirman sus extravagantes visiones de los derechos humanos.

Ambos sienten la necesidad de defenderse de las presiones USA que, por razones a mitad camino entre el humanismo y el más cínico interés estratégico, avanzan en los foros internacionales exigiendo condenas públicas. Tanto Fidel como Jiang Zemin probablemente tienen cierta razón cuando achacan las campañas de derechos humanos a la longa manus de Estados Unidos. Pero olvidan un detalle: que un régimen de partido único no es la mejor forma para empezar con el respeto de estos derechos. Para no hablar de los excesos de represión debidos a paranoias autoritarias.

Y en pocos días comienza la cumbre de Quebec. Y se tratará de saber qué quiere hacer América consigo misma. El primer paso, salvo equivocaciones de parte de quien escribe, parece en la dirección equivocada. En lugar que buscar fortalecer el TLC y el Mercosur como espacios de desarrollo y de cooperación, se prefiere una solución ideológica, el ALCA, a un camino de integración subregional. Una forma de poner la carreta adelante de los bueyes. Con respeto hablando.

En algún tiempo más se reanudarán las negociaciones entre Unión Europea y Mercosur: el juego de los mercados continúa y América Latina podría estar convirtiéndose en objeto de contienda estratégica entre dos fuerzas del futuro: América del norte (que no inevitablemente Estados Unidos) y la Unión Europea. Pero éstos son otros discursos.