martes Ť 17 Ť abril Ť 2001

Marco Rascón

Voto por Cuba y por México

Hoy de nuevo es Cuba y hay que defenderla; hoy son las violaciones a los derechos humanos por racismo en Estados Unidos, como es el caso Ohio, lo cual debe denunciarse y obligar a la creación de organismos paralelos que supervisen la justicia y la legalidad en Estados Unidos, donde existen enormes injusticias encubiertas.

ƑPor qué respaldar mañana en Ginebra la nueva ofensiva contra Cuba, si en el imperio ni siquiera se ha creado una comisión de derechos humanos ni un ombudsman que revise las violaciones de derechos fundamentales? ƑPor qué respaldar la iniciativa checa, país inventado por la globalización para hacer el trabajo sucio de los sectores conservadores estadunidenses?

Al pasar de la confrontación este-oeste a la norte-sur, resultado del proceso mundial de integración económica, Estados Unidos creó dos instrumentos de regulación e intervención: la supervisión de los "derechos humanos" y la certificación sobre el papel de los gobiernos en el combate al narcotráfico. Ambos mecanismos han sido utilizados en función de propósitos de dominación y presión a fin de ablandar y legitimar el debilitamiento de las soberanías de los Estados nacionales, particularmente en Asia, Africa y América Latina, donde los intereses de Estados Unidos, Japón y de la Unión Europea se han expandido.

Respecto a los derechos humanos, y con perdón de aquéllos que sincera e inteligentemente han utilizado esa coyuntura para defender casos y situaciones injustas en diversos países, la presencia de un ombudsman y una estructura de comisiones nacionales y locales de derechos humanos es el reconocimiento cínico de que no hay justicia ni legalidad en nuestros países. Las estructuras paralelas de derechos humanos son la negación del estado de derecho y el reconocimiento de facto de la no aplicación de la ley.

Estas políticas fueron fabricadas y diseñadas para acompañar las medidas cruentas de la integración económica y comercial, los efectos de la austeridad económica y de ajuste de los años ochenta y noventa; la reconversión tecnológica que lanzó a millones al desempleo; el auge de la especulación financiera en las economías locales que ensanchó la brecha entre ricos y pobres; las políticas de privatización, destrucción de la producción agropecuaria, la migración y el crecimiento de la extrema pobreza. Los derechos humanos acompañaron, como aspirina para el dolor, la nueva explotación laboral, la destrucción de sindicatos, el debilitamiento de organizaciones sociales y para supervisar la represión a los focos de resistencia en el campo y las ciudades. Gracias a ello ya no se reclama justicia y legalidad, sino clemencia.

ƑCuándo hemos visto en alguna película hollywoodense que un ciudadano recurra al ombudsman por casos de racismo, violación o acoso en Estados Unidos? Ellos todo lo resuelven en la corte, y el cine ha hecho del juez y los jurados el icono, el emblema de la justicia y la imparcialidad en la aplicación de la ley. Los derechos humanos son para el sur, para sus posesiones y países subyugados y oprimidos, que ellos consideran sin validez y por eso ejercen su propia legalidad.

En el caso de Cuba, la ofensiva checo-estadunidense constituye otra vuelta de tuerca sobre la obsesión imperial de querer igualar a Cuba con países de enorme injusticia, producto de las mismas políticas que Estados Unidos ha impuesto. ƑCómo se sostuvo durante décadas Duvalier en Haití, Trujillo en Dominicana, Pinochet en Chile, los militares genocidas en Argentina, Guatemala y El Salvador? Estados Unidos los apoyó. ƑCómo surgió la contra en Nicaragua y los paramilitares en Colombia o Perú? ƑPor qué se olvida que Estados Unidos es el principal consumidor de drogas, centro neurálgico de estímulo al narcotráfico y el primer protector de violadores de derechos humanos en el mundo?

A Cuba le distingue la credibilidad en su sistema de justicia y sigue proyectando, aun en estos tiempos, políticas públicas y una economía que ha impedido la polarización social, a diferencia de los que vivimos bajo la protección colonial de los fariseos de los derechos humanos.

México tiene hoy la responsabilidad de defender la tradición respetuosa de su política exterior y por eso mismo no sólo debe abstenerse, sino votar en contra de la propuesta de resolución checo-estadunidense en Ginebra. Con ello nos defendemos a nosotros mismos, pues México vive sujeto a la certificación estadunidense y su moral de palo.

Ojalá el caso de Cuba nos dé oportunidad de revisar en todo aquello que se ha impuesto a México y en lo que necesitamos recuperar para nosotros, como es la credibilidad en la legalidad y en nuestras propias instituciones de justicia. Habrá que reflexionar también en nuestras tarea en defensa de los derechos humanos por vocación propia y para deslindar la imposición y el chantaje.

[email protected]