Ť El público colmó el palenque de la Feria de Texcoco, durante casi tres horas de recital
Chente Fernández, "nalgueado" en Texcoco; chiflidos para Vicente Jr.
Ť "Hay que darle valor al mayor de los potrillos", pidió un asistente; "¡sáquenlo!", clamaron otros
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Texcoco, Edomex, 15 de abril. Vicente Fernández refrendó el pasado sábado ante el público que colmó el palenque de la Feria de Texcoco, que sigue siendo el número uno de la canción ranchera.
Casi tres horas de canciones dolorosas, algunas interpretadas con sentido del humor por el de Huentitán, quien bailaba como ejecutando la Danza de los viejitos, pero con un ritmazo que provocó gritos de sus admiradoras; varias de ellas lograron brincar al centro para besarlo y lamerle los cachetes. Una incluso le dio una nalgada, cosa que fue celebrada por las mujeres, muchas animadas ya por unos alcoholes en la sangre.
Fue el segundo concierto consecutivo en este foro. "Y volver, volver, volver... a Texcoco otra vez", había prometido el año pasado, y ahora cantó lo mismo.
Noche de sopresas
Esta feria no es tal sin Chente. Pocos como él para ambientar el sitio. Ya, cientos esperan su concierto en Aguascalientes, donde ha establecido récord de entrada.
La noche no pararía en sorpresas. Al acabar su segunda rola, Hermoso cariño, pidió benevolencia con su hijo Vicente Fernández Jr., quien fue recibido por un fuerte aplauso. Notoriamente nervioso, Chentito no atinaba a cuadrar su voz, desafinaba. Trató de justificar: "Hay quien dice que no canto como mi padre y que tampoco tengo la galanura de Alejandro, pero tengo el mismo corazón y las mismas ganas de ganarme su aplauso", dijo y comenzó con el cover de Déjenme llorar, aquélla de Los Freddy's. Se necesita valor para ver cara a cara a ese público exigente que ya se había gastado algo de dinero en la camominas y en las planillas completas del bingo.
"De a 500 para 25 mil (pesos), gritaba el maestro de ceremonias", y hacía mover a los corredores con dinero de las apuestas. El rancho Las Palomas venció al de Tepotzotlán. Fue un desplumadero.
"Hay que darle valor al mayor de los potrillos", dijo en la fila un ranchero tolerante, pero en otros punto del auditorio se escucharon gritos de "¡sáquenlo!", varios agitaron las manos y otros chiflaron. Cantó. Se pelearon nuestras mentes. Si ahí lo hubiera dejado, todo le habría salido más barato.
Pero se echó la tercera y eso el respetable, que pagó 450 pesos en silla y 350 en gradas, ya no lo soportó.
Se fue. Su papá lo hizo regresar para echarse un mano a mano. La rolita salvadora.
Se va el junior, se queda el Jilguero de Huentitán. Una tras otra, y las botellas de coñac eran alzadas para invitar un sorbo al intérprete de Mujeres divinas. Una modalidad: la rola sentimental movía a la gente a pedirle a Chente que cantara para alguien distante de ahí, vía teléfono celular. Vicente hizo esto unas diez veces. "¡Este güey es a toda madre!". Decenas de sombreros volaron hacia el centro; otras tantas rosas rojas, una pañoleta y una estola de zorro blanco, que una dama madura puso con delicadeza sobre los hombros de su ídolo.
La piel blanca del animal se unía al de las patillas de Chente. Es el invierno en las sienes. Una morena se anima a saltar por segunda ocasión al centro; ahí va, con decisión; la tratan de detener; logra zafarse; ya ante el cantante lo besa y algo le dice al oído. Son los secretos que Chente guarda.
"¿Cómo que unas sí y otras no?"
Desde arriba, otra señora hace el intento de llegar hasta la pista. No la dejan. Trata de seducir al policía para lograr su propósito. No le hacen caso y alega que es injusto, que cómo unas sí y otras no. Un tipo de sombrero se encela y regaña a su compañera.
La toma de la barbilla, como para ahuyentar la atención.
Son las tres de la mañana y nadie deja ir a Vicente.
Comienzan los primeros brotes de violencia. Los de seguridad quieren llevarse a alguien que se ha puesto necio. "¡Hey, cabrones! ¿A qué vinimos? Aquí a cantar y a divertirnos. No somos gallos de pelea. Si quieren pelear, sálganse; eso hasta se los vamos a aplaudir".
Muere el concierto y Chente ha dejado buen sabor de boca entre sus admiradoras.
Salen los miles de asistentes para seguir libando en esta cantina mexiquense.
Sigue la Feria de Texcoco. Hoy, lunes, en el palenque se presentarán para hacer el quite Los Enanitos Verdes, luego de que Kabah canceló su presentación, que "porque Ocesa no se los permitió", comentó Laura Cortés, quien lleva las relaciones público del lugar.
¿Marciano en el palenque? Todo es posible en una feria.