SABADO Ť 14 Ť ABRIL Ť 2001

En el vía crucis del indocumentado, mayoría mexicana

La pasión desde Broadway

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Nueva York, 13 de abril. Jesucristo caminaba por Broadway, pasando por las oficinas de la migra, por la alcaldía, entrando al "cañón de los héroes" (ese tramo entre los edificios históricos del sector financiero), dando la vuelta por Wall Street y bajó hacia Battery Park para ver desde lejos la Estatua de la Intolerancia (como la bautizó Lou Reed) y la Isla Ellis, punto de entrada de las olas migratorias desde principios del siglo XX.

Acompañado por cientos de inmigrantes, en su mayoría mexicanos, Jesucristo y unos 200 de sus seguidores revivieron las estaciones de la cruz, y en cada una se ofrecieron testimonios del "vía crucis que viven los inmigrantes en Estados Unidos". Azotado a cada paso por dos soldados romanos, que gritaban "camina, mojado, camina, indocumentado", Jesucristo convirtió Broadway en una vía dolorosa del sufrimiento del indocumentado. world_markets

El "vía crucis de los inmigrantes" se ha vuelto un evento anual organizado por la Asociación Tepeyac de Nueva York, donde los mexicanos que han llegado aquí, junto con otros, salen de su obligada clandestinidad cotidiana y recorren la avenida más famosa de esta ciudad, dando la cara a las autoridades federales y locales, demandando una amnistía general para vivir con justicia, paz y dignidad. Una pancarta dice: "La cruz de no tener papeles es la más pesada".

Este Viernes Santo, bajo un sol primaveral, los indocumentados rechazaron ser invisibles al salir a una de las principales avenidas y caminar por el corazón financiero de la isla de Manhattan.

Frente a las oficinas del Servicio de Inmigración y Naturalización se inicia el acto y estalla el grito de "šamnistía, amnistía!" junto con "šarriba, abajo, la migra al carajo!" y "šaquí estamos, y no nos vamos, y si nos echan, regresamos!". Banderas mexicanas, la imagen de la Virgen de Guadalupe y cruces de cartón y madera avanzan por Broadway frente a edificios de los grandes bancos y empresas financieras del país.

Los policías de Nueva York escoltan a Jesucristo y sus seguidores, mientras turistas toman fotos y en varios idiomas intentan interpretar la peculiar imagen de la pasión.

Cada unas cuantas cuadras se detiene la procesión en una de las doce "estaciones de la cruz". Ahí se da lectura a un testimonio real del sufrimiento de los indocumentados, de una madre y sus hijos, de un mixteco, de un joven asesinado, de las humillaciones, de la falta de servicios y de apoyo social, de la explotación laboral...

Así, desde las esquinas invisibles de esta ciudad aparecen caras, madres, hijos, trabajadores, lágrimas, ira... historias de seres humanos que ahora nutren la historia de esta ciudad, junto con la de tantos inmigrantes más que la construyeron y le dan vida todos los días.

"šCamina, maldito mojado, maldito indocumentado!", gritan los soldados romanos azotando a Jesucristo, que carga su cruz por Broadway. En las escalinatas del antiguo edificio de Aduanas de este puerto, ahora el Museo Nacional del Indio Americano, crucifican al Nazareno.

Aquí, en la punta de la isla, desde donde se ve la Estatua, esa que dicen que es de la Libertad, se demanda la dignidad de los indocumentados mexicanos. Ese grito se une al eco de la misma demanda que aún suena desde hace siglos en este sitio (si uno escucha bien) pero en italiano, en yiddish, en alemán, en chino y tantos más.

Pero el de hoy agrega algo, cuando el vía crucis termina: "šZapata vive, vive!".